5. De cómo aprendimos a ser felices juntos

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Sudor, jadeos y gemidos quedos era lo único que sonaba en esa pequeña habitación en medio de Seúl

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Sudor, jadeos y gemidos quedos era lo único que sonaba en esa pequeña habitación en medio de Seúl.

Minseok podía sentir el cuerpo del chino sobre el suyo de una manera casi irreal donde lo único que podía sentir era erotismo y gloria pura. Una sensación de regocijo por primera vez sentir que pertenecía con alguien. Sentía esa sensación de flotar y vivir nuevamente por tener el aroma y el sabor de Luhan en su cuerpo y su lengua.

Sus uñas se habían dedicado durante la noche en crear perfectos esquemas en la espalda de Luhan que solo lo hicieron sentir satisfecho al saber que era el único que podía dejar su marca y ser marcado por ese hombre que parecía salido de un comercial de perfume.

Se dedicó lentamente a saborear cada centímetro del cuerpo del chino dejando sus manos atadas por una de sus corbatas de mala calidad y aunque su cama no tenía las sábanas suaves de calidad de Luhan ni el porte como para poder hacer todas sus fantasías se dedicó a gemir hasta que la luz de día se hizo presente en su habitación.

Debía ir al trabajo y volver a hacer ese mismo aburrido esquema de revisar las nuevas exhibiciones y planear cuáles serían las galerías que debía visitar para dejar lista su sección para el día domingo.

Amaba su trabajo, pero estaba un poco alejado al Minseok de 19 años con su croquera en mano, uñas pintadas y el deseo de ser artista visual. Allí entre los brazos del chino no podía evitar pensar en que no se quería separar de él nunca más, no importando qué pasaría con su vida.

— Creo que no te dejaré salir de mi departamento — Susurró mientras apoyaba un sus manos en el pecho del otro.

— Tampoco planeo irme pronto — Un beso necesitado se hizo presente mientras sentían como sus cuerpos les pedía un poco de comida.

— Tengo que ir a trabajar —

— No vayas — Las caricias bajo las sábanas eran deliciosas, chocar su desnudez con la desnudez del otro era reconfortante y una sensación de hogar que lo hacía vibrar de susto.

No se conocían hace mucho, pero podía sentir que estaba totalmente enamorado de Luhan. Le gustaba la forma en que lo hacía sentir y cómo congeniaban cuando hablaban de arte. Eran conversaciones interesantes y profundas que partían con corrientes artísticas para terminar en filosofía.

— Me queda solo media hora para salir y no llegar tarde — Suspiró Minseok saliendo de los brazos del hombre y las cálidas sábanas.

— Y qué pasa si renuncias —

— ¿Qué? —

— Eso, ¿Por qué no renuncias y te vienes a China conmigo? —

🌸

Sé que tengo el capitulo tarde y además más corto de lo habitual u.u perdón. Me costó mucho este capítulo, espero que les guste.   

Tres no son multitud II LuXiuChen (Poliamor) EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora