[Ocho]

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— Sé que los chicos podemos aprovecharnos de los novatos, jugarles bromas, ya sabes — asiento mientras Ansel rodea la mesa de billar para golpear la bola blanca —. Pero sigo creyendo que las chicas son más rudas con sus juegos que nosotras.

Golpea la esfera y esta choca contra la bola azul pero no entra en el hueco en la esquina, sonrío de lado.

— ¿Sabes que harán este año? — dejo el taco de lado, con cero interés en el juego.

— Parece que colgarán la ropa de las novatas en el patio central mientras las chiquillas se duchan.

Ruedo los ojos y observo a Ansel acomodar las bolas de billar en su lugar.

— ¿Ruth no te contó nada? — pregunta al tiempo que salimos de la sala de recreación del campus, el sol golpea el costado del edificio y mi amigo me acompaña a un lado.

— No, la he evitado estos días. — me acaricio los brazos, retirando los restos de tiza.

— La evitas desde hace meses, tu pobre novia va llorando por los rincones. — molesta mi mejor amigo.

— Pues folla también en ellos, así que realmente no me importa — mantengo la voz neutra.

Desde hace tres meses tenía una "relación" con Ruth Kearney, la chica más popular de la facultad, sin embargo, detestaba pasar tiempo con ella. Ruth tampoco toleraba pasar conmigo más de dos días así que cuando no estábamos juntos se acostaba con los demás chicos del campus, yo tenía claro que era una zorra, pero nunca había dicho nada al respecto.

Un pequeño cuerpo choca contra mi costado.

— Perdona.

Su voz es dulce, un poco más bajita que yo. Sus ojos atrapan los míos como una red de color verde con ligeros rayos cafés. Parpadeo un par de veces para asegurarme que la belleza bronceada que tengo en frente es real.

— No te preocupes. — sacudo la cabeza y la joven me regala una sonrisa que causa que inspire. Hondo. Muy hondo.

Da media vuelta, sus pies moviéndose uno detrás de otro. Camina sola con los libros bajo un brazo y los cabellos castaños ondeando con la suave brisa de otoño.

— ¿Quién es ella? — mi voz parece un susurro, giro el rostro hacia Ansel, quien abre la mandíbula hasta que casi roza el suelo y suelta una carcajada.

— ¡No! Es novata, Theo, no.

— Solo pregunté su nombre. — rio, intentando restarle importancia, pero la esencia impregnada en mi brazo, donde la anatomía de la desconocida impactó.

— Pusiste cara de idiota al verla — Ansel sacude la cabeza y vuelvo a avanzar, mis pies andando por inercia pero regreso la vista constantemente hacia atrás con la esperanza de verla otra vez —. Creo que se llama Shailene, no lo sé. No me junto con menores.

Shailene. Que bonito poema de una sola palabra.

Llegamos a la zona de residencias, algunas chicas en las áreas comunes junto sus novios, otros con la nariz metida entre algunas pilas de libros. Me despido de Ansel antes de partir hacia mi habitación con el rostro de Shailene en la mente, la idea de verla bajo las bromas de Ruth me causa un extraño burbujeo en la consciencia.

Sacudo la cabeza e intento leer un poco.

Viernes

Me doy una ducha rápida antes de salir y encontrarme con Miles entrando con el rostro colorado a causa de las carcajadas.

— ¿Qué pasa?— me paso la toalla repetidas veces sobre la cabeza, sintiendo las gotas de agua ser absorbidas.

— Necesitas ver esto.— me hace un par de señas mientras se acerca a la ventana. Espero encontrarme con una amplia celebración debido al partido que se celebró hoy, sin embargo, solo puedo notar las prendas de ropa ondear ante el viento nocturno.

Pequeñas dosis de amor • Sheo • One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora