Capítulo 14.

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"Abrázate a mi locura, que vamos a volar"

Octubre golpeaba refrescante en mi cuerpo. Eran las cinco de la tarde en Ámsterdam y pasaría una semana disfrutando del lugar. Las vacaciones me sabían a gloria y demasiado placer. Era una lástima que Donghae no pudo venir conmigo. Todo sería más divertido con él aquí y me sentiría menos solo. Estaba en la ciudad del pecado e iba a aprovecharla.

Tomé un transporte hasta mi hotel, que estaba cerca del centro. No tengo un itinerario para la semana, lo que si era seguro es que, iría de antro. ¡En Ámsterdam! He visto varios lugares por Internet, no tenía problemas en probar todos. Y seguro que el sexo con un europeo sería delicioso.

La recepcionista me recibió en un inglés perfecto. Yo contesté en mi inglés básico. Ya me las arreglaría para el resto de la semana. Al menos sabía lo necesario para pedir comida y llevarme un hombre a la cama.

Me registré, firmé los reglamentos y me entregaron la tarjeta de mi habitación.

La habitación era a simple vista; preciosa. El diseño del interior era un contraste de vintage con minimalista y los colores combinaban con el otoño. Dejé mis maletas a un lado y me deshice de mi abrigo. Me senté al borde de la cama.

Suave.

Muy suave que terminé por recostarme y dar un par de vueltas. Podría quedarme dormido. Aún tenía el horario de Corea y el jetlag no tardaría en pasarme factura. Después de una ducha, decidí pedir servicio a la habitación.

Me tomé la palabra de dormir y en menos de lo pensado ya estaba fuera de este mundo.

No supe cuánto había dormido, me estiré en la cama cerrando los ojos unos minutos más. Di un par de vueltas en la cama todavía indeciso si ver la hora para planear algo, el cambio de hora en mi reloj fue automático, pero mi cerebro todavía no se estaba actualizando.

Mi teléfono vibró con el tono de mensaje.

"¿Despierto ya?, ¿Qué tal el horario?"

Era Donghae.

"Dormí como bebé"

Respondí.

Dejé el celular y fui a cambiarme el pijama. Mi estómago pedía comida. Me puse unos pantalones de lino y un suéter sencillo. Puse a cargar el celular y bajé al restaurante.

Escogí una mesa cerca de la ventana con buena vista. Uno de los meseros me llevó el menú, después de revisarlo como tres veces, me decidí por un café, pan tostado con mermelada y unos bolillos.

El mesero se acercó a la mesa de enfrente, me fijé en el hombre que vestía de traje gris y lentes pequeños. Era asiático y aunque no era extraño ver a otros asiáticos en Ámsterdam, ese hombre resaltaba de alguna manera. Cuando el mesero se fue, nuestras miradas se cruzaron, él sonrió dejando ver un hoyuelo. Le sonreí de vuelta.

El desayuno transcurrió bastante tranquilo a pesar de que, sentía la mirada de aquel hombre sobre mí. Me sentí mejor en la recepción escogiendo algunos folletos turísticos.

—Te puedo recomendar algunos lugares.

Me di la vuelta sorprendido al escuchar un perfecto coreano. El hombre del restaurante estaba detrás mío. Me sentí inquieto e intenté relajarme. Quizá sólo estaba exagerando.

—¿Primera vez? —preguntó. Se veía tan amable de cerca.

—¿Tanto se me nota? —Él asintió sonriendo. Y otra vez ese hoyuelo. Traté de no ruborizarme al verme descubierto.

《HanChul》Sexo, Mafia y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora