XI 2/2

1 0 0
                                    

Joel

El miedo me invadía una vez más.

La abrace con fuerza. Sabiendo que probablemente sería la ultima vez que podría sentir su calidez.

La situación se repetía de nuevo. Me sentía como el Joel de 11 años que miraba como estuvo a punto de perder a su amiga.

Ella una vez más, sujetaba su cabeza con fuerza. Soltando gemidos en voz baja. Con los ojos a punto de cerrarse.

Esta vez, no había sangre. Solo nosotros 2 y con Denn de testigo.

Cuando soltó su cabeza y la recostó en mi hombro mi llanto se desató con mas fuerza. Ahora sí, era incontenible.

—¡Llama a una ambulancia! —le grité a Denn que solo estaba pasmada observándonos.

Sus dedos temblorosos buscaban su celular. Tecleaban por la pantalla con euforia. Estábamos desesperados. Incontenibles.

Mi preocupación aumento cuando de un simple sueño, su cuerpo parecía hacerse mas inestable.

Se desparramó entre mis brazos, provocando que le gritara con mayor fuerza a ella, que tampoco era culpable.

—¡Rápido, maldita sea! —espeté al borde del colapso.

—Eso intento —me susurro Denn con la voz entrecortada. Esperó con el celular puesto en altavoz, para recibir la desalentadora noticia que una ambulancia llegaría en 20 minutos.

Mis nervios estaban al borde. Estaba ansioso. Necesitado.

—¡No tenemos 20 minutos! —grite. Tratando de sacar la ansiedad de mi cuerpo—. ¡Busca las putas mochilas, vámonos!

Y unos cuantos minutos después, nos habíamos escapado de la escuela. El cuerpo medianamente pesado de Lauren se balanceaba sobre mi espalda. Denn corría a mi lado sosteniendo nuestras mochilas. Y el hospital estaba ya a unas cuantas calles.

No fue nuestro plan mas inteligente. Pudimos pedir la ayuda de algún maestro para que nos trasladara al hospital, pero la ocasión, los nervios y la torpeza nos llevo a correr 12 cuadras de manera desesperada en busca de atención para una chica que estaba inconsciente.

—¡Necesitamos ayuda! —chilló Denn exigiendo la atención de la recepcionista que no parecía perder la calma.

—¿Que sucede señorita? —pregunto una mujer adulta con el cabello teñido de rojo. Su paz y clama me desquiciaban más.

—¡¿Tengo a una chica inconsistente en mi espalda?! —bramé furioso.

—¡Necesitamos ayuda, por favor! —lloriqueo la rizada, dejando las mochilas tiradas en el piso blanco de la recepción.

—Tiene que esperar su turno.

—¡Ni una mierda el turno! —le grité a la mujer. De una patada abrí la puerta del área de urgencias, con peligro a que seguridad viniera a echarme. Y con el pánico sembrado en mi aclamé atención—. ¡Un doctor, necesito aun doctor!

Me acerque a un espacio donde los enfermeros transitaban de a montón y busqué una camilla disponible.

La atención medica es una mierda en nuestra ciudad. Pedían la espera de turno a una joven en estado de inconsciencia cuando no hay nadie siendo atendido. Además con doctores mirando sus teléfonos o comiendo.

Solté con delicadeza a Lauren, dejándola descansar en la camilla. Su rostro se veía pálido y su cabello un poco mas rojizo.

Se veía tranquila. Como si estuviera durmiendo, pero no era así.

—¡Ayuda! —exclame acercandome a una isla pequeña donde algunos doctores trclaban en varias computadoras.

Una doctora joven, se apiadó de mí, o mejor dicho de nosotros. Me miró preocupada, porque seguramente yo era un desastre andante.

—¿Que sucede? —me preguntó ella. Minutos después de escucho un desastre en la puesta por la que había entrado y para que después Denn entrara corriendo y me abrazara.

—Mi amiga, necesita ayuda por favor —respondí llorando de frustración—. Su nombre es Lauren Benson, tiene 16 años.

—¿Que le pasa a tu amiga?

—Sufrió un desmayo, necesita ayuda porque su condición en muy grave —respondí a duras penas. El oxigeno me faltaba, sentía calor excesivo. Estaba mareado y eufórico, ya había experimentado esto pero ahora no era excitante ni adictivo.

—Te pondremos una tranquilizante, chico. Necesitamos que estés relajado para que nos expliques.

Me negué. Empuje y golpee a varios enfermeros que intentaban clavar una aguja en donde sea que pudieran.

Lauren necesitaba ayuda y nadie se la daba.

Un dolor leve me tomo por sorpresa. Mi cuerpo dejo de sentirse tenso. Estaba relajado, me sentía como en una nube. Algo parecido a una droga, me ponía feliz, descansado. Despreocupado.

Deje de llorar.

Un beso de película [AF #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora