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Al día siguiente el equipo salió a conocer los lugares turísticos, y yo, pues, al no ser un miembro de ellos, tuve que quedarme en el hotel mientras ellos se divertían. Era como un castigo que había recibido. Aunque mi padre me dijo que si quería salir podía hacerlo, pero no con ellos. Pase toda la mañana pensando que hacer, si ir a ver a Neil o quedarme en el hotel viendo televisión. El tiempo pasaba y no podía decidirme, una parte de mi decía que fuera, pero la otra no la apoyaba. Estaba confundido y al ver que ya eran las once decidí dejarlo a la suerte. Tome una moneda y la arroje al aire para después tomarla y cubrirla sobre mi palma

-ok, cara me quedo – dije para mi mismo – cruz voy a la cita con Neil. Espera ¿Cómo que cita?

Quite mi mano para ver la moneda y al ver lo que había salido, corrí a bañarme, me puse la mejor ropa que había llevado y salí corriendo al deportivo. Termine yendo a la cita con Neil, y bueno, podría ser divertido

Llegue al deportivo quince minutos tarde. Pensé que Neil ya no estaría ahí, pero si, ahí estaba, parado junto a la entrada. Vestía unos jeans negros ajustados y una chaqueta de cuero de igual color a medio abrir dejando ver una playera roja de cuello amplio que dejaba ver sus marcadas clavículas. Otra vez se me acelero el corazón cuando lo vi ahí parado moviendo la rodilla y la cabeza al ritmo de una canción que solo se escuchaba en su mente a la par que mascaba un chicle

-hola – me saludo al verme – sabia que vendrías, aunque llegas tarde

-lo siento, tuve una mañana ajetreada

-bueno, tendrás que compensarme después el hacerme esperarte. ¿Quieres chicle?

Por una razón, eso de compensarlo me dio escalofríos y también tenía el presentimiento de que si le aceptaba el chicle, me daría el que estaba masticando y no me lo daría con las manos, así que simplemente lo rechacé

-te lo pierdes. Vámonos

Había considerado varios lugares a los que Neil me llevaría y me daba algo de nervios que coincidieran con los lugares que mi padre y los cuervos visitarían. Pero respire aliviado cuando llegamos al lugar que visitaríamos. El parque de diversiones Lunar Hill Fun Land, el parque más importante del país. Había leído que este lugar era increíble y si mi padre y el equipo se encontraban aquí sería muy difícil que nos encontráramos debido a lo enorme que es.

Estar en este lugar era impresionante, había muchísimas atracciones y espectáculos. Nos subimos a muchos juegos, vimos todos los espectáculos y nos llenamos de golosinas. La estaba pasando muy bien a pesar de estar acompañado del hombre que arruino mi carrera como futbolista. Neil no era tan mal tipo, era bastante agradable, teníamos gustos muy parecidos, además de que él estaba pagando todo. Yo llevaba mi dinero pero él no me dejaba gastarlo. Se estaba portando muy amable conmigo

Finalmente llegamos a la última atracción que visitaríamos. La mansión embrujada. No estaba muy de acuerdo con ir a ese lugar, soy algo asustadizo, sabía que era una mala idea entrar pero cuando Neil me dijo que quería que entráramos no me pude negar. Algo extraño que estaba pasando ese día, era que la estaba pasando muy bien, pero no era por las maravillas del parque, sino que era... por Neil. Lo que estaba disfrutando realmente, era su compañía.

Estar a su lado me agradaba, cada vez que lo volteaba a ver sentía algo extraño en mi pecho, algo que se intensificaba cuando él me tocaba o decía mi nombre. Era un fenómeno que no podía explicar, trataba de mantener mi mente distraída en otra cosa pero siempre terminaba pensando en lo mismo, en Neil. Y al estar en el vagón de la mansión embrujada, cuando lo primero que salió de la nada para asustarnos, no pude evitar abrazarlo

Un partidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora