Capítulo 9.

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"El corazón cree todo, o casi todo lo que le hace latir, pobre inocente"

-Mario Benedetti

Cinco llamadas perdidas de Donghae. Sabía que debía estar preocupado, así que le regresé la llamada.

¿Dónde estabas? —preguntó sin darme tiempo de saludar, yo suspiré.

—Estaba con HanGeng —respondí, no tenía sentido mentirle, no a él.

¿Follaron? —. Lo escuché reír, al parecer no tan preocupado como pensaba. Eso alivió un poco la tensión que sentía.

—No, aún. Nos veremos en la tarde —respondí aún con la sonrisa en mis labios. Se hizo el silencio del otro lado de la línea. —Se van hoy en la noche —comenté como excusa. Imaginé a Donghae pensando que decirme.

¿No lo vas a extrañar o si?

—¡Claro que no! —exclamé rápidamente. Porque así era, no lo extrañaría ni en lo más mínimo.

Eso es bueno —dijo no tan convencido. Se aclaró la garganta para pasar a otros temas.

Hablamos sobre lo que había pasado en la fiesta, lo extraño que estuvo y las peculiaridades que ambos notamos. Mi instinto decía que lo de bienes raíces era la tapadera de algo, pero no estaba seguro de querer saber. Tampoco quería compartir mis dudas con Donghae hasta estar seguro. Él me entendería después de todo.

Tenía cinco horas libres antes de ver a Hangeng. Los iba a aprovechar para irme de compras y tomarme algo. Invité a Donghae para no estar solo. También porque mis pensamientos no eran una cosa en las que podía confiar.

Me cambié de ropa por algo cómodo, iría por mi amigo a su casa que me quedaba a unos veinte minutos contando con que hubiera poco tráfico.

🌹🌹🌹

—Te veo pensativo

Estábamos en camino al centro de la ciudad. Había algo que me estaba inquietando desde hace unos días, algo que podría parecer sin sentido, pero lo tenía para mí.

—Quiero comprar en una sex shop —solté. Una mano azotó en mi hombro y miré a mi amigo que se empezó a morir de la risa.

—Pensé que pasabas de eso —dijo secándose lágrimas imaginarias de los ojos.

—Bueno, podría hacer el sexo más divertido ¿no crees? ¿lo has probado siquiera?

—No o ya lo sabrías —respondió. Buen punto, había pocas cosas o nada que Donghae y yo no nos contáramos.

—¿Qué tal vas con el pelirrojo? —pregunté decidiendo cambiar el tema para calmar el sentimiento de vergüenza de dejó en mí su burla.

Encontré un lugar para aparcar. Bajamos y fuimos al centro comercial. Iba a conseguir un juguete sí o sí, a la mierda Donghae y su estúpida risa.

—Nada —respondió mirando alrededor, —en la fiesta platicamos un poco, traté de coquetear pero luego se fue a donde tú estabas y yo regresé a la cocina —finalizó y se encogió de hombros. Anoté mentalmente preguntarle a HanGeng si su amigo también era gay.
Mi teléfono vibró. Mi columna vertebral se sacudió al ver el nombre de HanGeng en la pantalla, como si supiera que estábamos hablando de él. Era un mensaje.

"Estoy ansiando sentir esa boquita"

Me reí y un sentí arder las mejillas. Mi pene sin duda reaccionando a esas líneas.

《HanChul》Sexo, Mafia y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora