El principio del fin

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Con dificultad me puse de pie, vi como mi ala izquierda se movía, como un ser desesperado se sacudía de un lado a otro, sentía como la herida se me inflamaba rápidamente, intenté volar, pero no podía controlar muy bien el vuelo, así que varias veces choqué contra el piso; el árbol que me arrancó parte del ala me habló nuevamente; si intervienes en la vida de las personas que habitan otra realidad deberás pagar un precio muy alto, ahora como lo puedes notar, se te hará más complicado cumplir tu misión, sabes que no puedes controlar el vuelo de una forma más suelta, así que con esta limitación se extenderá el tiempo que deberás pasar aquí. Mientras hablaba el árbol, vi como el espíritu que arranqué de ese ser repugnante, flotaba desesperado, como tratando de encontrar una forma, un recipiente donde poder posarse, creí que un frasco de los que colgaba en mi cuello seria el lugar adecuado pero no fue así, porque este espíritu se posó en el cadáver de uno de los animales rastreros de aquel lugar, con asombro vi como este empezó a moverse, entonces entendí que en estos animales habitaban aquellos espíritus repugnantes, que por alguna razón se adelantan a su destino.

Entonces, confundido pregunté: pero por que pude arrancar el espíritu de esa persona, ¿acaso puedo ser uno más de los seres que habitan en la realidad?

Solo por un corto momento podrás volverte real, pero eso desgastará tu ser, le quitará fuerza, le quitara dones que más adelante los necesitaras, respondió el árbol.

Es que no pude permitir lo que sucedía en ese departamento, no pude contener mi rabia; muchos espíritus que he cargado han vivido situaciones parecidas, y no sabes cuánto duele el vivir sus vidas, cuánto pesa el dolor en mi ser, cuanto queman las lágrimas que en silencio han derramado, no sabes cuánto marcan esas experiencias en sus vidas; es por eso que me invadió la ira, no pude contenerme, así que sin pensarlo decidí hacer algo al respecto; estas palabras salieron de mi boca desesperadas, agitadas.

Pero tú no estás aquí para ejercer justicia, esa no es tu tarea, no intentes ser un justiciero al que no le importa su propia integridad; no intervengas de nuevo, porque probablemente ya no existas más.

Entendí que debía hacer caso a lo que el árbol dijo, así que por un largo tiempo me dediqué a transportar muchos espíritus, pero a pesar de esto, la mirada de la chica a quien ayudé nunca pudo borrarse de mi memoria, a cada lugar que iba, en cada espíritu que recolectaba había algo de esa mirada, la sentía; es así que luego de haber depositado los espíritus en la fuente cristalina retorne al valle oscuro, y de inmediato me conecté otra vez al árbol que hace tiempo atrás arrancó parte de mi ala izquierda.

No lo hagas me dijo el árbol, el que sabía de mi intensión; sin embargo posé mis manos en éste, mis garras se hundieron lentamente y otra vez regresé a la realidad; en la que vagué por muchos lugares, tratando de encontrar aquella mirada que no podía salir de mi cabeza; lentamente el sol se fue ocultando en el horizonte, la luz que éste proyectaba en las nubes era espectacular, parecía la paleta de un pintor al utilizar muchos colores en su obra, estos se mezclaban y generaban matices muy difíciles de darles un nombre específico, que espectáculo más hermoso, por un largo momento lo contemplé, hasta que la oscuridad de la noche cayó, un cielo estrellado ahora era la nueva atracción que mis ojos contemplaron, las estrellas, algunas cercanas, otras distantes parecían tener vida, por que como velas encendidas a las que una leve brisa sopla se movían, mi caminata por esta ciudad siguió, y una voz conocida llegó a mí a través del viento que soplaba en ese instante, así que traté de reconocer de donde ésta provenía, demore varios minutos hasta llegar a ella; así que me encontré frente a un coliseo relativamente pequeño; seguí entre la muchedumbre que ahí se reunía, el sonido de las guitarras y la batería era frenético; y entre esos acordes emergía una dulce y delicada voz femenina, la que desgarraba con un sentimiento intenso la letra de una canción melancólica, en ese instante mi corazón, más bien esta roca se exaltó al reconocer sobre el escenario la mirada que un día se cruzó con la mía, y que se quedó en mí memoria para jamás salir de ahí; por lo visto había pasado ya varios años desde que ayudé a aquella indefensa adolescente que asustada y temblorosa esperaba un destino terrible sin poder hacer nada más que llorar en silencio; pero esta vez su presencia cautivaba a la multitud, una figura esbelta se movía al ritmo de la música, a veces animando a los presentes a veces encerrándose en sí misma, sintiendo con intensidad cada palabra que cantaba, lo que provocaba que los presentes derramen lágrimas, y canten a todo pulmón; parte de la letra de la canción hacia alusión a un amor perdido:

Te llevaste la luz

Que un día me la regalaste

Esa que se escondía en tu mirada

Ahora ya no puedo avanzar

Por qué de mi lado te has ido

Y a mi alrededor solo hay oscuridad

Regresa a mi

Ven y cambia mis días

Ven y devuélveme

La esperanza perdida

Me conformo con migajas

De tus vacilantes sentimientos

El lugar se llenó de euforia cuando la música terminó, al parecer el espectáculo había terminado, la banda que tocó en aquel escenario se paró frente al público que los aclamaba, saludo por última vez, hicieron un gesto de despedida, y se retiraron; apurado me abrí paso entre la gente que salía del lugar, llegue al escenario y al lado izquierdo unas gradas conducían a un camerino, crucé un pasillo largo y llegué a una sala donde los artistas se felicitaban y reian, entre varias personas distinguí aquella mirada, estaba conversando con alguien que imagino conocía hace mucho tiempo; abandonaron el lugar y todas las personas del camerino se dirigieron a un bar, donde pasaron la noche y parte de la madrugada bebiendo y fumando, al parecer la chica de la mirada hipnotizaste estaba feliz, porque bromeaba, jugaba y reía con quien la acompañaba; se embriago.

Cuando todos se despidieron ella tomo un taxi y regresó a su departamento, estaba ubicado en un sector poblado, donde habían muchas tiendas y locales comerciales, bajó del taxi y con dificultad llegó a la puerta del edificio, buscó sus llaves en el bolso y abrió la puerta de metal, la que hizo un sonido agudo; subió las escalera y al entrar en su departamento se dirigió a una pequeña barra que tenía junto a la cocina, buscó una botella de licor, fue junto al reproductor de música y lo encendió, busco un disco , y lo reprodujo a todo volumen mientas bebía, quince minutos después sonó una canción que hizo que las lágrimas brotaran, Little girl blue , así se llamaba la canción, igual como ella sr sentía en ese momento, pequeña niña triste, me arrodille frente a ella y miré directamente a sus ojos, tenían un color azul verdoso, con pequeñas manchas color mostaza casi imperceptibles; ahí entendí ese conocido refrán que dice:" los ojos son las ventanas del alma" , esto era cierto, por que pude ver en su alma muchas heridas de tiempo atrás, recuerdos que lastimaban cada día, que nunca se habían ido, heridas que nunca habían sanado; el abandono de sus padres, los abusos a los que fue sometida por sus familiares, las torturas que vivió por culpa del desgraciado que hace tiempo atrás conocí y que afortunadamente yo me encargue de él, desamores, engaños; hacían de ella un ser muy triste.

Terminó esta canción y buscó otra botella de licor, pero todas estaban vacías, las lanzó contra la pared, el sonido del cristal quebrado no se escuchó por el volumen de la música, busco dinero y salió a la calle, encontró una tienda en una gasolinera cercana; compró licor y vagó por las calles oscuras, lis recuerdos se agolpaban con furia a su memoria, lagrimas resbalaban por sus mejillas hasta encontrarse con el asfalto, a veces utilizaba la manga de su saco para limpiárselas.

Muy lejos de su departamento, arrojo la botella de licor vacía, subió a un puente muy alto, se sentó en el borde de este; imaginé sus pensamientos, me dolieron mucho, así que me posé junto a ella, sé que no lo notó; una sonrisa se dibujó en su rostro, se puso de pie y se lanzó al vacío; con horror vi como lentamente su cuerpo caía, sentí como mi corazón se congelaba; entonces un impulso me movió, era un sentimiento intenso el que me hizo reaccionar, extendí mi brazo, sujete su mano con fuerza y la arrojé de vuelta al puente; no entiendo cómo es que pude hacer esto, pero fue útil por que cuando levanté la vista, la chica de los ojos que hipnotizan estaba tendida en el suelo, con la mirada clavada en mí; sentí como ella notó mi presencia, aturdida y asustada se puso de pie, su mirada seguía fija en mí, lentamente camino de espaldas, se secó las lágrimas y luego se alejó con una carrera, mientras yo flotaba en aquel puente, y otra vez el árbol viejo me regresó a mi realidad, igual que la vez anterior, éste me atacó con violencia y también arrancó parte de mi ala derecha, me recriminó por lo que había hecho, no hice caso a sus palabras, pero frente a mí la bruma, los espíritus estaban formando una especie de nubes enormes, iguales a una tormenta que está a punto de iniciar...

Aquel camino sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora