nueve

202 12 7
                                    

    Marinette no quería salir de la cama, la idea de tener que enfrentarse en el desayuno nuevamente con la princesa Chloé le revolvió las tripas.

—No pudo haber sido tan malo, Marinette—Tikki había comentado y ella suspiro, ojalá no lo hubiera sido, pensó cansada.

—Podría excusarme con que me quedé dormida, después de todo tendría sentido por mi viaje—comenzó a idear mientras se peinaba frente al tocador y se miraba en el espejo, la idea de mentir sentándole mal.

—Si así lo prefieres—de forma insegura Tikki comentó y ella bajó sus hombros, rendida.

—Está bien, iré, después de todo no puedo dejar que aprovechen el momento y hablen mal de mí—se convenció y Tikki se rió.

—Ay, Marinette, eso lo podrían hacer a cualquier hora.

    La nombrada observó al kwami con recelo, no estando segura de si estaba de su parte o no.


    Cuando llegó al parecer era muy temprano y uno de los pocos guardias presentes le explicó que a la hora del desayuno las sirvientas pasan por las habitaciones a avisar, Marinette se sintió algo tonta por ello y agradeció al guardia para ir al jardín nuevamente. Cuando llegó a la habitación se encontró sorprendida de que hubiera alguien ya presente allí.

—Buenos días, princesa—saludó mientras se levantaba y hacía una reverencia, algo desconcertada Marinette también se inclinó levemente.

—Buenos días, príncipe, disculpe si lo he interrumpido—expresó con crecientes ganas de marcharse.

—No se preocupe, de hecho, creo que me vendría bien un poco de compañía—admitió y Marinette asintió, avanzando con algo de duda.

    Ella se sentó frente suyo, quedando así enfrentados, pero giró su cabeza y se concentró en las flores, buscando algo con lo cuál calmarse.

—¿Suele levantarse temprano o su sueño no fue placentero?—El príncipe cuestionó y ella se sintió algo vulnerable ante su mirada.

—De hecho, dormí bastante bien, pero me gusta aprovechar el día, en ocasiones mirar el amanecer—contó mientras bajaba la vista a su regazo

—Lo sé...—él pareció susurrar sin aliento y Marinette confundida alzó la mirada—. Digo que comprendo el sentimientos, en ocasiones también me gusta ver el amanecer o el atardecer—algo torpe explico y Marinette asintió, sospechando de la actitud del príncipe.

—¿Y usted? ¿Tampoco pudo conciliar el sueño?—Cuestionó y el hombre negó, con una sonrisa triste.

—A veces no puedo lograr dormirme de inmediato, luego de estar en la guerra comenzó a ser un problema—confesó y Marinette asintió, sin realmente querer saber demasiado.

    Si lo hacía ella comenzaría a sentir pena por el hombre cuando en realidad sentía que debía odiarlo.

—Entiendo, yo no fui la misma luego de la muerte, de hecho, tiene suerte de estar con vida—ella espetó con dureza, el rostro del príncipe se llenó de culpa pero aún así, Marinette no flaqueó.

—No sabe cuánto lamento su pérdida, princesa, de hecho, su hermano y yo solíamos ser amigos—contó y ella asintió, sabiéndolo.

—Lo eran antes de que tu padre nos declarara la guerra, supongo—contraataco mordaz y el príncipe se noto muy cohibido para agregar algo más, o eso pensó.

—En verdad lamento que las cosas hayan sucedido de ésta forma—expreso en voz baja, mientras miraba el mantel en la mesa, Marinette sintió sus ojos escoser.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 22, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La princesa Marinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora