[009]

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     Habían pasado ya algunos días después de que fui a Nueva York con Elizabeth, desde entonces, desde ese día exactamente y los momentos que pasamos, su presencia no abandona mi mente.

No hay necesidad de que mis amigas me recuerden cuan distraída estoy, yo misma lo noto, incansable e infructíferamente he intentado centrarme en otras cosas, pero nada. Es como si ella se haya impregnado en mi de manera sobre humana y eso, eso me asusta.

Absorbida en mis pensamientos, tecleo de manera histérica, escribiendo en la máquina antigua de escribir que, hasta ahora, solo había sido adorno de mi cuarto, pues nunca la había usado, hasta ahora, que me encuentro escribiendo patéticamente un poema sobre esa mujer.

Uno que nunca le daré.

Siempre me han gustado estas cosas antiguas, mi cuarto está rodeado de cámaras viejas, posters y demás adornos.

Y sí, escribía este poema sobre ella en esta máquina, cuyo sonido era un calmante. Hablaba sobre su sonrisa, sus ojos y su manera increíble de verme, como si ella supiera de mí.

Como si desde antes, mucho antes me conociera.

Pareciera irreal y fantasioso, pero creo en la reencarnación y el que ella, el que ambas sintamos esta conexión tan... extrañamente pura; hace que sienta que ya nos conocemos, ¿En otra vida, quizá?

Coloqué el último punto sobre el papel y mi cuerpo al instante dio un respingo al escuchar el tono del celular sonar eufóricamente.

Mentalmente me dije que debía cambiarlo.

Lo tomé con serenidad y vi quien era, contesté y su voz me llamó al otro lado.


[– Ana, te he escrito más de 30 veces, en serio, ¿Dónde te habías metido? –]

– Lo siento, Hannah, estaba escribiendo y, bueno, ya sabes... – Sonreí.

[– Oh, eso me parece genial, hace rato tenías ese bloqueo, me alegro. –] Dijo con sinceridad. [–, pero continuando con la llamada, te envié un correo, un tipo está solicitando un servicio de una noche, al parecer... –] Se escuchaban ciertos sonidos al otro lado. [– Ok, dice que es una noche de fiesta, juvenil, alegre, ya sabes, eso de socializar. –]

– Ajá. –

[– Son como 4 horas, aproximadamente. –]

– Bien, déjame busco información y te comunico para que respondas. –

[– Vale... Y, Ana. –]

– ¿Si? –

[– De verdad me alegra que hayas salido de ese bloqueo, hace mucho no escribías. –]

– Gracias. – Suspiré. – También me alegra escribir de nuevo. –

[– Lo sé, nos vemos, nena. –] Y cortó.


Estaba revisando el correo, abrí el mensaje y encontré lo que buscaba, si se trataba de fiestas y socializar, Ash era la mejor, después de leer todo el correo, tomé el celular y enseguida, busqué información sobre el hombre.

Su nombre es Tobías, tiene 47 años y es casado en planes de divorcio, ya que la mujer con la que se casó lo denunció por...

No, en definitiva, no, no enviaré a Ashley ahí. Jamás.

El hombre fue denunciado por violar a la hija de su esposa y no solo eso, tenía un registro de más de 5 acusaciones por violación. Mi corazón al instante se detuvo.

| Adolescente en renta |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora