Capítulo 35: Pasado

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Yo solía vivir en las calles, mi familia y yo no teníamos manada así que íbamos de un lado a otro sin rumbo, hasta que un día...-- su mirada se tornó a una triste y la bajo para ocultar la lágrimas.

--¿Qué sucedió?-- le pregunté.

Flashback

--¡Amanda corre!-- gritó mi padre desde lejos. Todos echamos carrera huyendo del peligro.
Mi madre iba al frente, yo en medio y mi padre en la parte trasera asegurándose de cuidarnos.

Se veía a varios hombres persiguiendonos, todos con su ojos rojos y su mirada hambrienta.
Las cosas se habían descontrolado con la huida de aquel lobo y vampira ahora nos cazabamos entre nosotros, a comparación de otros lobos que tenían manada ellos si estaban protegidos, pero nosotros no. Simplemente no teníamos nada, por lo que era más fácil cazar a un lobo.

Me ardían la piernas de tanto correr ya no podía más, mis brazos y piernas estaban completamente lastimadas por las ramas de los árboles que me arañaban cuando pasaba junto a ellas.

De un momento a otro deje de correr.

--¿Qué haces? sigue corriendo nos van a alcanzar-- gritó mi madre.

--No puedo mamá-- para este momento estaba llorando por el miedo que sentía.

--Escuchame muy bien Amanda-- mi padre me tomo por los hombros, sabía que lo que fuera a decirme no me gustaría y me iba a destrozar-- tienes que ser valiente y pase lo que pase vive tu vida, ¿está bien?-- asentí aún llorando-- te amo mucho mi niña. ¡Vallanse!

Mi madre me tomo del brazo y me adentro aún más al bosque, logré ver como ella también derramaba lágrimas por mi padre...
Después de correr por varios minutos escuche mucho ruido, aún nos perseguían.

--Mamá-- susurré.

--Tienes que irte Amanda-- paramos en seco-- a ti no te perseguirán lo hacen por diversión, les gusta ver a su presa correr,

--No me voy a ir sin ti-- me abrace de ella-- no te abandonare.

--Tienes que irte-- cambio a un tono de voz más dulce-- no olvides lo que dijo tu padre, está no es la vida que queríamos para ti, perdonanos-- me dio un beso y se alejó de mi-- no olvides que te amamos.

El sonido de aquellas personas que nos perseguían cambiaron de dirección, iban tras mi madre. Mi cuerpo temblaba ante la sola idea de lo que podían hacerles, ¿que debía hacer?

Sentí que alguien me derribó y me hizo rodar por el suelo, era un hecho que terminaría con más moratones de los que tenía.

--Hola preciosa-- era uno de esos chupa sangre-- eres una presa difícil.

--Alejate de mi-- y con todas mis fuerzas logré golpearlo en la entrepierna haciendo que su agarre se desvaneciera, salí corriendo lo más rápido que mis piernas me dejaban.
Él se recuperó muy rápido y me estaba persiguiendo otra vez.

Logré divisar a una figura a lo lejos, sin menor duda corrí hasta aquel hombre pidiendo ayuda, pero muy tarde me di cuenta de que tal vez fuera uno de ellos. Este estiro un brazo y me jalo hasta él, con señas me indicó que no hiciera ruido y aunque no quisiera hacerlo estaba demasiado aterrada.

--¿Dónde estás lobita?-- empezó a reírse de una manera muy enferma.
¿Acaso no podía verme? ¿Qué esta pasando? Por más que el buscaba no podía verme y eso que estaba a unos metros de él.

--Vámonos, ya nos divertimos-- gritó otro ser ajeno a nuestro pequeño grupo de tres.

--Se me escapó-- dijo enojado.

--Ya tendrás tiempo para volver a divertirte-- y con eso se alejaron del lugar dejándonos completamente solos.

--Ya se fueron-- me dijo aquel hombre, su tez pálida y ojos color miel lo hacían ver demasiado atractivo, no podía tener más de treinta años, su cuerpo era probablemente la perdición de jóvenes deseosas de tener un hombre a su lado; su rostro, igual de atractivo, pero era evidente que estaba lleno de tristeza.

--¿Cómo fue que no nos vieron?-- estaba confundida y aún temblaba de miedo.

--Un hechizo-- por alguna extraña razón ese desconocido me inspiraba confianza así que lo seguí mientras se alejaba de mi.

--¿Tú eres un brujo?-- a pesar de la edad que tenia parecía niña pequeña haciéndole preguntas a un adulto.

--No-- fue lo único que contesto, ni siquiera volteo a verme. Llegamos a un lugar totalmente desconocido para mi, había una fogata y comida al rededor, una casa de campaña con lo que pude ver mantas suaves, como deseaba tanto acostarme allí y dormir una larga siesta.

--Ten-- me lanzo una pequeña caja, la abrí y tenía instrumentos de curación, me senté en una roca y empecé a limpiar mis heridas, la ventaja de ser una loba es que se curan rápido.

--Cuando termines puedes irte-- que arrogante, es obvio que su atractivo no le quita lo imbécil.

Empecé a llorar otra vez, ¿a dónde me iba? No tengo nada...Y ahora mis padres ya no están más.

--Oh vamos, no tienes que llorar. Esta bien te dejaré quedarte hoy-- dijo resignado.

--Eres muy grosero.

Habían pasado semanas en las que no me separaba ni un momento de él, la chinche me llamaba. No me agradaba nada pero tenía motivos para hacerlo tenía tanto miedo de estar sola que me las arregle bien para estar con él. Al principio no queria, se negaba a emprender un viaje juntos pero gracias a mi estrategia lo logré.

Es una roca muy dura de romper. Afortunadamente ya estaba cooperando en nuestra nueva amistad.

****

Nos encontrábamos en la manada del alpha mas fuerte de todos o como diría yo el super alpha, no se como pero aquel lobo con el que había pasado semanas que por siento me comentó que se llamaba Edgar, convenció al alpha de recibirnos en su hogar.
Deseaba tanto pertenecer a una manada que ahora que lo hacía no sabía exactamente que hacer, desearía que mi familia estuviera aquí conmigo. Gracias a los conocimientos de mi amigo en medicina logró conseguir un puesto en el hospital de la manada.

¿Vampiros? Mi Mate (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora