15.

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Dormía junto a mí. Estaba tan vulnerable después de haberle acariciado su cabello en pequeños circulos hasta quedarse profundo.
Dormía junto a mí y en lo único que pensaba era en la suavidad de su piel, en sus hermosas cejas negras y pobladas, en sus largas pestañas y su barba a medio salir, en su respiración pausada y tranquila, y el calor de su cuerpo completamente desnudo cerca al mío,
Joder, no se puede ser más afortunado en este puto mundo.
Mientras mis parpados se caían del sueño,un flashback me hizo retroceder a los sucesos del día...
*
Llovía demasiado y ambos seguíamos fundidos en un abrazo. Cuándo nos sentimos más calmados nuestras miradas se volvieron una y casi que por inercia empezamos a reír al unísono.
-Somos unos idiotas- le dije sin quitar mi mirada de esos bonitos ojos.
-Que comentario tan apropiado para el momento-sonrió de medio lado y jugo con su mano en mi cabello dejándome más despeinada que de costumbre.
-Quiero llevarte a cenar a un lugar especial.
Su voz era cálida pero a la vez sonaba grave y autoritaria, rayos ¿Por qué me excitaba tanto?
-Está bien, pero vamos por ropa seca al apartamento ¿Vale?
-No. Me gusta como la humedad marca perfectamente tu silueta, quiero que te quedes así, si no es mucho problema claro...- Sonreía de la manera más atrevida, era descarado y osado, decía lo que sentía en el momento que se le viniese en gana y eso avivaba mucho más el deseo en mi interior.
-Querido Dave Marsden, al parecer se empeña en intentar que acate sus órdenes, cuando bien sabe que hago con mi vida lo que quiero.
-Querida Dayleen Garnett, la que aún le cuesta entender que en este tipo de situaciones yo tomo el control es a usted, así que por favor, no se empeñe en contrariarme o tendré que cogermela muy duro justo aquí y ahora.
Un corrientazo me recorrió el cuerpo, mi mirada se poso con cautela en su pantalón y noté el efecto que le habían causado mis palabras. Si aún llovía y estabamos bajo ocho grados se me había olvidado por completo.

Tomó de mi mano, rozó ligeramente sus labios con los míos y me condujo a pasos agigantados a aquél misterioso lugar, tuve la intención de pedirle que fuésemos al apartamento y que me hiciese suya como él bien sabía hacerlo pero mi estómago rugia de hambre y la curiosidad de saber a donde iríamos me carcomía la mente.
Cuándo no quería dar un paso más por el cansancio Dave me dijo "ya está, llegamos".
Justo en un rincón de un bonito parque para niños una casita pequeña, con apariencia curiosa tal cuál casa de los siete enanitos llamó mi atención. Mis ojos se iluminaron al verla.
-¿Es allí? Dime que sí.
-Sabía que lo amarías tan pronto lo vi, espérate a que entremos, la sorpresa no acaba.
Él no lo sabía, pero el hecho de que prestara tanta atención a los pequeños detalles que le decía sobre mí era algo invaluable, muy pocas personas lo comprendían, desde niña tenía una gran fijación a las cosas distintas, elaboradas con detalle, amaba el arte, los libros viejos, la música de los 80, todo aquello que me hiciera sentir más que un sentimiento banal. Él lo comprendía e intentaba día a día hacerme felíz con momentos como los que vivía ahora.
Al entrar al lugar mis sentidos se agudizaron, todo olía exquisitamente, y la calidez que transmitía aquél precioso lugar me abrigó de inmediato. Dentro, Lo vintage y lo moderno se mezclaba perfectamente en cada pieza, habían cuadros de arte urbano por todo el lugar, un curioso reloj que giraba con las manecillas al revés llamó por completo mi atención, sentí como si el tiempo en vez de avanzar retrocediese, dejando la sensación de sólo querer disfrutar el ahora antes que llegase a su fin, Cindy Lauper se escuchaba de fondo, y dos personas atentas y agradables nos tomaron la orden.
No sé cuánto tiempo estuvimos allí, pero me sentía en Narnia siendo Lucy en casa del Sr. Tumnus.
La compañía más increíble, los platos más deliciosos, el lugar más reconfortante.
Otro momento perfecto añadido a la lista. Eres un genio Dave, pareces salido de una pinche novela de antaño.

*
Dormía cómodamente al lado de mi chico, y la vibración del celular me despertó de golpe, por suerte, Dave continuó profundo bajo mi pecho. Me retiré con cautela y me dirigí al balcón, hacía un frío insoportable, me sentía resfriada por la lluvia de las horas anteriores, lo cuál no ayudaba en absoluto a que me sintiera mejor.
Vi la hora. 2:30 am. El número no estaba registrado ¿Quién me necesitaba a esta hora de la madrugada? "Si te vuelven a llamar contesta, de no ser así vuelve a la cama" me dije a mi misma.
De nuevo una llamada entrante.
Un mal presentimiento inundó el ambiente.
-¿Hola?
-No sabes el bien que me hace volver a escuchar tu preciosa voz. ¿Qué tal va todo señorita Garnett? ¿Creiste que me había olvidado de ti tan pronto?

Esto no podía estar sucediendo. No a mí. No ahora por favor.

JODER, TE QUIERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora