03 Junio.
Dave me abrazaba, era la segunda vez que dormiamos juntos, había esperado por este momento cada día, estar a su lado era enviar directamente al carajo las cargas de toda la semana, me sentía segura, a salvo.
En la tarde me había preguntado el por qué me negaba tanto a darle una oportunidad de ser algo más, no supe que responder, sentía que entraba en pánico cuándo me lo decía, los miedos a ser lastimada de nuevo, mi constante manía de arruinarlo todo, la intensidad con la que sentía que lo quería, era extraño, fuerte y me aterraba.
-Dave... le dije casi en un susurro, si estaba dormido no quería despertarlo.
- ¿Dime amor?
Su voz siempre tan dulce y presta a escucharme, el mejor chico me abrazaba en la madrugada, y yo era la afortunada, no quería dejarlo ir por mis miedos, debía enviarlos a dormir, un largo sueño, lejos de lo que ahora me hacía tan feliz.
- Quiero ser tu novia. Dije sonriendo tímidamente, Dave se sentó de repente, tomó mi rostro con sus dos manos, el color negro de sus ojos me embriagaba, era todo lo que quería, lo que había deseado por tanto tiempo.
-¿En serio Day? ¿Vas a darme una oportunidad? Me haces el hombre más feliz del mundo, joder.
Nos fundimos en un beso largo e intenso, sus manos jugaban a rozar mi cuerpo de manera sutil pero traviesa, yo lo tomaba del cabello y presionaba sus labios contra los míos, besarlo activaba cada terminación nerviosa de mi ser, era tan difícil no ceder, pero en el fondo sabía que no era el momento, que debíamos esperar, no hacer lo que hacen muchos, ser distintos, no ver el sexo como un deseo que se suple cuándo se quiere sino como una conexión íntima, real, donde le muestro a esa persona que realmente lo quiero en mi vida, sin ninguna barrera, lo quiero con y sin ropa, lo quiero para bailar bajo la lluvia y para hacerle el amor al sonido de la misma, para sonreír como dos pequeños traviesos, para aprender con y de él, para devorarnos las mentes y al tiempo consumirnos en nuestros cuerpos.
Reímos el resto de madrugada, jamás dormiamos realmente, sólo hablábamos, y nos besabamos, reíamos y nos hacíamos compañía, cantabamos al ritmo de Cigarettes, me besaba con two feet, y mientras esto sucedía yo tomaba fotografías mentales para no extrañarlo tanto entre semana, para convencerme de que no era un sueño, esto era real, y se sentía increíble y recíproco.*
La luz a través de las persianas me despertó, vi a mi alrededor y Dave no estaba, me levanté adormilada aún y sentí sus pasos en la cocina, decidí dar un vistazo al espejo del baño antes de darle los buenos días y me vi feliz, sexy, radiante. Sonreí para mí, me dije mentalmente "Este día será fantástico, el chico más grandioso es mi novio y justo ahora me prepara el desayuno, me encargaré de compensarselo todo"
De manera juguetona lo observé apoyada en la barra de la cocina, estaba tan concentrado cocinando que no notó mi presencia, amaba verlo mientras lo hacía, fruncia el ceño con una sensualidad cautivadora y transmitía una seguridad envidiable, sabía bien lo que su atractivo causaba, eso me encantaba.
-Buenos días novia mía, ¿dormiste bien? Dijo sonriendo de medio lado, quería mostrarle mi felicidad follando sobre esa barra, en el baño, en la alcoba, en el balcón, pero decidí guardar esos pensamientos para mí, esa perversidad de mi mente tendría que conocerla después.
-Teniendo en cuenta que mi novio se ve jodidamente sexy mientras cocina, debo reconocer que amanezco plena. Sonreí como una niña pequeña y traviesa cuándo tiene su juguete preferido en brazos.
Me tomó por la espalda y me llenó de besos el cuello, al llegar a mi oido susurro con su voz ronca y erótica "Te ves tan cogible en las mañanas Dayleen" mi cuerpo se estremeció por completo, me giré lentamente y al encontrarme a escasos centímetros de su boca le dije ¿Deseas tomar una ducha conmigo, apuesto y sexy novio?
Sonreimos al tiempo.
-Pero por supuesto mi sensual y preciosa chica, por cierto, tengo preparado algo especial para ti hoy ¿Te gustan los parques de diversiones?
ESTÁS LEYENDO
JODER, TE QUIERO
Teen FictionLo conoció y era predecible, esa sonrisa la atraparía, no sabía si duraría semanas, meses, años, una vida o dos. Sólo sabía que conocerlo a él era el comienzo de un torbellino de emociones que empezaba en la comisura de sus labios y terminaba en la...