•|Capítulo 11|•

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La alarma de mi teléfono sonó desprevenidamente que casi lo golpeo por inercia. Que bueno que me detuve, sino no tendré dinero para comprarme otro teléfono a mitad de precio, ese es el único que tengo en los
últimos tres años.

—“5:30 p. m.— Suspiré en silencio, sentándome por fin en la orilla de la cama despacio. —Espero que los vecinos no hayan hecho un desastre, si no lo es, voy a tomar medidas.

Otra cosa que no me gusta es... que no me gustan los resultados después de una noche fiestera, la gente puede salir bipolar con esas salidas. Por ejemplo: que un chico sea amante de las fiestas, después de tener una noche inigualable y buena para recordar, al día siguiente, despierta en un lugar desconocido.. suponiendo que está en la habitación de una chica pero que ésta estuviera desnuda. De repente, su cabeza comienza a doler, vomita en el retrete, se va de la casa ya cambiado pero en su rostro define una cosa; enojo y frustración. Al día siguiente, la persona cambia inesperadamente.

¿Por qué digo todo eso? Experiencia señores.
En algún momento todos vamos a cambiar de parecer, tanto física como mentalmente.

Dejando todo eso de lado y mientras narraba todo aquello. Terminé de ponerme los zapatos y amarré mi cabello desordenado en una pequeña coletilla alta, me paré de la cama para voltear y mirar la luz del atardecer que estaba tiñendo las cortinas negras en marrón bajo. Suspiré sin remedio.

Estaba a punto de ir al baño a lavarme el rostro, cuando de repente oí una voz severa. Detuve mi andar hacia mi destino: el baño. (😑)

—¿Siempre despiertas a esta hora?—. Me pregunta indiferente, mirándolo con desdén sabiendo que era Shū.

—No. Tengo una razón por la que me levanté a esta hora tan tarde.

—¿Vas hacia el baño?—. Vuelve a preguntar con ese tono desinteresado, que a mí se me hace una pérdida de tiempo que él me esté hablando. —Te recuerdo que alguien destruyó la entrada del sanitario.

—Ese “alguien” dijo y prometerá pagarlo, aunque no tenga dinero él lo pagará sin dudar.— Claramente se refería a mi indirectamente. Pero sé que algún día les deberé dinero para pagar un montonal en un fucking baño. Genial.

Ignoré al chico rubio de síndrome de aburrimiento y me lavé la cara para después secarmela sin prisa.

Sentí como alguien me jalaba de la manga de mi sudadera negra, hasta llevarme y tumbarme en la cama. Parpadee cuatro veces seguidas sin haber articulado palabra, tardaba en procesar lo que estaba pasando.
Unos brazos acorralándome sobre la cama me dejó “confundido”, ¿qué ganaba Shū con esto?

Su rostro mostraba cierta neutralidad como la mía, pero en sus ojos demostraban ese grandioso brillo que yo jamás pude volver a tener, en cambio. Mis ojos están sin vida por dentro.

Shū comenzaba a acercarse a mi rostro, luego lo bajó hasta por mi clavícula, sentiendo como su lengua lo recorría hasta mi cuello. No me inmuté en lo absoluto. Ahora su boca llega hasta mi oreja derecha, susurrándome con una extraña voz.

—Tienes un aroma.. atrayente.— Se oye como su nariz respira con profundidad mi cuello. —Me pide a gritos que lo muerda para poder beber tu sangre.

Me arrepiento internamente de haberme topado con Ayato y así dar la oportunidad de no conocerlos, pero el 'hubiera' ya no existe.
Shū se aproximaba sin ninguna a mi cuello, casi en la clavícula.
Puse mi mano en su rostro parándolo de golpe, el pelirrubio resistía pero yo era más fuerte que él por lo que sus intentos eran en vano.

—“No me dejaré otra vez.”— Achiqué los ojos mirando al vampiro como se paraba de repente, poniendo una pose despreocupada y metiendo sus manos en a los bolsillos de su pantalón.

—Oye.— Me senté al estilo indio sobre la cama, mirándolo con desgano. —No, nada. —Se me baja una gota por detrás de mi cabeza. (💧)

Ambos seguíamos sin despegar nuestras miradas, como queriendo averiguar lo que uno piensa del otro... Un momento.

—Shū-san.— Él hace un mohín sentándose en el suelo cerrando sus ojos, acción quee dio curiosidad. —¿Usted puede leer las mentes?

—Hmm.— Tardó un minuto para contestarme, hasta que dijo con simpleza. —Tal vez.

Por alguna razón sentí un poquito sorprendido, hasta señalarme con curiosidad en mi voz.

—¿Puede saber lo que estoy pensando ahora mismo?

Abrió su ojo izquierdo mirándome sin expresión alguna, hasta cerrarlo nuevamente.

—En nada.— ¿Komo lo shupo? Sugoinee~. Aplaudí halagándolo.

—¡Lees mentes! Increíble.

Nunca me había impresionado sobre esto. La razón por la que lo estoy sintiendo es porque de pequeño tenía ese sueño de tener esa habilidad, pero nací con otra, rayos.

—Que irónico.

—¿Ah?

—Hace unos momentos, te tenía arrinconado en la cama para chuparte la sangre, y ahora estás normal como si no hubiera pasado nada.— ¿Era eso?

—Etto, pues siempre he estado normal. Estabas desesperado y lo entiendo.

—No puedes entender a los vampiros.— ¿Eh? Su vista se ensombreció al momento en que desapareció de mi campo visual.

Aun tenía mi cara de Poker Face mirando a la nada, con esa afirmación de Shū hacia lo que dije en que era entendible que quería un poco de sangre. No es por ofender a Yui-san, pero ella es la novia de sacrificio y es a quien necesitan beber de ella, no necesariamente a cada invitado que traen a la mansión.
Pasé mi mano por mis rebeldes flequillos con suavidad, agarré mi teléfono y agarré mi maletín negro de la escuela Ryōtei, para después salir de aquella habitación.

Caminé en los largos y amplios pasillos, sin saber a donde iba a parar pero yolo. Por suerte me topé con la pelirrubia de ojos rosas: Yui. Miré que aún tenía su pijama rosa, me dio igual y me acerqué hacia ella.

—Buenas tardes, Yui-san.

—Oh, bu-buenas tardes, Tatsumi-kun.

—¿Sabe dónde está la salida de ésta mansión?

—Ahh, sí.— Me iba a llevar a la salida. Estábamos dispuestos a irnos pero un pelinegro con lentes nos irrumpe el paso. Vi como la ojirrosa se pone nerviosa. —Rei-Reiji-kun.

—Señorita Yui, Tatsumi.— Nos mira neutralmente, sin quitar su tono frío. —Es de muy mala educación irse sin haber cenado con nosotros.

—N-No creo que a Tatsumi-kun...— La interrumpí de imprevisto.

—Tiene razón, Yui-san.— La miré con una mini sonrisa de lado. —Aparte, tengo hambre.

Hay que aprovechar la hospitalidad que me está ofreciendo el Sakamaki (Mamá Reiji).

Inexpresivo. (Diabolik Lovers)(Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora