No tenía respuestas para aquella pregunta, solo me incline un poco para decirle que era su amigo, que la cuidaría y la protegería; me observo con su tierna mirada y sonrió; en mi ser solo sentía paz y alegría, ella, ese pequeño ser era el motivo de estos sentimientos que creí olvidados hace mucho tiempo. Su presencia en este sitio fue como un rayo de esperanza en este oscuro lugar, los seres que habitábamos ahí quedamos hipnotizados por ella, y fue su inocencia que transformó aquel lugar en un parque, donde correteaba; mientras esto sucedía me preguntaba si lo que sus ojos miraban era lo mismo que el resto de seres que vagábamos aquí mirábamos.
Al tiempo que me preguntaba esto, los tres pequeños ángeles rodearon a esta niña, sonreían, daban volteretas por el aire, aparecían y desaparecían, fueron los bufones que sacaron muchas sonrisas de este hermoso ser. Cuando paseaba por aquel lugar, sus delicadas manos trataban de tocar todo lo que tenía a su alcance, así que los árboles también gozaron de la gracia que emanaba de este espíritu único, luego los que parecían animales rastreros y también los pequeños ángeles.
Yo solo contemplaba con atención y mucho celo lo que hacían, entonces después de jugar, reír, explorar se acercó a mi nuevamente y me preguntó: ¿dónde está mi mami?, ella me dijo que yo iba a estar bien, que ya nada me iba a dañar; pero no le creí porque había lágrimas en sus ojos.
De seguro está bien, respondí, a lo que ella contestó, ¿me lo prometes?; asentí con la cabeza, aunque no sabía cómo cumpliría con ese compromiso que inconscientemente acepté.
Me sujetó de la mano, y no sé cómo sucedió pero miré algunos recuerdos de aquella niña, vi parte de su vida, parte de su lucha, vi como su papá y su mamá la amaban, como lucharon, como utilizaron cualquier medio para ayudarla, pero todo aquello no fue suficiente, porque al final de sus días una enfermedad decidió acabar con su vida; ¿qué clase de ser supremo permite ese sufrimiento? me pregunté, por qué sentí el dolor de su padre y su madre, este se comparaba con lo que sentí y aun siento desde que llegué aquí, millones de dagas clavándose lentamente en el pecho, desesperación por sentirse inútiles al no poder salvar la vida de su pequeña hija, lagrimas que queman las entrañas, un amargo sabor de boca, un nudo en la garganta, un corazón hecho añicos, todos esos sentimientos que matan en vida, sentimientos que se aferran a nuestro ser, que se burlan de nosotros, que nos tratan igual que a marionetas viejas, inservibles; como deseaba estar junto a ellos, abrazarlos, cubrirlos, protegerlos, apoyarlos, pero todo eso era inútil; lo más difícil de aceptar fue cuando ya su pequeño y delicado cuerpo descansó en un ataúd, y fue cubierto con la tierra mojada, en realidad el dolor que siente una madre no tiene comparación, desde aquel momento las dos murieron, madre e hija perecieron, aunque la primera aun su cuerpo físico vivía, pero su espíritu y su corazón ya no fueron los mismos.
Con una rabia inmensa regresé de nuevo a mi realidad, estaba enojado porque ese no debió ser el destino de aquella familia, la vida no debió destruir la felicidad que en sus corazones había, ahora entiendo por qué el ser humano cambia, por que pierde la fe, por que se desvía del camino.
Después de esta visión no quise llevarla a la fuente, porque era luz en este horrible lugar, era esperanza, paz, tranquilidad, alegría; pero luego los ángeles me obligaron a cargar este hermoso ser y llevarlo a la fuente cristalina; así que con delicadeza la tomé entre mis grotescos brazos; ningún frasco puede contener un espíritu tan puro como este, y levanté el vuelo; mientras nos acercábamos a la fuente, noté que mi pequeña amiga miraba con un poco de temor el mar de fuego y la pequeña isla, entonces preguntó: ¿a dónde vamos? - a un mejor lugar le dije; al llegar, lentamente deposité su espíritu en la fuente, sentí tristeza porque ya no la sentiría jamás; me dedicó una sonrisa a la que correspondí, y su espíritu ascendió por la gran chimenea de luz intensa.
Con tristeza retorné otra vez a mi realidad, así imagino que se sintieron su papá y su mamá luego de sepultarla, sin sentido, sin ganas de vivir, sin saber cómo continuar.
Mi realidad ya no fue la misma, así que para escapar de ésta volví a conectar mi esencia con los árboles viejos; esta vez me encontré en una ciudad algo extraña, porque habían casas antiguas, con la pintura desgastada por el tiempo, era ya muy noche, las luces de los postes eran muy tenues, y en otros casos los focos estaban dañados, así que la calle estaba apenas iluminada.
Caminé por esta calle, al parecer tiempo antes había llovido por que el asfalto estaba mojado, las ventanas de las casas brillaban con luces pálidas; en ese momento escuché una voz que pedía ayuda, entre susurros y llanto vino hacia mí. Con desesperación traté de orientarme para llegar a donde estaba el ser que me llamaba, y enseguida llegue a un edificio de al menos cinco pisos, unas gradas angostas se ubicaban justo adelante de la puerta, obviamente no las necesitaba; abrí mis alas hasta llegar al sitio de dónde provenía esta voz; una puerta café con el número 20 en el tercer piso era lo único que me separaba del ser que me llamaba.
Entre en este departamento y contemplé con odio, ira, asco como un maldito ser estaba a punto de mancillar la inocencia de una adolecente, la que asustada temblaba de miedo sobre un sillón viejo; con una furia indescriptible me adelanté y con mis garras trate de dañar a este infeliz, lancé mis garras al corazón de este despreciable sujeto y al hacer esto, su cuerpo se desplomó sobre la chica que aun lloraba, y ésta al darse cuenta de que su verdugo no reaccionaba, con mucha dificultad lo apartó y salió corriendo del departamento, creo que casi me roza, incluso creo que notó mi presencia, porque al salir nuestras miradas se cruzaron; pero un segundo después, de una manera muy brusca retorné al valle oscuro, pero esta vez veo que mis garras tienen un espíritu en sus puntas, siento como una rama del árbol viejo me aprieta con fuerza, y este me grita: jamás debes intervenir en la realidad, esto te costara muy caro, dicho esto arrancó un pedazo de mi ala izquierda, dejándome un dolor insoportable, y echándome por los aires hasta caer al suelo...
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Aquel camino sin fin
HororEsta historia esta basada en la vivencia de una persona que debe purgar su alma, tiene que soportar un destino que no eligio sin saber cuando acabara su misión