[018]

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Mi cabeza duele demasiado, no recuerdo nada de lo que pasó...

Elizabeth...


– Ana. – La voz de Lore me hizo abrir los ojos. – ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? –

– ¿Dónde estoy? –

– En casa, por supuesto– Esa voz. –, y tienes mucho que explicar, Ana. –

– ¿Mamá? – Intenté levantarme, pero aún estaba aturdida, en un instante todos los recuerdos se agolparon en mi mente. – No... necesito... tengo que ir con Elizabeth, ella...-

– ¡Ella nada! – Mi madre levantó la voz como nunca lo había hecho, miré a mi alrededor, ya más consciente de donde estaba.


Todas mis amigas estaban ahí, me miraban entre asustadas y confundidas.


– ¿¡Cómo pudiste caer tan bajo!? – Gritó, miró a mis amigas que la veían entre asustadas y sorprendidas. – Chicas, necesito que se vayan... – Se dirigió a ellas. Con una mirada les pedí disculpas, pues yo estaba más confundida que ellas, pero sé que ellas tienen más preguntas que yo.

– Cuídate, Ana. – Dijo Lore, su voz obviamente denotaba más cosas. – Ash te dará algo, por mensaje te contaremos todo, pero nos tienes que contar aún más cosas. – Susurró en el abrazo que me dio.

– Nos vemos, chica. – Dijo Hannah y me abrazó. Todo esto parecía una despedida.

– Cuídate, pe... Ana. – Con disimulo, puso en mi mano un papel doblado como en mil partes para que se viera pequeño. – Bye. –


Las chicas se fueron y un silencio reinó en la casa por unos segundos, mi madre me veía con enojo, con resentimiento. Con todo.


– ¿Sabes qué has hecho? – Soltó entre dientes. – ¡¿Eres consciente, Ana?! –

– ¿Amar? Porque eso es lo que he hecho. –

– ¡No, no está bien! – Alzó la voz. – ¿Sabes quién es esa mujer? –

– Elizabeth. – Respondí sin comprender la pregunta.

– ¿No la recuerdas? – Recordé que la madre de Elizabeth mencionó haberme conocido.


Imágenes de ese momento volvieron a surgir, una más fuerte que otra, coloqué mi mano izquierda en mi sien presionando con fuerza, un dolor punzante se había impuesto en mí.

Aun así, intenté seguirle el juego a mi madre.

Hay algo que no sé aún.


– Creo que no estoy entendiendo... -

– Esa mujer... ella es una abominación, Ana y siempre ha querido que tú lo seas, siempre ha querido imponerte esa desviación, ¡¿No ves, acaso, sus intenciones?! –

– No entiendo, madre. – Insistí.

– Ese es el punto, nunca entiendes nada, hace 12 años tuvimos que alejarnos de esa mujer por lo mismo y te juro, Ana, que no me importa hacerlo una segunda vez. –

– ¿De qué demonios hablas? –

– Elizabeth es lesbiana y ella está induciéndote a ese camino, ¿Cómo la volviste a ver? ¿Ella te buscó? –

| Adolescente en renta |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora