II.

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Desde el viernes por la noche, no supe nada de Hanbin. Le mandé mensajes, intenté llamarlo pero no contestaba y cada vez que intentaba hablar con alguno de los otros chicos sobre el tema, me evitaban con escusas ilógicas.
Supongo que lo veré hoy cuando salgamos a comer e intentaré preguntarle indirectamente cómo está. Es decir, quizá ya estaba mejor y por preguntarle volvía a hacer que sienta mal. No quería eso.

Faltaban apenas diez minutos para las 09:30p.m; la hora que habíamos acordado en encontrarnos todos abajo.
Yo acababa de salir de bañarme y estaba esperando a que Junhoe me alcance una camisa que se había quedado una vez para poder terminar de alistarme.

Escuché que golpeaban la puerta y me apresuré en abrir, teniendo por hecho que sería Junhoe.

-¡Hombre! te dije que te apures o no alcanzaré a terminar de vestirme.- me quejé, en un tono exagerado mientras abría la puerta. Mi semblante cambió por completo, no era Junhoe.
Hanbin, no respondió nada y me miró un tanto confundido.

- Pensé que sería Junhoe, lo siento.- mostré una sonrisa nerviosa, haciendo que mis ojos parecieran desaparecer, y pasé mi mano por detrás de mi nuca.- Pasa. Te estuve llamando, pero no respondías.-

- Lo sé.- balbuceó, adentrándose a mi habitación con su cabeza baja. Parecía no querer hablar del tema, así que no continué y dejé que él hablase.

-Bobby.- me llamó con una expresión triste, e hice una seña con mi cabeza indicándole que prosiga.- ¿sabes que te quiero mucho, verdad?- se apegó a mí en un abrazo al cual correspondí.

- También te quiero, pero ¿a eso es a lo que vienes?- pregunté, mientras notaba como él hundía su rostro en mi cuello y me abrazaba con fuerza. El tono que empleé para dirigirme a él había sonado un poco brusco, lo noté, pero la inseguridad e incomodidad que me causaba la situación me hacía actuar por impulsos.
Pasaron varios segundos, comencé a separarlo de mí de manera discreta pero a la vez tan obvia.

- Hm, supongo que tienes razón; no vine a ésto.- suspiró, y se dio la vuelta dando cortos y ruidosos pasos en mi habitación. Algo andaba mal, pero no era adivino. No podía hacer nada a menos que él me lo dijera.

- Hanbin, ¿qué tienes?- lo miré con una mueca confusa.

- Es que...- apartó su mirada hacia un costado.

¡Uy dios! ahí estaba otra vez siendo tan dramático.

Lo miré con los ojos entrecerrados y mi ceño fruncido, mientras se acercaba a mí. Inmediatamente al ver la poca distancia que había dejado entre ambos, mí rostro cambio por completo y mi semblante pasó a estar totalmente neutro, dejando mis nervios a flor de piel.


-Hay algo que quiero decirte.- se escuchó seguro, pero no respondí nada. Estaba literalmente congelado.
Tomó mis muñecas con fuerza y las apoyó junto conmigo sobre la fría pared a mis espaldas, rozando nuestras narices con delicadeza a la vez que miraba mis labios.

No, no podía estar pasando.

- ¡Hanbin! ¿qué carajos haces?- pregunté por impulso de mis nervios (sabía qué era lo que hacía), y rápidamente volteé mi rostro hacia un costado. Él suspiró.

Comencé a forcejear, pero me sujetaba con demasiada fuerza y debía, pero no fui capaz de abofetarlo. Aunque, tampoco podía.
Puso su pierna en mi entrepierna y el hecho de haber corrido mi rostro hacia un costado, le permitió el total acceso a mi cuello y no se detuvo.
Había ido demasiado lejos y sabía lo mucho que me incomodaba.
Mis mejillas ardían y podía sentir cada latido de mi corazon retumbar en mi pecho.

- ¡Hanbin!- intenté soltar mis brazos de su agarre así poder apartarlo de mí, pero solo conseguí que soltara una de mis muñecas y antes de poder darle el empujón de su vida, con su mano libre tomó mi mentón y me acercó todo lo que se le hizo posible a él.

ough, mierda.

Sentí como sus esponjosos labios chocaban contra los míos, estaba gélido y no correspondí a su beso. Miré sus ojos, estaban cerrados. Demostraban inquietud y cierta tristeza a su vez.

Relamió sus labios y unió nuestras frentes, pude sentir como la fuerza que estaba empleando sobre mis muñecas cesó y dejé caer mis brazos a los costados.
Se apartó de mí y atinó a retirarse de mi habitación, aparentando rogar que lo detuviera y eso fue lo que hice; En silencio tomé su muñeca y recorrí con la mirada desde su mano toda la extensión de su brazo, hasta chocar con sus ojos, los cuales brillosos me observaban con una pizca de esperanza.

-Hanbin, ambos sabemos que somos amigos.- genial, Jiwon, excelentes palabras. algo en él pareció romperse y el delicado brillo que sus ojos presentaban se convirtió en lágrimas que los inundaron y fueron totalmente oprimidas.
Aclaró su garganta, me mostró una sonrisa falsa y con la expresión más triste que jamás había visto en él, se retiró.

¿qué carajos acababa de pasar?

Hug me.- Double B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora