kids do not kiss on the mouth

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Otro día más.
Otro aburrido, estúpido y monótono día más; exactamente igual que ayer, y que antes de ayer, y que el día antes del día antes de ayer. Y seguramente así también serían mañana, pasado, y el resto de los días de Peter. Siguiendo la misma rutina: Despertar, tomar una ducha, desayunar,(O en realidad jugar con la comida, había perdido el apetito hace mucho...) lavarse los dientes, ir a la escuela, soportar unas aburridas clases y a unos compañeros que superan los niveles normales de idiotez, salir de ese infierno, visitar a mamá, e ir a casa a llorar hasta quedar dormido. Y así era cada día, de cada semana. Pero había algo que hacía que sus días no fueran tan malos, que por lo menos le sacaba una sonrisa en el recreo ¿Qué era? Mejor dicho, ¿Quién era? Su nombre era Scott Lang, aquel chico de la clase de Peter que lo hacía sonreír, que era inocente y dulce, y hablaba casi como personaje de dibujos animados. El mejor y probablemente el único amigo que tuvo Peter.

Después de aguantar el drama de todos los días de su abuelo, Peter salió de casa y fue hasta la escuela. Al llegar, el universo de inmediato se encargó de recordarle lo pésima que era su vida.

-Miren allá va un idiota.-dijo uno de los típicos matones que parece que sólo existen en películas americanas, pero lamentablemente, eran reales, y se encargaban de oscurecer tu vida de cualquier forma que pudieran.

-Nunca te cansas de Fastidiar, ¿Cierto?-los trató de enfrentar.

-Tu fastidias con tu sola presencia, ni te quejes.-se iba acercando poco a poco a Peter hasta el punto de tenerlo cara a cara.-¿Porqué no te largas de una vez? Digo... Así ya nadie se molestaría por tu existencia...

Peter trataba de ser fuerte, pero ¿Cómo podía serlo? Las palabras dolían, la rutina cansaba, los sentimientos lastimaban, y el simple hecho de que puede perder a la persona que más quiere en el mundo en cualquier instante, hace las cosas mucho más difíciles. Y todas esas cosas pasaban por su mente en un segundo, haciendo que rompiera en llanto sin dificultad alguna.

-¿Es en serio? ¿Tan fácil es hacerte llorar? Ya ni siquiera es divertido... Te veré luego, ni creas que te libraste de mi.

El chico se fue y dejó a Peter llorando afuera de uno de los salones, a él no le quedó más que esconderse, para no aumentar las burlas y poder desahogarse en paz.

La campana sonó, era hora de ir a clases. Peter seguía llorando en los baños de la escuela. Pensó en salir, pero, ¿Qué caso tenía? No aprendía nada y todo era aburrido, además ya sabía que iba a reprobar, si iba a clases no cambiaba nada, decidió quedarse...
Su llanto seguía y seguía hasta que escuchó unos pasos acercándose ahí rápidamente. Peter se asustó y se escondió donde pudo.

-¡¿Peter?! ¡¿Estás aquí?!-era esa voz, esa voz que a Peter le provocaba un placer inexplicable, no podía describirlo, era felicidad, seguridad, algo extraño combinado con una sensación rara en el estómago. La voz única e inocente de Scott.-Rayos...-suspiró al no obtener respuesta y Peter decidió mostrarse.-¡Pete!-dijo el niño con evidente alegría. Cuando notó que Peter tenía las mejillas y los ojos hinchados y rojos, su sonrisa se borró.-¿Q-Que pasa?

Peter no pudo responder y sólo se abalanzó a él, fundiéndolos en un abrazo lleno de ternura y tristeza. Scott se sorprendió por la actitud repentina de su amigo, pero sin dudarlo correspondió el abrazo.

-Todo está mal Scott... Todo...-fue lo único que Peter pudo decirle al castaño.

-Hey... Tranquilo Pete, tranquilo,-el castaño acarició la espalda del ojiazul y con su otra mano jugaba con sus rizos.-todo va a mejorar, lo prometo.

All for you (Star-Ant)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora