Capítulo 17: maldita puerta.

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Mimi

Parece ser que la confesión de Ana, no había acabado ahí, en esa explicación sobre la frialdad que había entre Jadel y ella en los últimos meses. Es más, cuando acabó de contar todo eso, su mirada comenzó a tomar otro aire, otro gesto, a ser más juguetona, y prosiguió.

-Ahora, no obstante... -dijo mientras me recorría con la mirada de arriba a abajo- que yo quiera hacer las cosas bien con él, no quita que no nos lo podamos pasar bien en este viaje, y llevarnos un buen recuerdo de Australia, ya sabes.-Dijo guiñándome un ojo.- ¿Qué opina usted sobre eso, señorita Doblas?

-Vaya vaya, eres una sorpresa a cada minuto, Ana Guerra. Puedes cambiar la tonalidad de la conversación en un abrir y cerrar de ojos.

-No solo puedo cambiar eso.-Dijo acercándose a mi oreja.- La temperatura también la puedo cambiar, y creo que tú misma lo estás comprobando ahora mismo.-Y tras acabar esta frase me dio un sutil mordisco en el lóbulo de mi oreja. 

Joder con Ana. Yo que venía a arreglar las cosas sin ningún otro tipo de intención, y ella que de un momento para otro ha decidido ponerme a cien. Aunque ella está muy segura ahora, pero eso es porque no ha descubierto como de nerviosa pone Miriam Doblas al personal. Pero esta noche no le daré el placer de conocerlo.

-Tú no me conoces a mí todavía. Si jugamos a ver quien es más chula, o a ver quien se le da mejor poner cachonda a la otra, te aconsejo que te rindas lo antes posible.-Dije susurrándole mientras le colaba mi mano por su espalda.

O parábamos alguna de las dos, o esa misma noche follábamos como dos salvajes en esa habitación. Pero, a quien quiero engañar, no quiero que pare, ni yo quiero parar.

-Bueeeno, me parece que es hora de dormir. Mañana hay que madrugar para las clases.-Dijo separándose de mí mientras me sujetaba por los hombros y me colocaba la camiseta.

-No puede ser, serás...

-¿Te crees que este cuerpo te lo ibas a ganar a la primera vez que se te presentase? Para acceder a esto hace falta muuucho trabajo querida.-Dijo yéndose hacia el baño.

-Ya veremos si tengo que trabajar tanto.-Dije yéndome hacía la puerta.- Pues nada, buenas noches, Banana.

-Adiós moja bragas.-Dijo riendo.

La odiaba. Nadie me había hecho esto nunca. No es por darmelas de subidita, pero cuando alguien empezaba a seguirme el rollo, y yo le calentaba, eso ya estaba ganado de sobra. Pero tenía que existir la puta excepción, y encima sería a la que nunca podría rechazar.

Ana
Cuando Mimi cerró esa puerta, juraría que si tuviese poderes la hubiese abierto yo otra vez con la puta mente. No quería que se fuese, pero tampoco quería agobiarla, y más con ese sofocón que le he dejado encima...
A decir verdad, ella a mi me ha dejado igual. Tiene un puto imán para mí. Es increíblemente atractiva, hasta con esa camiseta de bugs bunny del pijama. No le hacía falta nada más.

Cuando me acosté tuve la tentación de abrir a hurtadillas y meterme a dormir con ella, pero no sé por qué, no lo hice. Joder, maldita puerta, era mi cuestión esa noche. Abrirla o no.

Mimi
Cerré esa puerta muy a mi pesar. Me hubiese quedado ahí con ella, a dormir o a lo que ella quisiese. Pero no lo hice. Igual ella era así de lanzada a simple vista pero luego a la hora de acostarse con alguien que no fuese su pareja le frenaba o algo, o no se sentía preparada al ser su primera vez con una chica (o eso creo). Quería darle todo el tiempo del mundo que ella necesitase. Ojalá no hubiese puerta para simplemente verla dormir, con su pelo revuelto, como un bebé. Pero ahí estaba, separándonos, maldita puerta. No me dejó dormir apenas, pensando en qué hubiese pasado si se hubiese abierto.

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Como el capítulo de ayer fue larguito, hoy he decidido dejaros uno corto, pero intenso. ¿Os está gustando la historia? Quiero leeros.
Gracias siempre por leerme.

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