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culpa, confusión y súplica,
CAPÍTULO CINCO.
gabriel, géminis.
Cada día me despertaba peor. Me preguntaba si estaba haciendo las cosas bien. Sí así era como mi padre solía hacer las cosas, o si simplemente el poder me estaba devorando. Porque así se sentía.
Pilar casi siempre se encontraba junto a mí, pero justo esa mañana no. Esa mañana yo me estaba encaminando solo hacia el calabozo, sin escoltas siquiera, para ver a Lyo. Hoy sería el día de su liberación, pero planeaba hacerlo más tarde, a la noche, mientras todos dormían.
En cuanto llegué al umbral alejado del pasillo me adentré, caminé por la oscura habitación hasta otro umbral grande que sí tenía puerta y esta estaba sellada, los únicos que teníamos copias de esta llave éramos mi mayordomo, Eleonor y yo. Era demasiado temprano y todavía no habían guardias en aquella zona, así que cuando abrí las puertas y sentí aquel aire sofocante golpear contra mi olfato me estremecí levemente. Me quedé allí parado escuchando, sintiendo cierto vértigo al ver las escaleras que se alzaban bajo mis pies y a lo lejos las voces sufridas sonando cada vez más altas. Supuse que se daban cuenta cuando alguien abría las puertas.
No me moví. Me quedé allí parado por varios minutos, intentando decidir si bajar o no, pero no podía. Mis piernas no me permitían bajar allí por mi cuenta, así que simplemente cerré la puerta y volví al pasillo grande, iluminado por la reciente luz del sol, antes de que algún guardia me encuentre husmeando por aquí.
Debería encargarme de asuntos políticos de todas formas, responder algunas cartas, preguntarle al mayordomo sobre avances para la boda de mi hermana.
Me faltaba el aire, ya que sentía todavía el sofocante aire del calabozo abarcar mis pulmones, así que con sigilo me dirigí hacia afuera, en donde saludé con la cabeza a los dos guardias que estaban en la puerta, y caminé por el estrecho pasillo que rodeaba el castillo, hasta divisar una figura conocida, sentada en uno de los bancos que estaba contra la pared. Me aclaré la garganta mientras me cruzaba de brazos. Azul se sobresaltó al verme el rostro. Tenía un libro sobre sus piernas y el trapeador con el que se suponía que debería estar limpiando estaba hecho a un lado.
—¿Así es como limpias?
Azul se puso de pie inmediatamente, dejando el libro a un lado y haciéndome una rápida y nerviosa reverencia.
—Lo siento señor, me distraje-
—Que no se vuelva a repetir —Solté, alejándome.
Suspiré, esperando que no haya notado lo mal que estaba y simplemente dejé que la estructura me guiara.
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broken crown [zodiaco]©
Ngẫu nhiên❛ Pensé que habíamos construido una dinastía que ni el cielo podía sacudir ❜ Historia de signos zodiacales. Copyright 2019 © Mika.