Maestra

10. Mi secreto

Capitol Hill

Viernes, 30 de julio de 1999

Mía

Le había gritado todas sus verdades. Mejor dicho, las de su familia porque Kyllian tiene muy pocos flancos por donde atacarlo sin revelarle los verdaderos motivos de por qué sigo aparentando ser la "novia perfecta" del chico perfecto.

Ambos sabemos que esta discusión no es lo suficientemente fuerte y trágica como para terminar – por segunda vez – nuestra relación, pero al menos le daré un disgusto y preocupación yéndome a dormir lejos de él durante todo el fin de semana. Sé muy bien que a la primera persona donde irá a buscarme es a mi buena amiga Kate.

¡Pero esta vez no se lo pondré para nada fácil!

Me siento profundamente ofendida y enojada ante su estúpida actitud de poner a una persona para que me "cuidara" sin que yo lo supiese. ¿Por qué clase de idiota me está tomando? La única explicación para que contratara a una persona que me siguiera de arriba abajo es que desconfía de mí.

¿Acaso sabe algo sobre mi relación con Arantxa?, o ¿tiene sospechas sobre eso?

¡De ninguna manera!

Ya me lo hubiese restregado por toda la cara cuando empecé a recriminarle por sus "buenas intenciones". <<Es por tu seguridad, Mía. No quiero que te pase nada malo>>. No le he creído ni una sola palabra, ya que si desde el principio me hubiera avisado que tengo "seguridad personal", mi reacción hubiese sido completamente distinta. Esto ha sido más que una traición a mi confianza.

- Señorita, ¿desea un café o algo para beber? – me preguntó, por tercera vez, la buenamoza secretaria del departamento financiero. Esta vez sí acepté, ya que otra negativa sería de muy mala educación.

- Una soda. Si no es mucha molestia – respondí a su sonrisa, y ella afirmó con la cabeza antes de tomar el teléfono y ordenar mi pedido.

Desde mi lugar he podido observar la puesta de sol en el horizonte de Seattle. Quisiera desaparecer de la misma forma en que lo hace esa estrella, pero con la única diferencia que desearía hacerlo acompañada de Arantxa. Irnos a vivir a Barcelona será hermoso. Cualquiera podría pensar que hacer planes para el futuro – teniendo solo 4 meses de enamoradas - es apresurado; sin embargo, mi corazón está seguro de que la catalana es la mujer de mi vida. Y lo sé porque ya estoy lista para contarle sobre mi pasado. Pero no lo haré para que sienta lástima por mí sino porque ¡lo necesito! si quiero dejar atrás a todos esos demonios que me atormentan cada noche antes de dormir. Luego de eso solo tendré que darle una mirada para encontrar en sus pupilas cobrizas el mismo amor que nos juramos en esa playa durante nuestro primer beso como novias.

Dudo mucho que Arantxa me deje de amar cuando sepa del infierno desde donde vengo y por qué el engaño y la teatralidad son las armas más poderosas que poseo en mi vida. Me han tomado más de 7 años el darme cuenta que las mentiras matan una relación. Lo aprendí tarde, pero lo hice, y Kyllian sabe muy bien que lo nuestro no sobrevivirá por más tiempo.

¿Uno o dos años a lo mucho? ¡Ya no me interesa! Incluso el vengarme de su maldita familia cada vez le he ido quitando importancia gracias a mi enamorada, que sin saberlo está siendo una maestra para mí en torno a lo que verdaderamente significa disfrutar de la vida.

Pasé otros cuarenta minutos releyendo el New York Times que habían dejado sobre la mesita de vidrio mientras saboreaba la efervescente Sprite que me había invitado la secretaria. A lo que sí me tuve que negar fue a que ella llamase a Arantxa, ya que de ninguna manera quería interrumpirla durante su trabajo. Sé que ella ama y se desvive por dedicar su mayor esfuerzo en sus actividades laborales. Y con mayor razón que desde hace dos semanas acabó su semestre universitario de verano. Como ahora está de vacaciones académicas puede pasar más horas en la oficina, donde aprende nuevas cosas sobre ese extraño mundo de las finanzas que no comprendo muy bien, pero sí lo suficiente para saber que le fascina.