vi. dos citas

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dos citas,

CAPÍTULO SEIS.

CAPÍTULO SEIS

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Tempranísimo en la mañana, Leigh se había despertado ansiosa y corría por los pasillos del castillo, siguiendo las indicaciones que le había dado Azul para llegar a la habitación de Lyo. Cuando estuvo frente a la madera golpeó repetidas veces sin parar, hasta que el adormilado y molesto rostro del soldado se asomó por la puerta.

No le importó que el chico estuviera en ropa interior y usando simplemente una camisa, lo hizo a un lado y se adentró sin permiso a la oscura habitación. Corrió las cortinas y se apoyó sobre la ventana, mirándolo con una enorme sonrisa.

—¿Y? ¿Has podido hablar con él? ¿Qué fue lo que te dijo?

—Buenos días para ti también —dijo el libriano sonriendo de la misma manera, con su cabello rubio despeinado volando ante la brisa mañanera que entraba por la ventana— ¿Cuándo me sacaron? Anoche ¿Cómo estoy? Bien, con hambre ¿Cómo dormí? Mmmh bastante bien, gracias por preguntar, Leigh.

Ella puso los ojos en blanco.

—Me alegra, ahora coméntame que te dijo Gabriel sobre entrenarme.

Lyo suspiró, buscando en sus cajones un pantalón para ponerse. Leigh miró hacia otro lado para no mirarle el trasero. Bueno, miró hacia otro lado después de contemplarlo por varios segundos.

—Hablé un poco con él ayer. Me dijo que permitía que fueras una soldado, o un soldado. No sé cómo se diría. —se comenzó a vestir mientras veía a Leigh dar varios saltitos alegres—También me dijo que hoy seguiríamos hablando, sobre tu entrenamiento y-

Alguien tocó la puerta.

—Lyo ¿Estás despierto? ¿Puedo pasar?

Era la voz de Gabriel, así que ambos se miraron con los ojos muy abiertos. Aunque no entendían muy bien por qué. No estaban haciendo nada malo, pero se podría mal interpretar la situación si alguien entrara a la habitación y viera a Lyo vestirse mientras Leigh revoloteaba alrededor.

—¡En un segundo! —Gritó Lyo hacia la puerta, luego se volvió hacia Leigh y en un susurro le dijo: — Escóndete.

Leigh giró alrededor con desespero, buscando un lugar en el cuál esconderse, pero simplemente no pensó demasiado al meterse debajo de la cama. Soltó un leve gritito cuando se sintió arriba de todo aquella tierra. ¿Acaso nadie limpiaba aquella maldita habitación?

Lyo esperó que las sábanas que arrastraban dejaran de moverse para proseguir a abrir la puerta y así encontrarse con Gabriel.

—Buenos días, su majestad.

broken crown [zodiaco]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora