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calabozo,
CAPÍTULO DOS.
caleb, cáncer.
—Caleb. —Llamó una voz, sonaba ahogada por los gemidos de dolor que se oían aquí en el fondo del calabozo.
Abrí los ojos, apenas se notaba una luz en el fondo de las mazmorras. Sentí incluso más frío al darme cuenta de que me encontraba colgando de unas largas cadenas que sostenían mi cuerpo. Un leve dolor recorrió mis cansados brazos.
—Caleb. —Volvió a llamar el soldado.
Estaba tan exhausto que ni siquiera había notado que mis ojos se habían vuelto a cerrar. Ahora el hombre estaba frente a mí, con una antorcha iluminaba mi rostro y le proporcionaba calor a mi cuerpo, fue lo mejor que me había pasado en dos días. Le entregó la iluminación al otro hombre que estaba detrás de él, callado. Posteriormente se dedicó a liberarme de las cadenas, gemí despacio ante las punzadas y el ardor que sentí, mezclados con el placer de la pequeña liberación. El soldado me tomó del brazo y me alzó para que me levantara, por suerte me desperté un poco más y le seguí el paso, aunque seguía adormilado y su armadura fría me incomodaba.
Mientras caminábamos a lo largo del calabozo quise observar a todos los criminales que allí se encontraban: ladrones, asesinos, algunos piratas, brujas y más; colgando de cadenas como yo, pero habían hecho cosas mucho peores que yo.
¿Qué había hecho yo para merecer esto? Bueno, es el color de mi piel que me condenó a estar aquí abajo junto a Oriana.
—Oriana... —Los gritos y quejidos me opacaban, ya que mi voz sonó tan rasposa y débil. Me moría por un vaso de agua.
No parecieron escucharme, el soldado continuó arrastrándome hacia las escaleras.
Era un alivio al alma cuando salía de allí y podía ver la luz del sol otra vez. Por más que me sacaban para hacer tales cosas como limpiar lugares tan altos que nadie se atrevía a subir, cortar el césped, darle forma a los arbustos, construir muros o cargar enormes cantidades de oro, a veces hasta encadenado, era tanta la felicidad que me proporcionaba oír el sonido de un ser humano que no esté agonizando del dolor, oír pájaros cantar en vez de cadenas arrastrarse por el suelo helado, comer otra cosa que no fuese comida hecha para perros o beber agua que no sepa a orines de animal, me importaba una mierda estar encadenado arriba, cualquier cosa era mucho mejor que estar aquí abajo.
Sentí alegría cuando mis pies descalzos ya tocaban el piso del palacio, ya no me encontraba en la oscuridad más profunda del castillo, sino aquí en la mejor iluminada. Me daba alegría pero también un poco de miedo. Seguí esperando a lo que me estaban por mandar hacer, el soldado me seguía arrastrando del brazo por los largos pasillos del palacio. Estaba ya bien despierto y ya me estaba doliendo la extremidad, pero si me oían una queja me podrían golpear. Ya me acostumbré a obedecer a mis superiores.
Llegamos a la sala principal, donde el rey Gabriel y la princesa Eleonor estaban de pie discutiendo sobre algo. El soldado que me arrastró todo el camino se acercó lo suficiente y me lanzó a los pies del monarca. Rápidamente me puse de rodillas y me incliné ante él.
—Ya sabes lo que debe hacer. —Le dijo Gabriel a su hermana—Debe estar listo en menos de dos horas.
Ni siquiera me inmuté de la posición hasta que el rey y el soldado dejaron la habitación. Enseguida que esto sucedió Eleonor me levantó del piso tomando mi brazo y halando del el con bastante fuera, gemí de dolor. Me envolvió en un abrazo que duró pocos segundos.
—Dios, apestas.
—Lo sé —le respondí, intentando taparme las marcas de los brazos con mis propias manos, pero ella me lo notó y me acarició con sus finos dedos las heridas que me causaba estar en aquellas cadenas tantas horas. Era doloroso ver su expresión que no mostraba nada más que lástima. Me aclaré la garganta— ¿Por qué me sacaron?
— ¿Tienes hambre? Vayamos a la cocina, te daré agua, alguna fruta.
—Eleonor.
Observó mi torso desnudo.
—Estás tan delgado...
Ambos direccionamos nuestra vista a la enorme puerta de madera que se abrió en el fondo del salón, interrumpiendo lo que la pelirroja estaba a punto de decirme. El reconocido rostro de Azul apareció tras la puerta y tanto Eleonor como yo soltamos suspiros de alivio.
— ¡Caleb! Me han dicho que te vería por aquí.
— ¿Qué está sucediendo? —Cuestioné, confuso.
Ya hacía demasiado tiempo que me habían sacado del calabozo como para que no me encuentre fregando nada.
—Mi Príncipe consorte llega esta noche —aclaró Eleonor, con un leve tono de disgusto—, mi hermano está organizando una fiesta en el salón de baile. Quiere que te asees, te pongas un traje de gala y pretendas que no pasas la mayor parte del día encerrado en las catacumbas como un criminal.
La chica se dejó caer en el sofá mientras Azul me extendía un traje azul y unos zapatos negros. Mi cara seguía confusa.
— ¿Te vas a casar?
—Sí Caleb, me entregaron como un pedazo de carne para mantener la paz entre el reino vecino.
— ¿Y Oriana se quedará en las catacumbas?
—Sí, Caleb —dijo Azul, posicionando su mano en mi espalda baja para guiarme a la salida de la sala—, Gabriel ordenó que te sacaran a ti solo, para generar una fachada de que el reino no está de acuerdo con la esclavitud.
— ¿Me estás diciendo que soy libre?
—Mientras el príncipe Camilo Lombardi y el coronel Vinicio Ferro estén viviendo aquí tú estarás... Sí, libre.
No sé qué fue lo que sentí con claridad en esos segundos, pero después de oír esas palabras mi cuerpo se llenó de angustia, aunque también sentí una liberación en mis hombros, pero sentí que me ponían otra carga, por Oriana, que seguía allí encerrada y otras personas que estaban injustamente en aquel horroroso y oscuro lugar, en donde los gritos son inaudibles y censurados.
Estaré en una fiesta junto con dos grandes dinastías que están a punto de aliarse, y a pesar de que claramente me tratarán como si fuera inferior a ellos—porque lo soy—poseeré toda la libertad de decir lo que quiera. Ellos me escucharán.
—Ni se te ocurra hacer alguna tontería —me habló Eleonor desde donde estaba, me giré antes de salir por la puerta para ver su expresión, era indescifrable—. Gabriel me comunicó que te informara que si haces algo que lo perjudique a él o a mi futura boda ordenará matar a Oriana y luego a ti. Piensa lo que vas a hacer.
O no.
la intención de este breve capítulo era mostrarles la triste vida de caleb bb ;(( el próximo capítulo va a ser + largo y verán los lujos de la burguesía ndea, espero que les haya gustado uwu
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broken crown [zodiaco]©
Random❛ Pensé que habíamos construido una dinastía que ni el cielo podía sacudir ❜ Historia de signos zodiacales. Copyright 2019 © Mika.