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—¡HAN SIDO LAS VACACIONES MAS CORTAS DEL MUNDO! —chillo y me dejo caer en la comodidad de mi cama. Mi celular vuelve a vibrar y lo miro con indiferencia.

Joel se carcajea por mi desgracia. Bueno, nuestra desgracia. Se que en el fondo no desea que las vacaciones terminen, pero para el sera un alivio estar mas tiempo lejos de Oliver.

Hago mi berrinche pataleando en la cama. El que mañana entremos a la escuela me amarga el día.

—¿Ya compraste tus cosas? —le pregunto a Joel controlando mi pataleta—. Yo fui hace unos días a comprar la mochila y las libretas.

—¿Cuando? —Me ignora completamente.

—El sabado pasado —Él asiente sonriendo. Le miro confundida.

—Fui ayer, es un atasque el centro. Un montón de gente de aquí para allá dejando todo para el ultimo momento —Le doy la razón.

En la ciudad es un ajetreo terrible, parece que la población se une para comprar los útiles escolares en el ultimo momento.

En el puesto que te pares hay decenas de personas tratando de llamar la atención de los empleados para que te traigan lo que ocupas o tan siquiera para que te hagan caso. Es una situación terrible.

Ni hablar de las zapaterías, es una completa locura. Las personas pelean por que su calzado no llega, o porque no hay su pedido, o porque alguien mas le ha ganado. El momento de pagar también es casi imposible, largas filas e intensos minutos de espera y un incesante dolor de rodillas y pies.

Meneo mi cabeza dejando de pensar en aquella travesía vivida. Recordar la penitencia que es estar en ese lugar me atrae un dolor de cabeza.

—Ayudame a limpiar —ordeno cuando veo que esta apunto de acostarse a mi lado.

Gruñe cuando su trasero se aplana en el colchón y me siento motivándolo a que se levante. Últimamente Joel se la pasa en mi casa, para ser exactos desde el momento que llego su hermano.

Tiene una habilidad sorprendente para escaparse de su casa y colarse a mi habitación para quedarse a dormir. Si acaso pasa unas 5 horas en su casa, como si tratase de disimular que no pasa ausente.

—Lauren —chilla cuando lo jaloneo para que se levante. Mi celular vibra una vez mas y lo miro.

Tengo 2 mensajes de Numero Desconocido. Me quedo pensativa analizando la pantalla, hasta que Joel me distrae.

—¿Que ves? —curiosea apartándome el celular, entonces me lo regresa—. Es Harold, ¿Siguen hablando?

—Si, tengo las vacaciones hablando con él —le respondo y en su rostro se dibuja una expresión de sorpresa.

—¿De donde lo conoces? —me cuestiona de nuevo. Me dedico a ver el mensaje.

Numero Desconocido:

Hoy salgo a las 4:00 pm. Te invito a un helado.

¿Puedes?

Claro, nos vemos a las 4


—De la escuela, supongo —respondo dejando el celular en el bolsillo de mi short. Con este calor, es imposible vestir pantalones—. ¿Trabaja en un McDonald's, no? Hoy saldré con él.

—¿Que? —pronuncia sorprendido, me limito a repetirle lo que dije y sonríe. Su semblante cambia impresionantemente—. Me hubieras dicho antes, tenemos que arreglarte, ¿A que horas quedaron? Aprovechare para ver a un chico, no puedes ir tu sola.

—Me acaba de decir y quedamos a las 4, saliendo de su trabajo— le informo y toma rápidamente su celular para teclear en el.

—Okay, tenemos que arreglarte— determina pero niego y comienzo mi trayecto hacia la cocina.

Un beso de película [AF #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora