4. De como nos enamoramos tu y yo.

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¿Depresión? ¿Desilución? Minseok no sabía qué palabras poner a sus sentimientos luego de volver a Corea

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¿Depresión? ¿Desilución? Minseok no sabía qué palabras poner a sus sentimientos luego de volver a Corea.

Hablar con Luhan todos los días dolía, una hora de diferencia no importaba. Pero si importaba hablar de cosas con Luhan y saber que al llegar a su casa no lo besaría ni lo tocaría.

Nunca en su vida se había sentido así y a pesar de que la mayoría de sus amigos le decían que debía salir adelante. Era imposible no pensar en lo perfectamente imperfecto que era Luhan. Podía recordar el pequeño ronquido al dormir o la necesidad de abrazarlo para dormir. El desorden en el departamento y la forma en que preparaba su café eran cosas únicas.

Cosas tan sencillas, pero que ahora solo lo rompían un poco más.

Y a pesar de que lograra llegar a su trabajo como periodista de arte, no podía dejar de pensar en las obras contemporáneas que tenía el chino en su departamento. O las conversaciones sobre teorías y corrientes artísticas que tanto le gustaban.

Pero ahora, su única compañía era Tan, su adorable gatito quién lo miraba con una duda entre sus ojos. Especialmente luego de dejarlo a cargo de Baekhyun y su cuidado durante todas sus vacaciones.

Todas las mañanas eran normales, despertar mirando el techo de su habitación y mirar cómo su gato hacía acto de presencia exigiendo comida. El piso frío y el café de mala calidad era una forma mas de comenzar el día. Trabajar todo el día para llegar a su mismo departamento para pintar un rato y abrir las ventanas escuchando la música que la vecina del piso de arriba solía poner mientras escribía. Leía un libro o llamaba por teléfono a su familia para volver a su cama e intentar recordar el dulce toque de los dedos de Luhan en su cuello.

Un pequeño mensaje aparecería del chino contando su día y a pesar de que no tenían una relación, era el único momento donde se sentía realmente feliz. Hablar con el chino por wechat era la única forma que olvidaba que estaba completamente solo, o que se sentía solo a pesar de tener a la vecina copuchenta frente al pasillo o la vecina ruidosa del piso superior.

Dormiría con una sonrisa un poco melancólica y una mirada perdida pensando en si estaría bien dejar su trabajo e ir a China en busca de Luhan.

II

Dos meses, 61 días, 1464 horas, 87840 minutos, 5270400 segundos sin poder ver al coreano lo estaban dejando sin aliento ni ganas de hacer nada. Seguía parte de la agenda como heredero de las empresas Xiao como siempre, pero no con la sonrisa que la mayoría lo conocía. No tenía ganas de comenzar conversaciones sobre las próximas inversiones artísticas con sus padres, mucho menos el proyecto de crear una galería de arte. Era tan estúpido, porque a pesar de que había conocido el coreano por tres semanas. Ahora no se sentía completo sin la presencia del hombre junto a él en su cama.

Podía recordar su cuerpo junto al suyo, la forma en que gemía cuando hacían el amor o sus pequeñas manos aferrándose a su espalda dejando pequeños rasguños como si de un gato se tratara.

No tenía muchos compromisos, normalmente eran sus amigos quienes lo invitaban a comer, o un café para conversar. Incluso solía salir con su ex novia para comentar los chismes de la temporada. Pero nada era entretenido, ni siquiera la mala cirugía que la menor de las Zhong se había hecho durante invierno.

Ya nada tenía sentido en su vida y en un momento de arrebato abrió su computador y compró el pasaje. No le importaba llegar a Gimpo en vez de Incheon, necesitaba ver a Minseok. Necesitaba al coreano como a su vida misma.

II

El sonido de su celular lo despertó. Aún estaba oscuro y a pesar de tener las cortinas corridas, sabía que el sol todavía no había salido.

Sorprendido el remitente de la llamada era Luhan.

— ¿Luhan?.

— Hola Minnie, estoy en la Estación de la Universidad de Seoul ¿Cómo llego a tu departamento?.

Explicó lo mejor y más rápido que pudo en esos momentos intentando calmar su alocado corazón. Revisó su cabello intentando dejarlo un poco más peinado y rápidamente se cepilló los dientes con fuerza y rapidez. Era un simple bus para llegar desde la estación hacia donde estaban sus departamentos.

Se vistió con ropa abrigadora mientras salía con su juego de llaves y la esperanza de volver a ver al chino en la punta de sus pies. La bajada de la colina la comenzó iluminando con su teléfono para terminar viendo poco a poco mientras comenzaba a salir el sol del lugar.

En el momento que llegó al paradero sintió todo su cuerpo vibrar. Allí estaba, tan guapo como lo recordaba, con su cabello perfectamente peinado y esa ropa formal que tan bien le asentaba.

— Viniste — Susurró mientras se trepaba a sus brazos.

No soportó la distancia y ambos buscaron sus labios en un beso hambriento y necesitado.

— Minseok, creo que no puedo vivir sin tí.

La luz del día comenzó a mostrar curiosos ojos a su exhibición de amantes que no pudo evitar dar vergüenza a Minseok. Por eso con una sonrisa entre cruzó sus dedos con los del chino para caminar en dirección a su departamento.

El clic de la puerta dio vuelta a los besos hambrientos que no habían podido compartir en su distancia. El pijama de Minseok no demoró en caer en el suelo junto al traje de Luhan.

Entre risas desarmaron la cama ahuyentando a Tan de la cama. En el calor de las sábanas profundizaron sus besos sintiendo sus lenguas y acariciando cada centímetro del cuerpo del contrario.

— ¿Lubricante?.

— En el cajón de la mesita, allí también hay condones — Respondió Minseok al ver que ambos estaban ansiosos y duros de tanto placer. Por eso no demoró en comenzar a jadear ante la incómoda sensación de los dedos de Luhan en su interior.

Uno, dos y tres bastaron para que los jadeos se transformaran en gemidos. Olvidaron lo pequeño que eran los departamentos, que eran las seis de la mañana y que la luz comenzaba a asomarse en todo el departamento poco a poco.

Cuando se unieron Minseok sintió una dicha que nunca había sentido. Era como si todo calzara como un rompecabezas, era completar dos piezas que van unidas.

En el interior de ese pequeño departamento en Seúl sonrieron, en su interior ambos sabían. Sabían que se habían enamorando. 

🌸

¡Se reencontraron! <3 Espero que les guste el capitulo de esta semana. Nos leemos el próximo sábado!

Tres no son multitud II LuXiuChen (Poliamor) EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora