Capítulo 3

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Karma llegaba de otro día agotador —para él— de escuela. Se lanzó, como era costumbre, con cansancio sobre su cama y ya que la pereza estaba presente en él ni se tomó el tiempo de quitarse el uniforme escolar. Tenía otra cosa en mente y pensaba que sería una completa pérdida de tiempo sacarse el uniforme.

Estuvo mirando al techo por unos segundos, y aunque su mirada estuviera perdida en esa zona, su mente estaba volando. Pensaba en aquella chica que veía frecuentemente por internet ¡Hasta comenzó a fantasear! El cómo sería conocerla, besarla, tener citas con ella... e incluso sexo. Sí, todos los bailes que había visto empezaron a reproducirse en su mente, con él presenciándola bailar así justo frente a sus ojos y luego estaba el sexo.

No había pasado mucho tiempo y ya se había excitado. Demasiado rápido. Levantó un poco su rostro y vio aquel bulto sobresaltar bajo sus pantalones. Lo tocó pensando aún en esa chica, pero creyó que solo pensamientos no eran suficiente.

Primero se cambió de ropa —tan rápido como pudo— para no ser reconocido como estudiante de su respectiva escuela. Sí, a pesar de llevar tanto tiempo viendo a aquella chica, seguía valorando tanto su privacidad hasta el momento.

Se sentó sobre la cama y entró desesperadamente a su historial —no sin antes solo enfocar su cuello y pecho, como siempre solía hacer— . Ya allí, se sintió inmensamente feliz porque apareciera la chica de cabellos rosas al otro lado de la pantalla. Se masturbó con varios bailes de su parte. Ya fueran normales o simplemente usando uno que otro juguete sexual.

Karma creyó que sería una locura, pero no estaba pensando mucho en ese momento pese a la excitación. Además, solo era una parte de su cuerpo, ¿qué más daba? Bajó la pantalla de su laptop para que enfocara ahora su miembro. Su duro, mojado y palpitante miembro. No había tanto qué detallar de su estado, era típico por la excitación.

—Así me pones con toda tu belleza y seducción —habló con voz ronca, continuando con el vaivén en su pene con ayuda de su mano.

Nunca había hablado en ninguna de las sesiones que tuvo en aquella página. Solo suspirado, gemido o jadeado, pero jamás hablado.

—Ahora déjame ver tu rostro —pidió la supuesta chica con emoción. Claro, le intrigaba ver el rostro de la persona a quien siempre le bailaba, porque le parecía muy diferente a quienes les había bailado anteriores veces.

El pelirrojo lo pensó por unos segundos. Pero si quería conocerla, tenerla de novia y hacerle todas esas cosas con las que había fantaseado; obviamente debía ver su rostro en algún momento y ya llevaban la suficiente confianza —según ambos— para empezar a conocerse.

Karma subió la pantalla poco a poco —a propósito— para dar más intriga. Cuando la cámara finalmente enfocaba todo su rostro, arqueó una ceja por la expresión de sorpresa que hacía la persona que lo seducía. ¿Por qué lo miraba así? ¿Acaso no era tan atractivo? Pensó.

—¿Karma? —salió de los labios de Nagisa sin pensarlo mucho. No había forzado su común tono agudo para no ser reconocido como un chico.

Pero obviamente Karma reconoció ese tono de voz y en lugar de haber visto a la chica que siempre lo seducía, vio a Nagisa, y encajaba perfectamente. Y ambos compartían la misma expresión de sorpresa, al igual que incomodidad.

Todas las fantasías de Karma se fueron a la basura. Sus ilusiones desaparecieron y ahora estaba sorprendido, al igual que Nagisa.

—¿Nagisa, eres tú? —preguntó. Sus manos temblaban de los nervios y vergüenza. ¡Le había mostrado su pene!

—No, no, ¿quién es Nagisa? —fingió, pero era muy evidente por su tono de voz tembloroso. Y no sabía cómo actuar, porque en todo el tiempo que llevaba seduciendo, nunca había visto a alguien conocido o más bien de tanta confianza.

—Nagisa, no soy tonto. Sé que eres tú, pero ¿por qué...?

—Tengo que irme. Adiós —excusó y desconectó su cámara, ya que su conexión con Karma se cortó.

Y así se había quedado Karma. Con completa confusión y una erección por atender, pero toda la calentura se fue y no tenía ganas de seguir pensando en temas sexuales, ni en... Nagisa.

¿Cómo vería a Nagisa después de todo eso? Tan solo pensarlo lo ponía incómodo, muy muy incómodo. Lo único que hizo fue acomodar su ropa, pero no podía dejar de pensar en eso.

E incluso había invitado a Nagisa para que viniera el día siguiente a estudiar algunas cosas. Solo que tenía dudas si vendría o no. También quería aclarar con él aquel gran pensamiento que se apoderaba de su mente con cada segundo que pasaba.

Sin dudar, tomó su celular y lo llamó. Una, dos, tres. Treinta, treinta y uno, treinta y dos veces. No contestaba. Le escribió. No le llegaban sus mensajes.

¿Fue un idiota por haber arruinado su amistad poniendo la necesidad antes? Pero optó por culpar a Nagisa, por querer hacer ese tipo de cosas con el riesgo de poder verse. Fuera de quien fuera la culpa, no podía dejar de pensar en eso y ni quería tener a Nagisa cerca o morirá de vergüenza. Tal vez si no le hubiera mostrado su pene, no lo hubiera deseado o no hubiera mostrado su rostro, nada de esto estaría pasando.

Bueno, para lo realmente chido aún falta un poco ¿? :u

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Bueno, para lo realmente chido aún falta un poco ¿? :u

La dvd pensaba dejar esto con más intriga, pero para eso habría tenido que poner relleno y nel.

Y eso, espero que les haya gustado. Porque la verdad a mí me gustó escribirlo, aunque no haya quedado tan bien. Así que nos leemos hasta el siguiente capítulo, bays

Lovex [KarmaGisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora