Cuando su boca encontró la de ella, sus manos buscaron el cinturón de la bata, lo desataron y luego se deslizaron debajo de la tela para acariciar la desnuda piel femenina.
-¿Puedes imaginar lo difícil que es discutir con gente como mi hermana menor cuando en tu habitación tienes a una hermosa mujer desnuda?
-No -respondió Jeongyeon con una sonrisa traviesa-. En realidad no; nunca he est...ado en semejante situación.
-Créeme -dijo Jimin con seriedad-. Es angustioso -se quitó el jersey, besó a Jeongyeon en la base del cuello y volvió a lanzar un ronco gemido-. Vamos a la cama -rogó con voz enronquecida.
Jeongyeon no necesitó demasiada persuasión. Entrelazó sus dedos con los de el y subió a su lado a la habitación.
Eran casi las cuatro de la tarde cuando llegó por fin a su apartamento. ¿Dónde se había ido el día? Bien, sabía la respuesta a esa pregunta y apenas se le podría ocurrir una manera mejor de pasar un domingo.
No debía haberse preocupado por que Jimin volviera a ser el mismo macho arrogante cuando Manse se fuera. Cuanto más lo pensaba, más se convencía de que todos los defectos que ella le atribuía habían nacido de su deseo de resistirse a su fascinación. Era fácil no ceder a su encanto viril si se pensaba que se trataba de un hombre lleno de prejuicios respecto a la mujer, arrogante y desdeñoso.
No era perfecto, por supuesto. Tenía sus momentos de machismo. Pero siempre se mostraba dispuesto a recapacitar sobre sus propias ideas y opiniones ya escuchar el punto de vista de Jeongyeon.Y respecto al excesivo sentimentalismo de las mujeres... ¿no era él a veces también demasiado sentimental? ¿No le había comprado un ridículo oso gigantesco a su sobrino? Después de hacer el amor y haber conseguido levantarse de la cama, se había vestido y había pasado largo rato en la habitación que había servido de guardería, con el pretexto de buscar un lugar donde guardar la cuna portátil.
Jeongyeon le había visto ponerse meditabundo mientras echaba la bolsa con pañales usados en la papelera y luego limpiaba el escritorio para volver a colocar encima su ordenador.
-¡Está tan vacío sin él! -
Era lo único que había dicho.
Sin dramas, sin lágrimas, pero a su propia manera controlada, había demostrado ser tan sentimental como una mujer, tan sentimental y lleno de ternura.¿Por qué habían desperdiciado cuatro años de sus vidas esquivándose el uno al otro?, se preguntaba la joven mientras se dirigía hacia su habitación. Se desnudó y luego se dio una ducha.
Jimin la recogería a las cinco y media para ir a cenar, esta vez a un restaurante. Quizá Jimin echara de menos a su sobrino, pero era agradable poder salir a cenar sin tener que buscar primero a una niñera o limitar la opción de restaurantes.
Se enjuagó el pelo y contempló las burbujas deslizarse por su cuerpo. Cerró los ojos y recordó las manos de Jimin sobre ella, sus labios, la pasión de sus besos y sus caricias y sintió un estremecimiento sensual.
Mientras cerraba el grifo decidió que tendrían que ser discretos en la oficina. No quería que se convirtieran en el tema favorito de chismorreos y murmuraciones entre las secretarias. Durante la cena explicaría a Jimin que esperaba que pudieran mantener una distancia profesional en el trabajo. Estaba segura de que él accedería; a él tampoco le gustaba ser la comidilla de los chismes oficinescos.
Salió de la ducha, cogió una toalla y se envolvió en ella. Luego, buscó una segunda toalla, más pequeña y se seco el pelo con vigor. Quitó con la toalla el vaho que el vapor de la ducha había dejado sobre el espejo situado encima del lavabo. Se dejaría crecer el pelo, decidió.
Volvió a pasarse la toalla por la cabeza y, cuando se volvió a mirar al espejo su sonrisa desapareció. No era su propio reflejo lo que estaba viendo ahora, sino el recipiente de plástico situado en el estante superior del armario. Un helado estremecimiento le recorrió la espalda cuando abrió de golpe la puerta y miró el recipiente que contenía su diafragma.
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•It Was Not A Plan• // pjm+yjy
Fiksi PenggemarLa joven ejecutiva Yoo Jeong Yeon no sentía la menor simpatía por Park Jimin, su atractivo compañero de trabajo, ya que su actitud condescendiente con ella la exasperaba. Debido a ello, no supo si explotar o echarse a reír cuando él le pidió consejo...