epígrafe

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dulce pecado, 

EPÍGRAFE.

❛ No oso tocarla siempre, no sea que el beso me abrase los labios

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❛ No oso tocarla siempre, no sea que el beso me abrase los labios. Sí, Señor, una breve dicha, breve y amarga, halla uno en un gran pecado; no obstante, tú sabes qué cosa más dulce es. ❜

Algernon Charles Swinburne




                                 MIENTRAS QUE EN FEARTH TODO ERA ARDIENTE, caluroso y apenas había agua, en Aiter, las calles eran frías, las tierras repletas de hermosos lagos y los inviernos helados. Pero su discordia no se debía a sus diferencias climáticas o naturales, sino a un hecho pasado ocurrido entre ambos reyes, un hecho del que nadie tiene conciencia.

Nadie sabe qué fue exactamente lo que sucedió en el barco que desembarcó hacía dos meses, a excepción de Lyo Durkheim, quien contempló con sus propios ojos como unos hombres vestidos de negro asesinaban al rey y a la reina de Aiter mientras lo retenían entre cuatro. Por suerte logró liberarse de las manos de esos hombres y lanzarse al océano en donde prosiguió a nadar hasta el supuesto destino del barco: Fearth. Él llegó, pero el barco se perdió en el océano.

Ahora, dos exactos meses después, justo unos días antes de su partida hacia Aiter, Lyo se encontraba de rodillas frente al rey de Fearth, Enrique Lombardi, rogándole que no le asesinara, porque había cometido un delito muy grave: mantener relaciones sexuales con su hijo.

― ¡No ha sido mi culpa! ―le imploraba, arrodillado sobre los recién lustrados suelos del palacio. Aquel ser maligno repleto de lujuria lo había estado seduciendo durante semanas y él había caído en su trampa.

Enrique frunció su ceño, sin cambiar su postura.

― ¿Le estás echando la culpa a Camilo? ―por más que Enrique lo negara, él lo sabía, su hijo era homosexual y un maldito precoz. A pesar de que lo que Lyo había hecho era un delito, el hombre sabía que se encontraba entre la espada y la pared, porque temía que el soldado mencionara que los hombres con armaduras negras e irreconocibles en aquel barco eran miembros de sus tropas, y que su hijo heredero podría terminar ejecutado.

Debía apaciguar las aguas, nadie exterior al castillo debería enterarse de la situación de su hijo.

―No ―titubeó el castaño―, no yo...

―Prepara tus cosas, te irás de vuelta a tu reino en dos días.

Se giró, para alejarse a través del enorme pasillo.

broken crown [zodiaco]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora