Capítulo 3: un café.

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Ana
El día no podía haber empezado peor. Pero bueno, mi consuelo era que había quedado con Aitana para comer, y tenía muchas ganas, ya que no la veía desde hace bastante debido a las semanas repletas de exámenes que hemos tenido ambas. Tras salir de la universidad, cogí el coche y me dirigí al restaurante donde habíamos quedado. Como siempre, Aitana ya estaba allí, era la puntual, en cambio yo, siempre llegaba tarde a todos lados. Estuvimos charlando, poniéndonos al día y, sobre todo riéndonos mucho. Pero llegó una parte de la conversación en la que me recordé el estúpido "accidente" de esta mañana.

-Y esta tarde, ¿que vas a hacer Ana? Podías venirte a mi piscina, Amaia y Nerea también vendrán. (Me dijo con su particular carita de ilusión.)

Amaia y Nerea eran otras dos amigas de la facultad con las que hice muy buenas migas nada más conocerlas. Me apetecía mucho irme con ellas, pero antes tenía que llevar los putos libros.

-Me encantaría ir Aiti, pero antes tengo que pasarme por la uni, a dejar varias cosas. Si me da tiempo, cuenta conmigo.

-Tia, ¿no me dijiste ayer que ibas esta mañana?

-Sí, pero como siempre, me he levantado tarde, así que llegué allí y fuí medio corriendo hasta el edificio de mi facultad, pero claro, no me podían salir las cosas bien, y por ir corriendo me he tropezado con una tía y me ha tirado todo por los suelos y he tenido que recogerlo. Así que cuando he llegado al edificio, ya estaba cerrado.

-Joer Ana, que mala suerte tienes. La gente está empanada. Sería la típica que va concentrada en su libro porque le quedan los últimos exámenes jajajaja.

-Sí, ojalá hubiera sido alguien así, y más educada también. Porque menudos humos llevaba la chica, encima iba empanada, no sabía ni por donde iba.

-Bueno, no recuerdes más estas tonterías y déjalo, hay gente para todo, y son cosas que pasan.

Es que de verdad, si odio algo, es que no me cuadre un plan, y más por algo que no he hecho yo.
Finalmente, quedé en ir a casa de Aitana al salir de la uni. Cogí el coche y fui hasta allí, pero al mirar el reloj me dí cuenta de que llegaba media hora antes. Vaya, por una vez en mi vida iba a llegar temprano a algún sitio. Así que, para hacer tiempo, fui a la cafetería a tomarme algo. Pedí un café, ya que es algo que me relaja y me encanta. Pero mi relajación pasó a ser enfado cuando me dí la vuelta para sentarme, y para mí sorpresa ahí estaba, la empanada de esta mañana.
Mi instinto de analizar a la gente no pudo pasar desapercibido en aquel momento. Me senté en la mesa que había justo en frente de la suya y me puse a mirar el móvil, pero en realidad la estaba observando a ella. Llevaba unos boyfriend rotos y una camisa de estampado floral, rematado todo con unas Converse blancas. La verdad el conjunto le daba a la chica un rollazo, además de que era bastante atractiva y tenía buena planta. Pero bueno, eso no quitaba que fuera un tanto estúpida. Pero justo cuando estaba mirándola, levantó la cabeza en mi dirección y me miró, con lo que yo, muerta del bochorno agaché la cabeza para mirar el móvil. Pero pude ver de reojo que comenzó a reirse. ¿Será cretina? De verdad que no sé de que va.
Por un momento pensé que quizá le estaba dando demasiada importancia a esta chica y a lo mejor por eso seguía con mi enfado. Pero bueno sería eso mismo, la rabia del momento. Aunque como me había dicho Aitana, era algo insignificante, ¿no?

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