Capítulo 8

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Había mantenido una amplia sonrisa desde el momento en que despertó. Por esa razón, se había ganado varias miradas por parte de sus compañeros. Era un persona optimista y alegre, ¡pero qué extraño era verlo con una sonrisa todo el tiempo!

¿Cómo no estarlo? sabiendo que ya había tenido sexo con Karma y se había sentido jodidamente bien. Pensar que podrían sentirse así de bien tantas veces como se les diera la gana. Tener sexo lo ponía demasiado feliz.

—¿Y esa sonrisa, Nagisa? —preguntó el dueño de sus pensamientos acercándose a él—. Espero que tenga que ver conmigo.

—Claro que no —mintió. No quería satisfacerlo con sus respuestas. Después de haber sido tan sumiso y pasivo con él al menos quería guardar algo de dignidad... además de que sería divertido.

—¿Ya lo estás haciendo con otro?
—No, no, eres el único —vaciló unos segundos sin saber exactamente qué podría decir—. Es otra cosa.

—¿Qué cosa?

—No pienso decírtelo —apartó la mirada—. Será mejor que te vayas, Kayano viene hacia aquí y he notado que sospecha de nosotros últimamente.

—Bien, pero me debes una mamada.

Antes de irse, recibió un golpe en su hombro por parte de Nagisa. Qué poco discreto y orgulloso era. Tenía los nervios de punta al ver que la peli-verde era la que estaba en ese momento sentada frente a él. Esperaba que no hubiera oído lo último que el pelirrojo había dicho.

—Nagisa, ¿por qué nunca me dijiste nada?

—¿De qué hablas?

—Karma y tú...

—¿Qué pasa con nosotros? —fingía total desconocimiento respecto al tema, ¿pero qué inocencia podría tener Nagisa? Tenía la habilidad de verle el segundo sentido a todo, o hasta más de dos.

—Ustedes salen o algo así. Los vi besándose el otro día, también muy empalagosos algunas veces —fingía también. Sí sabía lo que sucedía desde el principio, pero quería creer que Nagisa le diría las cosas como eran—. ¿Acaso ya no confías en mí? Habría sido muy lindo haberte ayudado con Karma.

—Es que no es eso...

—Dime la verdad. Prometo no decírselo a nadie. ¿No te he guardado varios secretos ya?

Debía admitir que su mejor amiga tenía razón. Ni siquiera pasó por su mente decirle sobre todas las cosas que estaba haciendo —sin detalles, por supuesto—. Qué tonto.

—No estoy saliendo con Karma —aclaró en primer lugar.

—Te ves con él para hacer todas las cosas que tanto habías deseado —decidió decir finalmente. Contuvo una risa al ver el sorprendido rostro del peli-celeste, y también asustado.

Nagisa rogaba internamente porque no los hubiera visto haciendo una de las tantas suciedades entre ambos.

—Kayano... t-tú, ¿cómo?

—Soy una bruja. Es todo —no pudo resistir más a reír—. Es broma —inhaló aire para dejar sus carcajadas de lado—. Lo sé desde el principio. Vi a Karma viendo imágenes tuyas vestido de mujer en su celular, también cuando se besaron en en el aula, ¡incluso lo oí pedirte que lo ayudaras con una erección cuando estabas conmigo!

—Mierda. Todo esto ha sido culpa de Karma, sino hubiera sido tan exponente...

—...Yo no me habría enterado y tú me lo seguirías ocultando. ¿En serio pensaste en eso?, ¿qué hice mal?

—Nada, lo siento. Te confío este secreto, pero no le vayas a decir a nadie. Aunque seguramente no lo harás porque nunca has dicho los anteriores.

—Siempre tienes mi palabra, Nagisa.

•••

Estaban en el recreo y tan solo cuando la campana sonó, Karma ya tenía a Nagisa jalándolo del brazo guiándolo hacia alguna parte. El más bajo sabía que debía acostumbrarse a eso, había empezado a vivirlo durante sus últimos días escolares, ¿por qué extrañarse?

—¿Tienes otra erección, Karma?

—No.

Al estar lo suficientemente alejados de los demás —en el bosque, más exactamente—, estampó a Nagisa contra uno de los árboles sin cuidado alguno. Sí, su espalda fue la que recibió el impacto por el golpe.

Qué poco romántico.

—¿Qué te pasa? —iba a separarse del árbol para sobarse, pero el pelirrojo ya lo tenía acorralado entre sus brazos—. Déjame ir. No quiero hacer nada pervertido en este momento —tenía su ceño levemente fruncido. Empujaba débilmente el cuerpo de Karma. No funcionaba.

—No haré nada que no te guste.

Fue acercando su rostro lentamente al del más bajo. Eso lo tranquilizó un poco, y fue mucho más cuando sus labios ya se rozaban. Se movían con rapidez y como si no se hubieran sentido durante bastante tiempo.
No pasó mucho tiempo para que ya fuera un beso francés. Ambos músculos intentaban dominarse, teniendo la oportunidad de explorar la cavidad bucal de cada uno. Eso hasta que la campana tuvo que dar por terminado su momento de diversión. Cuando se separaron, un hilo de saliva unía sus labios.

—Te dije que lo disfrutarías.

Con solo un beso ya lo había hecho caer, quería poner su dignidad antes que nada pero estaba demasiado sensible a pesar de que tuvieran ese tipo de besos muy seguido.

—Podemos saltarnos las clases si quieres para seguir con lo que dejamos...

—No, no, no más por hoy.

A pesar de estar tan sensible, también estaba consciente de lo que pasaría. Supuso que se lo reservaría para después.

Lovex [KarmaGisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora