Dave Marsden

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Cuento los minutos para verla. Toda la maldita semana se pasa muy lenta cuando estoy sin ella, y entiendo, entiendo que ambos estamos en lo nuestro, que para vernos tenemos que cruzar la puta ciudad, pero joder, por ella lo hago, si tan sólo dejará de ser tan testaruda y cediera a vivir conmigo todo sería diferente, pero no, habla de tiempos, me pide que me relaje, que ya todo se irá dando, como chingados le explico que todo eso me importa una mierda, la quiero a ella cada día de mi vida. Punto.

El codazo de un tipo alto y obeso que parece tener bronca con todos los que estamos cerca a él me regresa a la realidad, me dan ganas de gritarle "Viejo, estamos en transporte público todo el puto mundo está estresado, no empeore la cosa con su mal ambiente"  pero imagino a Day blanqueando los ojos como cuando le digo cosas sucias delante de otras personas y me contengo. Veo la hora, 8pm. Me siento vuelto mierda, la maleta pesa y me quiero sentar, para colmos todas las sillas están llenas, y la música popular de fondo no ayuda en lo absoluto. Busco en los bolsillos de la chaqueta los auriculares y pongo spotify en aleatorio, tan pronto escucho every breath you take una sonrisa se me escapa de la nada. Esa canción me recuerda a mi chica, pienso ella cantando cada frase mientras me ve a los ojos, con su mano como micrófono y un mechón de su cabello sobre su cara. Aún no entiendo como una chica puede causarme tanta ternura y morbo a la vez. Me dejo envolver por la música, por la cantidad de recuerdos que me atan a ella. Dayleen durmiendo de mi lado de la cama. Dayleen escuchandome atenta después de un largo día. Dayleen haciéndome el amor como sólo ella sabe. En este último pensamiento hago una pausa y me relajo, no quiero que la señora que está sentada justo al frente note mi erección.
Llego a la avenida y llamo a mi chica, no sé como se las ingenia para vivir en un puto barrio tan peligroso. Quisiera sacarla ya de aquí. No esperar cada fin de semana para verla pero persuadirla para que ceda a mis peticiones no ha sido tarea fácil. Justo ahora la necesidad de tenerla conmigo aumenta cuándo sé que ya viene a por mí.
*
Camino al apartamento me dan ganas de bofetear a más de un idiota que se queda viéndola, la tomo de la mano y la atraigo hacia mi lo más cerca posible, ella nota la situación y se ríe.
- Me encanta esa manera de marcar territorio Dear Marsden.
Me da un ligero beso en la frente y yo fallo en mi intento de quererle arrancar la boca a besos.
-Ahora te muestro algo que te encanta más,te voy a partir... -le digo lo más fuerte que puedo y una pareja que venía casi al lado se ríe.
-¡DAVE! ¡QUE NO ME DIGAS ESO EN SITIOS PÚBLICOS!-Me blanquea los ojos e intenta ponerse seria pero falla, la hago reír y me da una palmada en el brazo, como si no fuese igual de perversa a mí...
Me gusta la forma en que los demás nos ven, pero más lo que esta niña me hace sentir, me desvanece todo lo malo, me tiene atado a ella.
Intento darle control a mi mente, está tan sencilla, tan bonita que las ganas de hacerla mía justo ahora me van a matar, espero a que cierre la puerta del apartamento al entrar, y sin tanto preámbulo pierdo el control, me dejo llevar por el instinto, por este puto cosquilleo que siento cuando la tengo cerca mío, por estas ganas de fundirme en su coño y hacer que gima mi nombre.
Sé que está nerviosa por como me esquiva la mirada cuando le sonrío, pero también puedo asegurar lo mucho que me desea, lo sé, es extraño pero siento que puedo olerlo, oler su libido hacía mí.
-¿Me ayudas?
Me dice sosteniendo una frazada tres veces más grande que ella. No sé porque insiste en organizar todo si en cuestión de segundos todo estará fuera de lugar. Bueno, excepto yo. Yo estaré justo dentro de donde quiero estar.
-Desnudate. Ahora. -le ordeno mientras me quito el cinturón.
Abre los ojos sorprendida, se ruboriza y mis ganas de follarmela aumentan. La siento muy dura y ella lo nota, nunca ha sabido disimular cuándo me ve.
La acorralo en un rincón de la habitación con mis manos en su pequeña cintura, intenta zafarse porque no está acostumbrada a que alguien más tome el control, he descubierto tantas cosas de esta misteriosa mujer, eso me vuelve loco, loco por siempre tenerla.
Retiro un mechón de su cara y sin siquiera pedírselo siento como baja la cremallera, me deshace del pantalón y rodea todo mi miembro erecto en su suave y perfecta boca. Escabullo mis dedos en su cabello mientras disfruto de los movimientos de su lengua, de la textura de sus labios, de su perversidad, de nuestra complicidad.
La tumbo en la cama y retiro cada prenda que cubre su cuerpo, su piel blanca, sus senos redondos que caben perfectamente en mis manos, su coño, joder... Mis manos juegan a tocarla, a explorarla, llego a su entrepierna y al sentir su humedad pierdo la cabeza, quiero penetrarla, siempre está tan lista para mí. Le hago el amor viéndola a los ojos, grabando en mi mente sus mejillas rojas, sus arañazos con cada embestida que le doy, el calor que siento cuando estoy dentro.
-Esto es un te eché mucho de menos mi Day. -la penetro con fuerza, ella gime y siento que en cualquier momento me voy a venir. -¿Entiendes?- y me vengo en su interior, la lleno de mí, le marco el cuerpo tal como marqué su alma.
La quiero para siempre. Es la pieza que necesitaba en mi jodida vida.
-Tambien te eché de menos amor- me susurra con su dulce voz. Y me quedo dormido en sus brazos.
Necesitaba hablar conmigo, recuerdo entre sueños.
¿Qué querrá decirme?

JODER, TE QUIERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora