Capítulo 34 -Iglesia-

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Archie retomó su camino y se dirigió a la entrada de la iglesia, Charlotte quedó impactada al saber a donde el hombre la estaba mandando.

—Archie ¿Estás loco? —interrogó Charlotte mirando con miedo a su izquierda donde se topó cientas de lápidas de todos los tamaños.

—¿Quiere estar conmigo o ser presionada nuevamente por la tóxica sociedad que nos rodea?— preguntó alterado mientras conducía.

—Usted, usted ¡Siempre usted!— respondió imaginando la situación de ser separada de el otra vez, Archie sonrió y detuvo el auto en la entrada.

Ambos bajaron del vehículo e ingresaron por medio de una ventana donde su vidrio estaba partido por una roca. Una vez ya dentro, el hombre sacó una linterna de su bolsillo e iluminó lo que sea que haya en frente de el, solamente habían largas sillas en fila con un cuanto de polvo que juntó durante el largo tiempo de abandono, también encontró un gran organo en un rincón,  y unos cuantos cristales de colores más arriba.

—Archie ¿Cómo vamos a vivir aquí? —susurró Charlotte preocupada— no tenemos ni siquiera comida.

—Dejamelo todo a mí, no se preocupe Srta. —contestó recorriendo la gran iglesia.

Cada uno al descubrir cada cosa que tenía la gran iglesia donde se habían metido, encontraron un closet con mantas y dos trajes formales para cada uno.

—¡Un vestido de novia, es precioso!— exclamó la joven tomandolo con delicadeza, le ponía feliz saber que la tela del vestido estaba intacta, solo le hacía falta ajustarlo como para su talle.

Archie tomó el smoking y lo miró de abajo hacia arriba, era perfecto. Era lo más indicado para ponerse en un evento cualquiera.

Cada uno llevó las mantas al salon principal y las sacudieron para quitar todo tipo de polvo que pueda provocarles varios estornudos. Más tarde, Archie volvió a vestirse como todo sujeto anónimo y salió de la iglesia dejando a Charlotte sola y evidentemente muy asustada.
Archie caminó con apuro y silencio hasta el hotel donde antes se había hospedado en un momento, disimuladamente buscó una bolsa suya en el contenedor de basura, por suerte ahí estaba, varios vasos con fideos de comida instantánea. Rápidamente salió de ahí al escuchar a alguien caminar muy cerca y volvió nuevamente a la iglesia.
Al ingresar, lo primero que el notó fue a la joven acostada en el suelo con una frasada enrollada en su cuerpo mientras temblaba del miedo.

—¡Srta Charlotte!— Exclamó Archie dejando la bolsa en el suelo del susto y se acercó rápidamente hasta donde ella estaba— ¿Qué pasó? —preguntó preocupado.

—Tengo mucho, muchísimo miedo de estar aquí sola— respondió sentándose en el suelo de madera.

—Descuide— la encerró en sus brazos—Prometo no irme de este mundo. Tú me hiciste revalorar mi existencia.— besó su mejilla dejando a Charlotte ruborizada por lo dicho.

—Archie— lo miró sonrojada— no pensé que usted llegue a ser así de sentimental conmigo.

El adulto tomó la bolsa y le dió un vaso de sopa instantanea a la chica, acto seguido abrió la cochera del auto y sacó una pequeña ornalla a gas que venía ahí dentro. Volvió a ingresar a la iglesia y de ocupó de prenderla en una parte donde evite el contacto con la madera , tomaron el caliz que al parecer que anteriormente se usaba y le quitaron la larga barra dorada que tenía abajo y la llenaron con agua.
Una vez ya llena la colocaron sobre el fuego y esperaron a que el agua tenga una temperatura elevada para posterior servirla en sus vasos.

—Ingeniosa su idea.— admiró Charlotte, Archie sonrió de lado.

Utilizaron pequeños cruzifijos como cubiertos, la temperatura que había tomado la comida era muy alta.

—Podemos hacer lo que queramos, nadie nos dirá nada.— aclaró Archie mientras comía.

Después de comer buscaron un buen sitio donde recostarse, esta era su última noche solteros. Decidieron aprovecharla al máximo con un acto de intimidad, que lamentablemente no llevaban protección.
Sus respiraciones volvieron a estar agitadas nuevamente, la propuesta de matrimonio jamás existió pero se sobre entendía que Archie quería casarse de una buena vez.

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