•|Capítulo 19|•

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A la noche siguiente, llegué a la institución con poca motivación que de costumbre, ahora podría recalcar que estoy en una Academia donde todos te quieren chupar la sangre. No me quiero imaginar lo peor.

—“Necesito unas vacaciones.”— Apenas llevo un mes en la Academia y ya me quiero cambiar en otra que si valga la pena.

Hasta estoy considerando la idea de no asistir a clases y reprobar el semestre. Pero estaría mejor hablarlo directamente.

Estaba tan sumido en mis pensamientos que no me fijé por donde iba chocando con una espalda, para mi mala suerte era aquél pelinaranja que me había topado en mi primer día.

—¡Oe! ¡Mira por donde caminas, pedazo de...!—. Calló su oración al verme, fruncí un poco el ceño cruzándome de brazos.

—Hola.— Saludé como si nada, sin dejar de mirarlo fijamente. —¿Y tu grupito de amigos?

—Tch. Cállate.— No dijo nada más, y se adentró a la institución.

Su silueta se perdió entre los demás estudiantes que también entraban a ésta escuela ratera, me sorprende que ellos no quieran cambiar de escuela o simplemente cerrar la escuela por robo de... Agh, tranquilo Tatsumi, ya estás exagerando.

Me sobé la sien para tranquilizarme sin cambiar mi expresión neutral. En el receso iré a hablar con el Director Atsushi.

(...)

Bostecé sonoramente, parándome de mi asiento, ya estamos en la hora de receso.

—¡Oe, Heimin-Baka!

No mames. El Oreo-Baka no me deja de joder, y lo peor es que Laito y Kanato también me joden la vida. ¿Qué sigue? ¿Todos los Sakamakis?

—¿Qué...?

No pude terminar mi oración, cuando siento un ligero roce de labios cuando giraba mi cabeza hacia la izquierda. Me sorprendió que hasta no pude asimilarlo, pero al ver que era Laito me lo tomé con tranquilidad, mientras él se separó de mi rostro con una sonrisa traviesa.

Ignoré lo que pasó recién y lo saludé. —Hola, Laito-san.

Él pareció darle un tick, pero vi que lo disimuló, bastante bien diría yo.

—Buenas, Tami-kun~.— Me abraza por encima de lo hombros, acción de él que me hace cortar la distancia entre nosotros dos.

—¡Maldito, pervertido, te mataré!

—“¿Ahora Ayato-san intenta copiar a Bakugō?”— Eso definitivamente se mamó.

—No te preocupes, Ayato.— El peli-lila de ojos penetrantes miró en nuestra dirección, sonriendo de medio lado. —No dejaré que mi hermano mayor toque lo que es mío. ¿Verdad, Teddy~?

Eso último le susurra a su osito de felpa, para después que él soltase risas tenues. A-la-ver-ga.

Desprevenidamente siento unos labios posarse en mi mejilla, mi vista se cruzó con la del pelimarrón del sombrero, quien se hallaba sonrojado sin quitar su sonrisa lasciva.

—Are~Are. No hace falta ser egoístas, Kanato y Ayato-kun, nfu~. Hay suficiente Tami para todos.— Luego sonrió terminando de decir aquello como si nada.

Ya está, me están usando como justamente predije que pasaría. Un momento, ahora que recuerdo...

—“¿Y Yui-san?”— Veo que el salón está vacío, pero no hay nadie. ¿Dónde estará?

Sin dificultad me levanté de mi sitio zafándome del agarre de Laito, sorprendiéndolo.

—Oye, ¿qué sucede?

Inexpresivo. (Diabolik Lovers)(Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora