Capítulo 24

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Ada.

—Vamos, Homer, ven conmigo — le dije insistiendo en que me acompañara a almorzar con la madre de Mase.

—Ya te dije que no quiero, Ada — suspiró molesto y miró por la ventana de mi habitación.

—Necesita compañía, y estoy segura de que eres como otro hijo para ella — se quedó en silencio durante un rato y volteó a mirarme.

—Si voy contigo, ¿Dejarás de molestarme? — sonreí un poco tensa por su respuesta, supongo que necesitaba tiempo para volver a ser completamente como antes.

—Lo prometo — alcé mi mano derecha para que me creyera y me miró sin expresión alguna. No quería que vaya por mi, quería que lo haga por la señora Jones. Estoy segura de que se alegrará cuando vea que hemos solucionado nuestros problemas.

—¿Qué hacemos ahora? — preguntó buscando algo para entretenerse. Miré el reloj y faltaban tres horas para reunirnos en la casa de Mase.

—Podemos ver una película — sugerí.

—De acuerdo, vamos al cine — abrió la puerta de mi cuarto y lo seguí tomando dinero y las llaves de mi escritorio.

—¡Homer! Es bueno tenerte por aquí — dijo mi madre mientras salía de la cocina. No me había dado cuenta cuando llegaron.

—Es un gusto, señora Nichols — asintió la cabeza en su dirección y fue mi turno de hablar.

—Mamá, Homer y yo iremos a ver una película, regreso después del almuerzo con la mamá de Mason — mi madre asintió con una sonrisa en su rostro. Al parecer, no era la única feliz hoy.

Nos despedimos y subimos a su auto para en cuestión de quince minutos, estar dentro del cine.

—¿Cuál vamos a ver? — pregunté mirando las opciones.

—Me da igual, elige tú — me fijé en todas las películas y finalmente me decidí por una de amor.

Me senté a su lado y la película empezó. Trataba acerca de una chica enferma que veía al que yo supongo, sería el protagonista, desde su ventana, se veían durante las noches y se amaban incondicionalmente.
Después de casi dos horas, la película había terminado y yo no paraba de llorar.

—Vamos, Ada, es sólo una película — insistió mientras me tendía una servilleta limpia para secar mi lágrimas. Tal vez mis lágrimas se debían a algo más que el final de la película.

—Lo sé, es sólo que..... No me esperaba ese final — tomé su mano y lo noté tensarse.

—Todos sabíamos lo que iba a suceder — dijo caminando hacia la salida.

—¿Te pasa algo? — le pregunté deteniéndome al frente de él y mirando a sus ojos.

—¿Debería? — respondió alzando una sola ceja.

—No....es decir, si pasa algo puedes decírmelo — me mostró una pequeña sonrisa y me relajé un poco.

—No es nada, sólo estoy un poco cansado — me alejé para subir al auto y continué la conversación cuando arrancó el motor.

—De acuerdo, no te obligaré a ir al almuerzo — lo miré de reojo y por unos segundos suspiró.

—Voy a acompañarte, supongo que después de esto podré dormir un poco — no respondí y esperé a que llegáramos.

No me gustaba el hecho de que Homer hiciera ver esta salida como una pequeña obligación, o tal vez sólo estaba exagerando. Sin embargo, tampoco quería que se sintiera presionado al recordar a Mason.

A falta de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora