Capítulo 11: parejas y rupturas.

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Ana

-Así que, ¿era tu novia?

-ERA. Pero parece que no lo pilla. Por cierto, ¿cómo lo sabes?

-Me estaba fumando un cigarro en frente y me he empapado de toda la conversación, perdona, ha sido sin intención. Bueno, ¿por qué lo dejasteis? Si se puede saber, claro. Hacéis buena pareja a simple vista.

-Vaya, Ana Banana la espía. Jajajajaja. No pasa nada, tranqui. Mira, yo ya estoy cansada y tengo ganas de volver, son las 1, y mañana tenemos que madrugar. ¿Te vienes y te lo cuento por el camino?

-Me parece buena idea.

Entramos a por nuestras cosas y nos despedimos. Y a mi parecer, las únicas sobrias de allí eramos Mimi y yo. Estaban todos fatal jajajaja. Al salir de allí, me fijé en que Lucía nos miraba de mala manera, como enfadada.

-No sé si te habrás dado cuenta. Pero al salir de aquí, si las miradas matasen, Lucía no me habría dejado llegar a la puerta viva.

-Pasa de ella. Uno de los motivos fueron cosas así. Es muy cría a pesar de tener solo un año menos que yo.

-Bueno, de aquí al hotel hay 20 minutos andando. Te dará tiempo a contármelo, ¿no? No es que sea cotilla. Me intereso porque creo que necesitas desahogarte con alguien. Y a mí me encanta escuchar. Así que...

-Sí. Me da tiempo jajajaja. Muchas gracias Ana, de verdad. Necesito desahogarme con alguien y soy muy desconfiada.

-No es nada. Me alegra que yo te transmita confianza. A ver, ¿que pasó entre Lucía y tú?

-Pues bueno, yo empecé a estudiar la carrera hace 5 años, como tú supongo. Y, me sabe mal decirlo, pero siempre he sido la típica que quiere una relación de una noche y se acabó. No quiero atarme. Me gusta ser libre pero a la vez, pasármelo bien. La gente puede pensar de mí que utilizo a las personas para lo que quiero, en el sentido sexual, y ya está. Pensarán que no tengo corazón, que no quiero enamorarme nunca, mil cosas...
Total, que siempre he sido así, y en la universidad no iba a cambiar la verdad. En estos cinco años, he conocido muchas personas con las que habría podido tener algo, pero nunca he querido. Si no me llamas la atención más allá de físicamente, ni probablemente tengamos algo porque no quiero seguir conociendote, ni probablemente me interese en saber más de tí. Que conste que con las personas que tengo un polvo de una noche, saben a lo que van, a lo directo. Eso me hace sentir mejor. Así no tengo que destrozarle las ilusiones a nadie. También es cierto que más de una, y de uno, se han enganchado sin quererlo y me han insistido más. Pero yo, nunca he querido.
No sé que pensarás de mí hasta aquí la verdad. Creo que tu imagen sobre mí ya ha empezado de puto culo.

-Para nada. Es una alegría que no tengas prejuicios a la hora de hacer lo que quieras. Tú misma lo has dicho. Puedes disfrutar. No tienes compromiso con esas personas que han pasado por tu vida y ellas lo saben. Y, oye, tus motivos tendrás para no querer nada serio con nadie. Sigue contándome, Mimi.

-Bueno, el caso es que yo estaba a gusto "sola". Pero hace un año, en una fiesta universitaria, unas amigas me presentaron a Lucía. Era nueva en Madrid. Venía de Cáceres e iba a estudiar odontología. La chica me cayó muy bien, y, aparte de llamarme la atención su físico, me interesé en saber cosas de ella. Pero no fue en principio nada diferente a las demás. La primera noche ya nos acostamos. No íbamos tan pedo. Pero apenas hicimos un par de preguntas desde que me la habían presentado. Era más tensión sexual del momento que otra cosa.
Pero después de esa noche, ella me siguió llamando para quedar, y a mí la idea no me desagradaba, así que nos fuimos conociendo poco a poco, y, pues bueno, comenzamos una "relación" por decirlo así.

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