[019]

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El tono de mi celular me asustó, aun no lo cambiaba y por un momento agradecí no haberlo hecho, pedí a todas las estrellas que fuera ella.

Pero no lo era.


[– ¿Ana? –]

– Hannah... Elizabeth... –

[– ¿Qué pasa, Ana? Estamos preocupadas por ti, ¿Estás bien? –]

– La nota... la nota que Ashley me dio... Elizabeth, ella... ella me dejó. –

[– Ana... ¿Qué té ha escrito? –]

– Ella... necesito ir a... a buscarla. – Sorbía por la nariz y mis lágrimas no cesaban,

[– Está bien, ¿Puedes salir de casa? –]

– ...No. –

[– Tranquila, Ashley y Lorena van para tu casa, en cuanto tu madre se distraiga, sales por la puerta de atrás, estoy con Lara y Elena en su camioneta. –]

– ¿Cómo sabes...? -

[– Elizabeth nos dijo que tu sabrías leer esa nota, pero si no has podido sola, te ayudaremos. –]

– ¿Ella habló con ustedes? –

[– Si... antes de que su madre saliera ella le dijo a Ashley que tú entenderías, entonces salió su madre, ella tardó en darnos el papel, pero al momento en que su madre salió, ella nos lo dio. -]


En ese momento el timbre de la casa sonó, era mi momento, corté la llamada tras despedirme de Hannah, tomé la nota y salí del cuarto, bajé las escaleras con cuidado, evitando que mi madre me viera, corrí a la cocina y salí.

Corrí por detrás de un par de casas hasta esperar a las chicas cerca de un faro, unos momentos después, llegaron agitadas por correr.


– ¡Viniste! –

– Por supuesto... – Ambas chicas me abrazaron, necesitaba esto. – Gracias, chicas, por todo. –

– ¿Estuviste llorando? ¿Qué decía la nota? – Les entregué la nota, ellas se juntaron y bajo la luz de la lámpara la leyeron, al terminar, ambas me vieron, yo solo pude bajar la mirada.

–...Aunque duele, siento que lo que dice no es cierto, falta algo, oculta algo. –

– Bien, vamos con las chicas y de ahí iremos al departamento. –

– No te preocupes, Ana, si Elizabeth lloraba, entonces ella te ama tanto como tú a ella. Ella sabía que tu podrías entender las palabras que se ocultan aquí. –

– Gracias, las quiero chicas. –

– Ay no, nada de sentimientos que lloro. – Ashley se hacía viendo con las manos y secaba una que otra lágrima. – Saben que soy bien pendeja para estas cosas. –

– Bobas. – Reímos entre lágrimas y nos dirigimos corriendo hasta la chica mayor que nos esperaba en la camioneta con la parejita.


[Date prisa, Ana... las cosas son más turbias de lo que crees.]


***


     La rubia se encontraba en la sala de su casa –que no se sentía tan suya en aquel momento- envuelta en una melancólica soledad, se habían llevado a Ana, una vez más se la habían arrebatado y ahora era peor, ahora no solo dolía, ahora quemaba, ardía en su pecho, el dolor era tan fuerte que atravesaba todo dolor carnal y llegaba hasta su alma, dolía en los más profundo de su ser; estaba de rodillas en su sala, había estado golpeando todo a su alrededor, había chocado su cuerpo contra las paredes intentando de una maldita vez por todas aplacar eso que en su pecho se sentía.

| Adolescente en renta |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora