Mi cabeza duele demasiado, no recuerdo nada de lo que pasó...
Elizabeth...
– Ana. – La voz de Lore me hizo abrir los ojos. – ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? –
– ¿Dónde estoy? –
– En casa, por supuesto– Esa voz. –, y tienes mucho que explicar, Ana. –
– ¿Mamá? – Intenté levantarme, pero aún estaba aturdida, en un instante todos los recuerdos se agolparon en mi mente. – No... necesito... tengo que ir con Elizabeth, ella...-
– ¡Ella nada! – Mi madre levantó la voz como nunca lo había hecho, miré a mi alrededor, ya más consciente de donde estaba.
Todas mis amigas estaban ahí, me miraban entre asustadas y confundidas.
– ¿¡Cómo pudiste caer tan bajo!? – Gritó, miró a mis amigas que la veían entre asustadas y sorprendidas. – Chicas, necesito que se vayan... – Se dirigió a ellas. Con una mirada les pedí disculpas, pues yo estaba más confundida que ellas, pero sé que ellas tienen más preguntas que yo.
– Cuídate, Ana. – Dijo Lore, su voz obviamente denotaba más cosas. – Ash te dará algo, por mensaje te contaremos todo, pero nos tienes que contar aún más cosas. – Susurró en el abrazo que me dio.
– Nos vemos, chica. – Dijo Hannah y me abrazó. Todo esto parecía una despedida.
– Cuídate, pe... Ana. – Con disimulo, puso en mi mano un papel doblado como en mil partes para que se viera pequeño. – Bye. –
Las chicas se fueron y un silencio reinó en la casa por unos segundos, mi madre me veía con enojo, con resentimiento. Con todo.
– ¿Sabes qué has hecho? – Soltó entre dientes. – ¡¿Eres consciente, Ana?! –
– ¿Amar? Porque eso es lo que he hecho. –
– ¡No, no está bien! – Alzó la voz. – ¿Sabes quién es esa mujer? –
– Elizabeth. – Respondí sin comprender la pregunta.
– ¿No la recuerdas? – Recordé que la madre de Elizabeth mencionó haberme conocido.
Imágenes de ese momento volvieron a surgir, una más fuerte que otra, coloqué mi mano izquierda en mi sien presionando con fuerza, un dolor punzante se había impuesto en mí.
Aun así, intenté seguirle el juego a mi madre.
Hay algo que no sé aún.
– Creo que no estoy entendiendo... -
– Esa mujer... ella es una abominación, Ana y siempre ha querido que tú lo seas, siempre ha querido imponerte esa desviación, ¡¿No ves, acaso, sus intenciones?! –
– No entiendo, madre. – Insistí.
– Ese es el punto, nunca entiendes nada, hace 12 años tuvimos que alejarnos de esa mujer por lo mismo y te juro, Ana, que no me importa hacerlo una segunda vez. –
– ¿De qué demonios hablas? –
– Elizabeth es lesbiana y ella está induciéndote a ese camino, ¿Cómo la volviste a ver? ¿Ella te buscó? –
ESTÁS LEYENDO
| Adolescente en renta |
Teen FictionTengo una página web con mis amigas desde hace un año, hemos creado nuestra propia micro empresa con el fin de recolectar dinero para varias causas. Pensamos la idea en un principio de manera de broma, sin embargo, con el tiempo pasó a ser nuestra f...