•|Capítulo 3|•

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Todavía estaba un poco enojado por lo que había dicho anteriormente el pelirrojo de ojos verdes, sí no fuera por mí autocontrol al igual, que me mantenía inexpresivo, ya estuviera hecho mierda por mis golpes.

—“Kuso. Ahora tengo que soportar todo el año a Ayato y a los dos restantes.”— Miré de reojo al peli-lila como hablaba divertido con su “amigo” al enterarse de que lo están viendo me miró entre enojado y con el ceño extremadamente fruncido. No lo culpo, si el me estuviera viendo ahora, le mandaría una mirada que mata, literalmente.

[Lectores: Hajime-kun, ¿cómo es qué sabés el nombre de Ayato? ¿Ó en que momento te lo dijo?]

No me lo dijo o siquiera le pregunté, porque, hace minutos atrás me sermoneaba de no sé que cosa traía por no llamarlo “Ore-sama” como él quería, hasta que mágicamente la chiquilla rubia apareció y dijo su nombre, quien era Ayato Sakamaki. Por el apellido; lo dijo también sin rodeos. Al parecer son novios o la chica tiene un poder mental para calmar al “Oreo-baka”. Mierda, tan sólo decir eso, me dio hambre.

Las horas pasaban volando y aún el maldito timbre no sonaba para nada, ¿acaso estará descompuesto o qué? No puedo creerlo, tan sólo llevo horas en está academia y ya me quiero ir a mí casa.

—“¿Hay tiempo para arrepentirse?.”— ¡Y como parte de magia! ¡Sonó la MALDITA CAMAPANA DE BELÉN!

[-------]

Me encontraba leyendo tranquilamente en la cafetería de la escuela, habían muchos hombres que chicas para estar en está preparatoria, por lo menos no llamo la aten--.

—Vaya, vaya, vaya. ¿Pero qué tenemos aquí?—. Su mano chocó con la mesa haciendo un estruendoso ruido, que llamó casi la mayoría de la gente. —No te había visto por aquí, ¿acaso eres nuevo?—. No le respondí, sí va a hacerme Bullying o lo que sea, no seré gentil con él. Me parecé un cliché todo esto, o tal vez sea lo típico de un chico nuevo como yo.

—Sí, te pido de favor que te retires ¿sí?, trato de leer esté libro...— Y el muy malcriado me lo arrebató de las manos, mirándola raro como si fuera una cosa extraña e inexistente. —Devuelvemelo, Onegai.

—¡Jah! ¡No te haré caso! ¡Es más!—. Alza su mano y lo tira con todas sus fuerzas al piso, su grupo solamente reían y se hechaban a reír, yo permanecí con la cara puesta al suelo, no me enojé ni nada por el estilo, sólo permanecía neutro como siempre, mirando como el chico pelinaranja lo pegaba y restregaba con todas su fuerzas al suelo, quería... quería...

—¡Aww! ¡El niño nerd quiere llorar~! ¡Pues llora marica!—. Apreté los puños con fuerza, sintiendo como me helia la sangre por estar provocándome, envés de salir de allí.

—¡Quiere llorar!, ¡Quiere llorar!—. Maldita sea, de-debo. contenerme...

—¡De seguro tus padres te odiarán por ser tan...!—. Fue interrumpido, ¿por quién? no hace falta decirlo.

Mi puño se topó con su rostro, sacándole sangre por su nariz y mejilla hasta que se pusiera morada y roja a la vez, me molestaba de cierta forma de que no se callará en su maldita vida, sí es que sigue vivo después de mi golpe.

Con tranquilidad y aburrimiento puse mí pie a su horrenda cara de inútil mirándolo serio y con desdén, fije mi vista en sus amigos, al tener contacto con mis fríos ojos apagados temblaron de miedo, hasta que uno de ellos tuvo el valor de enfrentarme por haberle hecho daño a su “amigo”, si se le puede llamar así. En un santiamén fue derrotado y tirado al piso con un chichón en la cabeza, el último del trío me miró y se fue acobardando de apoco. Suspiré cansado de tanto drama y atención que había causado, sentí unas cuantas miradas, pero no eran parte de los demás...

Miré con desdén al pelinaranja, quién éste se resistía por la pisada que le daba, aunque no me importaba si le dolía o no.

—¿Acaso no dije qué no me molestaran? Ustedes son unos retrasados mentales.— Lo dejé de pisar, seguido de levantar mi libro de Romance sacudiendo todo rastro de polvo y pisadas que había proporcionado el “bravucón.” —Si vuelves a molestarme o siquiera hecharme la culpa, está bien. No me importará de todas maneras.— Le dije secamente, sorprendiéndolo, se levantó un poco aún mirándome con sorpresa. —Pero... si llegas a tales extremos y te sobrepasas conmigo. Estarás en serios problemas.— Y dicho y hecho. Me fui con las manos en los bolsillos de mi pantalón en dirección al salón, ya no quería tener más problemas y menos llamar la atención.

•|Narradora|•


Pero para su mala suerte, llamó casi la atención a la familia Sakamaki, quienes miraban con interés al pelinegro, aunque ninguno lo demostrase.

Inexpresivo. (Diabolik Lovers)(Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora