Capítulo Cuatro
FREDY
Yo realmente amo a mi sobrino, siempre quise tener tres hijos, dos niñas y un niño. Amo a los niños, tanto que podría pasar toda una vida jugando con ellos, rogando porque cada segundo a su lado fuera efímero y nunca tuvieran que crecer.
Bueno. Al menos eso pensaba hasta hace media hora. Cuando Michael se decidió por armar un escándalo sin precedentes y ponerse a llorar al llegar a casa. Su llanto es tan estridente y potente que creo que puede romper superficies de cristal. Amo a mi sobrino, ¡en serio! Pero lo amo calladito y jugando con sus juguetes. Y por ninguna circunstancia de la vida me atrevería a quedarme a solas con un niño que llora y no sé porque.
Como ahora.
-¡Vamos, Mike! Cuéntale al Capitán América que tienes- pido, intentando que me diga al menos una palabra. Obteniendo como respuesta un chillido ensordecedor.
-Calma, ¿probaste dándole de comer? A veces se pone caprichoso y quiere tomarse el jugo del biberón- explica mi hermana, que desde hace media hora habla conmigo, planteándome diferentes soluciones al dilema de su pequeño hijo.
¿Qué dónde está? Simple, atrapada en un atasco a veinte minutos de aquí. ¿Qué por qué salió? De nuevo es simple, la llamaron de emergencia en su trabajo y debía correr. Como buen hermano me ofrecí a cuidar de mi tierno sobrino y todo iba bien. Hasta que como un loco empezó a llorar.
-¡¿Y no se te ocurrió decirme eso hace veinte minutos?! ¡Pudiste ahorrarme varios chillidos!
Camino hasta la cocina, con Michael en brazos y el teléfono entre mi hombro y mi oído, de la nevera saco el jugo de fresa y lo vierto en el biberón. Dejo a Michael en su silla de bebés y coloco la mamila del biberón entre sus labios.
¡PAZ!
-¿Lo ves? No fue tan difícil.
-Sí, Grace. No fue nada difícil. Pero pudiste decírmelo antes, ¿no lo crees?
-Pude, pero no hubiera sido tan divertido.
-¿Te diviertes a costa del sufrimiento de tu hijo? ¡Vaya, Grace! Cuando sea padre quiero ser como tú- ironizo, acariciando el cabello de Mike, quien bebe concentrado de su botella.
-¡No me hagas sentir como una mala madre! Además, seamos honestos, el único que estaba sufriendo de gravedad en esa habitación eras tú. Mi hijo solo es caprichoso.
-Sí, bueno, agradece que mañana mi turno sea de tarde.
-¿Pudiste resolver las cosas con Michael?
-Pude. Me besó.
-¡¿Qué?!- exclama, haciéndome separar el teléfono de la oreja.
Ellos estaban saliendo, ¿Cierto?
Ups. Mi error.
-Sí, ¿no es un lindo? Lo hizo frente a todos para probarles que no le importa lo que piensen de nosotros.
-Aww. Eso es tierno.
Mejor no menciono cuando me beso fuera del McDonald's. Eso mejor me lo guardo para mí.
-Y puedes estar tranquila. Solo dijo que me amaba cinco veces. ¡No llego a las diez hoy! De hecho estoy algo sorprendido. A cada rato me está halagando. Mi ego tiene mucho que agradecerle a ese hombre.
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DETECTIVE
Teen FictionSolo sabes distinguir el bien del mal cuando le has dado una probada a los dos lados. Saga Bravo- III. Prohibida cualquier copia o adaptación.