Capítulo Ocho
JORDAN
-¡¿Cómo fue que no nos dimos cuenta?!- exclamo, caminando con nerviosismo por toda la habitación.
-Las cámaras no detectaron a Diablo hasta que se lo llevo.
-¿Así, sin más? ¿Cómo fue que logro entrar en este lugar? ¿Y cómo fue que logró llevarse a Fredy? Pesa más de ochenta kilos.
-Las cámaras de seguridad dicen que él se fue caminando.
-¿Con Diablo? ¿Sin él amenazarlo con un arma?
-Eso es lo que se ve.
-No puedo creerlo, ¡muéstrenme el video!
-El capitán no quiere que te mostremos nada, Jordan. Te quiere fuera.-¡Y una mierda! Esta es mi operación, no me sacaron al principio y tampoco lo harán al final.
-Pues tendrás que esperar que el capitán te llame para comentárselo, se fue a Nueva York esta mañana.
-Pues no se molestara si no se entera, ¿cierto?
FREDY
-No comprendo cual era la necesidad por atarme- ruedo los ojos, levantando las manos.
-¡No puedo permitir que escapes! Ahora sé un buen cautivo y suplica por tu vida- dice, haciéndome rodar los ojos.
-No. Eso es demasiado patético para mi gusto. Y yo tengo un muy buen gusto- digo, observando la parte trasera de su camioneta.
-Claro, en todo menos con los hombres. El primer novio formal que tienes paso la mitad de su relación mintiéndote, ¡Qué buen partido!
-Oh, claro. El burro hablando de orejas. No puedes juzgar a Jordan cuando te conozco hace cuatro años recién ahora descubro que estás enamorado de mí. ¡Y para completar me secuestras! ¿Por qué no solo me pediste una cita? Que complicada son las relaciones. Qué horror.
-¿Y es que si yo te lo pedía ibas a aceptarme? ¡Si hasta hace poco no sabías ni mi nombre!
-¡Porque no te tomaste la molestia de dármelo! Oh, y no creas que no me he dado cuenta de lo que has estado haciendo, no vas a distraerme para evitar que sepa a donde nos dirigimos. Vivo aquí desde que tengo memoria, no puedes llevarme a un lugar de Miami que yo no conozca. Cuando detengas esta locura llamaré a Michael para que venga por mí. Más te vale no haber roto mi teléfono para ese entonces, es nuevo y aun no termino de pagarlo.
-¡Oh, claro! y ese es otro.
-¿Así que también es culpa de Michael?
-¡Los hermanos Brenner son unos idiotas! El mayor aun teniendo novia te declara su amor a los cuatro vientos.
-No seas ridículo, es mi mejor amigo. Por supuesto que me ama. Sería triste que no lo hiciera.
-¡No! Sería algo completamente normal. Los hombres gay no deben tener mejores amigos hombres, ¡así evitan enamorarse de ellos! ¿Es que acaso no conoces las normas del homosexual?
-Dudo mucho que existan esas normas.
-¡No me interesa! Todos tienen la culpa de que yo no haya sido feliz contigo.
-¡¿Cómo dices?! El único culpable eres tú, nadie más que tu cobardía te causo esto. Lo cual es irónico, considerando que eres el líder de un cartel de drogas, ¡pero da igual! ¿Cómo se siente ser tan poco hombre, Matt? Si es que así te llamas, claro.
-Así me llamo, pues porque a diferencia de tu noviecito, no miento.
-¿En serio? ¿Me harás tener esta discusión contigo? ¿Justo ahora?
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DETECTIVE
Ficção AdolescenteSolo sabes distinguir el bien del mal cuando le has dado una probada a los dos lados. Saga Bravo- III. Prohibida cualquier copia o adaptación.