⑤ CAPITULO ♞

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Kihyun se acomodó a una rutina, viendo a uno o dos clientes diarios, mientras seguía enseñando en la universidad tres noches a la semana. Algunas veces miraba a los estudiantes preguntándose qué dirían si supieran que el profesor Kihyun era el 'esclavo k' por las noches, arrodillado desnudo o atado a una cruz mientras un extraño lo nalgueaba o lo flagela. Mientras veía los jóvenes rostros, pensaba cuántos de ellos tendrían secretos, el suyo podría ser solamente un poco más excéntrico que el de la mayoría.

El 'Amo R' aún seguía regresando cuando estaba en la ciudad, lo que estaba bien para Kihyun. Ninguno de los otros clientes que había tenido había sido tan rudo, pero él aún seguía su ritmo, atado, flagelado, nalgueado e insultado. Un cliente, como Jooheon le había advertido que podría suceder, había usado la hora entera envolviéndolo en una apretada soga de la cabeza a los pies. El tipo llevaba su propia soga para ese propósito, elaborando dolorosos nudos, mientras instruía todo el tiempo sobre la belleza del arte japonés del bondage.

Kihyun había sido forzado en varias ocasiones a masturbarse. Logró hacerlo cerrándose por completo a la persona que pagaba todo ese dinero para verlo. Cerraba los ojos y se enfocaba en el Amo sin rostro de sus sueños, que sabía que encontraría algún día. Podía hacerlo por él, ofreciéndole en silencio su orgasmo como un símbolo de su amor y adoración.

La experiencia ponía de relieve su soledad. Por otro lado, se consolaba con todo el dinero que iba a parar al banco. El trabajo era de muchas maneras más fácil que el desabrido trabajo de enseñar a estudiantes de primer año en la universidad. Eso involucraba su cuerpo, pero no su mente. Aunque seguía respondiendo de manera visceral al erótico nivel de la tortura, él permanecía emocionalmente desconectado. Ningún hombre le había afectado de la manera en que lo hizo Jooheon. Ellos eran todos imitadores baratos y jugadores en su estimulación. Un real Dominante nunca tendría que pagar por lo que quería.

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Shownu pagó al chófer y salió del taxi, al principio no estaba seguro de que fuera el lugar correcto. Revisó la dirección que había escrito en la tarjeta cuando reservó la cita con el número de la puerta. El establecimiento tenía una discreta fachada entre una tintorería y una tienda de conveniencia. Ahí no había letreros ni nada que dijera que el lugar era una mazmorra para renta. El pequeño letrero junto a la puerta, decía:

'Solo con cita'.

Shownu tocó el timbre y esperó. Después de un momento, una voz salió del altavoz junto al timbre. — ¿Puedo ayudarlo?

-Soy Shownu. Tengo una cita. —La puerta zumbó liberando el bloqueo. Shownu la empujó, abriéndola, y entró.

Miró alrededor. El cuarto se veía igual al área de recepción de la oficina de abogados, todo en colores tenues con dos sillas y un sofá alrededor de una mesa de café, y un escritorio de recepcionista frente al área de espera. Un delgado hombre de unos treinta y cinco años estaba sentado detrás del escritorio, marcando en un tecleado. Se puso de pie y rodeó el escritorio, extendiendo la mano.

—Bienvenido, señor Shownu. Soy Chang. Changkyun, asistente del señor Jooheon. Nosotros hablamos por teléfono. —Guío a Shownu hacia el sofá—. ¿Puedo ofrecerle algo? ¿Una copa de vino, un refresco?

—Estoy bien, gracias. —Shownu vio el montón de álbumes de fotos en la mesa. Changkyun, siguió su mirada y asintió—. Esos son los catálogos, ya hablamos de eso por teléfono. Cada uno de nuestros niños esclavos tiene su propio álbum. Después de que hablemos un poco siéntase libre de revisarlos.

Ellos hablaron de la mazmorra, sus reglas, costos y lo que podía esperar de una hora de juegos. Mientras hablaban, Shownu tenía la clara impresión de estar siendo al mismo tiempo entrevistado. Lo aprobaba, pensando cómo ese lugar podría ser un imán para sádicos abusadores enmascarados como Dominantes. Aunque el pensar en las cámaras de seguridad lo hacía sentirse un poco incómodo, reconocía su necesidad.

Chang le dio un breve recorrido por las mazmorras, estaba impresionado por los muchos dispositivos de tortura, además de suficientes látigos, cuartas, paletas y sogas para un ejército entero, o eso le pareció a Shownu.

De regreso arriba, Shownu esperó mientas Chang pasaba el número de su licencia de conducir a través de algún tipo de revisión. Aparentemente satisfecho, Chang dijo:

—Entonces, ¿qué piensa? ¿Le gustaría ver a alguno de nuestros esclavos entrenados? —Señaló hacia los catálogos—. ¿Por qué no los revisa? Si está interesado, puedo establecer el acuerdo por usted.

Había llegado hasta acá, ¿por qué no revisarlos? Shownu hojeó varios álbumes. Cada tipo tenía buena apariencia, sin dudarlo. Por las fotografías de la cara, podrían verse como álbumes de fotografía de una agencia de modelos. Sin embargo, las otras fotografías, mostraban al esclavo atado con sogas, o arrodillado, desnudo con la frente en el suelo, mostrando su delicioso trasero a la cámara, líneas rosas atestiguaban su reciente flagelación.

Shownu sonrió para sí mismo y sacudió la cabeza. El lugar parecía legal, pero «¿realmente valdría cientos de dólares el comprar el tiempo de un extraño para una escena artificial que iba a ser monitorizada o tal vez grabada?»

Estaba cerca de declinar la oferta, agradeciendo a Chang su tiempo, cuando sus ojos llegaron al último álbum en la mesa. Lo levantó. En letras doradas sobre la piel roja se leía: «esclavo k.»


Había varias sexy poses del chico atado o encadenado en una cruz. Era alto, con largos y delgados músculos, y al parecer fuertes y atléticas piernas. Pero era a la foto de la cara a la que Shownu seguía regresando. Estudió la foto por un largo momento. La cara era fuerte, tenía una mandíbula cuadrada, gruesas cejas rubias oscuras, curvándose suavemente sobre claros ojos verdes del color de las aceitunas de un Martini. Su cabello era largo, rubio oscuro, rizándose detrás de su fuerte cuello. Mechones cambiados por el beso del sol a color miel. Su expresión era anhelante, algo en el deseo de su mirada hacía que Shownu no pudiera retirar sus ojos de la fotografía.

«¿Cómo podría ser usar a ese hombre? ¿Pagarle para que se desnude y amarrarlo? ¿Nalguear ese sexy lindo trasero? ¿Flagelar esa fuerte y bien musculosa espalda?» A pesar de sí mismo, el pene de Shownu se levantó, causando que se moviera y cruzara la pierna. Miró hacia Changkyun, pero él seguía ocupado con el teclado.

—Discúlpame, —Shownu dijo. Changkyun levantó la vistae inclinó cortésmente la cabeza—. Este. El 'esclavo K', ¿está disponible?

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