Capítulo 17

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Ada.

Supongo que eso de "después de la tormenta sale el sol" era cierto. Y no hablo sólo del clima, que de la noche a la mañana había cambiado; me refiero a que pasé de ser una soltera experta, a una chica normal con un novio encantador.

Esto parecía ser una historia de libro, debía admitir que estaba emocionada, pues todo había sido excelente los últimos días.

Hoy tenía una cita con Homer, no estaba segura de a dónde me llevaría, sin embargo, dijo que usara ropa cómoda.

Me puse unos jeans clásicos junto a una blusa relativamente normal que tenía un estampado que aún no había logrado descifrar. En fin, luego de media hora, Homer estaba al frente de mi casa tocando el claxon repetidamente.

—Hola — Dije con una sonrisa cuando subí a su lado. Me dió un beso en los labios y sonreí aún más. Podía acostumbrarme a esto.

—¿Cómo está la chica más hermosa del universo? — preguntó mientras estiraba su brazo al asiento de atrás y buscaba algo.

—No lo sé, aún no la he visto — me miró con los ojos entrecerrados y me dí cuenta que en su mano tenía una pequeña margarita.

—Supondré que no dijiste eso y te daré esta delicada flor que robé de la casa del vecino — puso un mechón de cabello atrás de mi oreja y lo adornó con la margarita.

—¿Y si se cae? — pregunté aguantando una sonrisa.

—Tengo cinco más esperando a ser tomadas en cuenta — se encogió de hombros y arrancó.

El tiempo pasaba y Homer ya había conducido por casi una hora; y cada vez que intentaba preguntar algo, me callaba diciendo que todo era una sorpresa, así que me mantuve escuchando la música de su reproductor hasta que se desvió por la carretera y tomó un camino de rocas.

El auto saltaba un poco debido a los baches del suelo. Parecía ser que el camino era de un sólo carril, probablemente por eso Homer trataba de ir lo más lento y prudente posible, ya que si un auto venía en la otra dirección, nos chocaría.

—Ada — respondí con un asentimiento de cabeza — Si te estiras un poco, en el asiento de atrás encontrarás un sobre. ¿Me lo pasas? — asentí y me estiré buscándolo. Sentí que Homer frenó un poco la velocidad para evitar accidentes, sería vergonzoso irme de cara en el asiento trasero. —Tengo unas buenas vistas por acá, así que apresúrate y no me hagas perder el control — estiré mi mano por un hueco y le mostré mi dedo corazón mientras él soltaba una carcajada.

—Lo tengo — sonreí victoriosa mientras se lo entregaba.

—Quédatelo, pero aún no lo abras — asentí haciéndole caso y después de lo que fueron dos minutos (así es, conté el tiempo porque estaba aburrida) por fin estacionó el auto.

—¿Homer? ¿Qué es esto? — y por "esto" me refería a que estábamos en medio de un bosque con nada más que árboles por ahí.

—Ya lo verás, necesito que bajes ahora mismo — le hice caso y guardé el sobre en el bolsillo de mi pantalón.

—¿Por qué no bajas? — le sugerí mirando alrededor.

—Lo siento, cariño — arrancó el motor y se dió vuelta mientras yo me quedaba como una total estúpida en lo que vendría a ser la nada. — ¡Abre el sobre y sigue las instrucciones! — gritó mientras se alejaba.

Desesperada abrí el papel buscando una respuesta a lo que tenía en mente.

Hola linda.
Seguramente estarás enfadada conmigo después de que prácticamente te dejé tirada en nuestra primera cita como pareja oficial, pero te explicaré lo que está sucediendo.

A falta de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora