Capítulo 7: el bus (Mimi).

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Mimi

No voy a decir que me he enamorado pérdidamente de ella. Pero sí puedo decir que ha sido un flechazo, no sé si de amor, o ha sido solo como deseo, capricho... en fin, tengo la cabeza hecha un lío. Esto nunca me había pasado con nadie. Yo nunca me enamoro, y me extrañaba que eso entrase en mis planes. Pero no pensaba frenar esa sensación.
Y sí, estoy hablando de Ana. La chica a la que le tiré los libros el otro día. Es una fantasía de mujer, es brutal.
Por fin averigué su nombre. Os contaré un breve resumen de como ha sido.
Bien, en el bus me monté con mis amigos en la parte de atrás y charlamos un poco, pero dejé de participar en la conversación, ya que mi único y principal propósito, era dormir. Estaba muerta de sueño. Pero ese propósito se esfumó cuando la ví montarse en el autobús. Una parte de mí me decía que se sentase lejos para poder distraerme con mis amigos o poder dormir, pero otra me decía que se sentase cerca de donde estaba yo. Lo necesitaba. Esa parte de mí me decía que necesitaba escuchar más palabras de su boca, que necesitaba saber más sobre ella, que quería saber todo de ella. Es absurdo, lo sé. Hasta ese momento solo había intercambiado varias frases con ella, el día del accidente y el día de la cafetería, y no de muy buenas maneras precisamente. Pero mi instinto me decía que no perdía nada en acercarme a ella, que no se cerraría a una amistad y que podríamos llevarnos bien. Todo por hablar con ella, conocerla. Mi único propósito es que "empecemos" de cero la manera de conocernos, hacer las "paces". Cualquier tonta excusa que soltarle.
Para mi suerte, se sentó justo delante mía, y joder, no me hizo falta nada para hablar con ella. Al poco tiempo de arrancar, me aplastó con su asiento y se dió la vuelta para disculparse. Cuando se dió cuenta de que era yo, se sorprendió la verdad, y tuvimos una conversación graciosa. Aunque yo en mi línea, serena, chula, y ella con su aparente control y poderío como fachada. En el fondo creo que es un amor. Hasta tiene pinta de mimosa jajajaja. Al rato oí que Raquel, una chica a la que conocía de estos viajes, le estaba hablando de mí, y muy bien, la verdad. Entonces aproveché para hablarle diciéndole que que bien me vendía, y ella me dijo que era para que enderezasemos la manera de conocernos. La cosa quedó así, yo ya estaba satisfecha.
Llegamos al aeropuerto, y cuando pasamos todos los controles y quedaba un rato libre, de repente, hablando con mis amigos, volví a acordarme de ella. Le pregunté a Raquel donde había ido y me la señaló. La ví, y empecé a seguirla. Sé que suena a psicópata, pero tenía un plan.
Os juro que ni me paré a pensar por qué estaba haciendo eso. Yo nunca era así. Yo nunca iba buscando a nadie, me buscaban a mí. Pero sentía la necesidad de hablar más con ella. Tuve ese impulso, el cuál me decía que entablase conversación como sea. Algo me llevaba a ella. Joder Mimi, nunca te había pasado esto, tú nunca lo hacías. Pero bueno, pensé que sería un capricho de los míos fuertes y que pronto se me pasaría, al cansarme y ver que era imposible tener algo con ella. Siempre caían las chicas a la primera, lo tenía muy fácil, pero aquí me he dado cuenta de que lo especial y lo que más esconde es lo difícil. Pero ella es imposible. Pero a mí me caracterizaba la constancia. Y algo me decía que por ella aguantaría todo.
Es arriesgado y absurdo. Que, sin conocerla, quieras hacerlo por todos los medios, quieras pasar tiempo con ella, quieres enamorarte día a día de ella. Joder que no, que no me podía estar enamorando.
Pero mi plan de seguirla se vió frustrado. Al ver que se dirigía a la máquina de chocolatinas, y que el baño estaba al lado, pensaba decirle que venía del baño y la veía perdida. Así que detrás de una esquina ví como sacaba la chocolatina, y seguidamente buscaba el camino de vuelta. Efectivamente una parte de mi plan no había fallado, se había perdido, mi intuición me decía que no solía venir mucho al aeropuerto. Así que pensé en que ese era mi momento. Salí y le dije, con seguridad particular, que le notaba algo perdida y que si queria que le ayudase. Pero ella no diría que sí tan fácilmente. Me dijo que que haciá yo allí. Le solté la excusa esperando su aprobación, pero hizo algo que me dejó helada. Muy poca gente me ha dicho eso en la vida o ha reconocido ese detalle en mí. Sentía que ella me conocía. Me había calado. Me dijo que al mentir la nariz se me ponía colorada. Mierda. Yo no tuve otra opción que rendirme. Le dije que en verdad venía para empezar de cero y borrar estos accidentes tontos. Así que me presenté fingiendo que era la primera vez que la veía, le dije que me llamaba Mimi. Y todo se me paró cuando por fin habló claro, y pude oírla perfectamente, y me dijo: "Encantada, soy Ana".
Ana, joder, hasta el nombre lo tenía bonito.
Volvimos hacía donde estaban los demás, y volviendo hacia allí pude observarla más detenidamente en general. Mejor que en la cafetería. Era pequeñita. Pero a la vez sus gestos eran de alguien muy maduro. Tenía un cuerpo perfectamente definido, precioso. No es el típico que destaca por tener mucho bulto de culo de tetas, porque era todo en su justa medida. Llevaba unas cuñas negras, con unos vaqueros desgastados pero muy pegados de tiro alto, con una blusa azul eléctrico. Iba espectacular. Pensándolo bien, ¿como una mujer así querría nunca estar conmigo? Siempre he sido una persona muy segura de sí misma. Pero en este caso ella era tantísimo en todos los aspectos que me hacía sentir dudas de si se fijaría en mí, aparte de porque tenía pinta de heteraza, con la vida resuelta y un novio perfecto además.
Embarcamos y ya contemplé la idea de dormir las 14 horas del vuelo a ver si me olvidaba de este capricho repentino y se me pasaba la tontura. Aunque bueno, tan repentino no era. Desde que le tiré los libros sentí esa necesidad de saber sobre ella. Pero joder, tenía que olvidarme de esto.
Pero jodida mi suerte, fuí al baño de verdad, y llegaba tarde para sentarme. Al llegar al asiento se me heló la sangre, estaba ella a mi lado.
Así que ahí, sin pensar, le dí rienda suelta a la labia y estuvimos la primera hora o más, hablando sobre libros, ya que ella había sacado uno. Y luego, empezó a escuchar música, supongo que para ver si se libraba de mí, pero no iba a hacerlo. Así que abrimos otro debate sobre música. Ella escuchaba tango. Joder, éramos tan diferentes, pero me llamaba tanto eso la atención. Le hablé de mis géneros favoritos y le puse varias canciones. Le gustaron. Y las disfrutaba como yo. De esa larga conversación que tuvimos sobre libros y música, saqué varias conclusiones. La conversación entre nosotras era muy fluida, todo salía natural, parecía que disfrutábamos hablando la una con la otra, como si nos conociésemos de toda la vida. Su acento era precioso, y tenía una voz muy dulce. Creo que es canaria. Había momentos en los que al hablar cara a cara, le miraba fijamente y analizaba todos sus rasgos. Tenía una sonrisa preciosa y una boca muy grande, con unos labios muy gorditos, tenía unos ojos muy vivos, y una nariz muy bonita. Sus facciones estaban muy marcadas, y sus pómulos parecían sacados de una revista de modelos. Tenía varios tatuajes por lo que pude ver. Ella entera me llamaba la atención. Era todo mi prototipo y mucho más. Pero tan imposible y tan lejos, que tendría que conformarme con ser su amiga. Eso si no se iba al enterarse de que era bisexual y ella era de mente cerrada, aunque tenía pinta de que no, y eso espero.
Nos durmimos un rato y cuando me desperté ella me dijo que llevaba ya rato despierta, y parecía que quería mirar por la ventana, tenía ganas y estaba aburrida. Así que le dije que si quería cambiarme el sitio y ella ilusionada y avergonzada a partes iguales, al principio me negó la oferta pero luego cedió. Al cambiarnos, ella se tuvo que poner encima mía, y como excusa para apoyarme, le toqué un pelín el culo, pero vaya no le molestó. Menos mal, me sentía fatal. Aunque, no se habría dado ni cuenta.
Al verla tan bonita y tan natural mirando aquel paisaje, no pude evitar echarle un par de fotos. Salía increíble. No me la pondría de fondo de pantalla por si lo veía y le sentaba mal, pero te juro que lo hubiese hecho. Me dió su número para que se las pasase. Y aquí viene lo gracioso. ¿Sabéis como la agregué? Mi futura novia. Estoy flipada, lo sé, pero me van los retos, aunque pase el tiempo y tenga que cambiarlo derrotada. Sentía la conexión por parte de ambas. Tenía que intentarlo en estas dos semanas.
Charlando, al fin llegamos a Australia, pero creedme si os digo que me pasaría 14 horas más hablando con ella.
Ana era mi señal.

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Bueno chicxs, este capítulo sé que es solo de Mimi y que os dije que apenas escribiría con su personaje, pero necesitaba hacerlo. Creo que es necesario ver sus sensaciones en cuánto a la historia.

¿Qué os parece este capítulo? Vuestra opinión me interesa mucho.

Y por supuesto, muchísimas gracias a las más de 1000 personas que me leen y dedican un ratito a este destino. De corazón. :)

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