❝chapter eleven❞

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Madison fue arrastrada por Rebekah hasta su habitación, había sido obligada a hacer algo que jamás esperó.








La rubia colocó frente a ella una bolsa y podría adivinar que era un enorme vestido, no sabía porque ella la había traído para eso. No tenía ninguna fiesta importante. Aunque suponía que podría ser su vestido como dama de honor en el casamiento de su hermano.









Rebekah le sonrió del modo más torcido posible, entonces Madison entendió el porque la había llevado allí.











─¡Ni lo sueñes, Rebekah! ─la sonrisa de ella aumentó aún más y tomó el vestido para abrirlo lentamente, dejando apreciar uno muy precioso; era para una novia─ Por dios, Bekah.

─Lo sé ¿no? ─sonrió y acarició la tela tomándose unos segundos para admirar unos minutos más lo precioso que era el vestido, la mujer que lo utilice se sentirá la más hermosa del mundo sin dudarlo─ Lo compré hace cincuenta años. Es viejo pero jamás pasó de moda, ¿sabes en quién pensé cuando lo vi por primera vez?

─¿En quién, Bekah?

─En tí. ─dijo sonriendole y Madison quiso ponerse a llorar en ese instante, su mejor amiga quería verla compremetida con la persona que amaba, pero eso no era muy posible ahora que él estaba comprometido con otra mujer─ Pruébalo.

─¿Qué? ¡Estás loca!

─Hazlo. Yo sé que quieres.

─Te amo.








Ambas sonrieron y Madison se quitó las prendas de ropa que llevaba encima, se auto preguntó cómo sería comprometerse. Davina parecía feliz y enamorada, quizás así llegase a ser algún día pero no con quien realmente lo esperaba.









Se lo colocó y Rebekah ayudó a que subiese el cierre que iba desde su cintura y por toda su espalda.







El vestido era tan hermoso. Madison se sentía una princesa con este puesto, Rebekah estaba a punto de ponerse a llorar por como se encontraba.







Un sentimiento increíble recorrió a Madison haciendo que quiera llorar, quizás por la idea de que ella debería ser la que estuviese comprometida con Kol y no Davina.



─Ya vuelvo. ─dijo Rebekah rápidamente antes de abandonar la habitación, ella rió negando con su cabeza.






Se observó por unos segundos en el espejo y sonrió acariciando la tela, acomodó su cabello sobre sus hombros, sus ojos tenían un pequeño brillo que la sorprendió. No se casaría, ni estaba comprometida. Pero el pensamiento de ella y Kol en un altar, jurando el amor que se tenían, la hizo sentirse ligeramente feliz.








Pero su felicidad no duró demasiado cuando golpearon la puerta, pensando que podría ser Klaus o Rebekah, se dirigió hacia ella y allí se encontró con la persona que menos se esperaba.







Kol.






Él la observó de arriba abajo mientras su respiración se entrecortaba, en ese instante quiso besarla y decirle que sería la novia mas hermosa del mundo. Porque así era.







Se limitó a sonreír y admirar su belleza un segundo más, haciendo que Madison se sienta incómoda y hasta avergonzada por la situación.






─¿No es de mala suerte que el novio vea el vestido? ─Madison rió haciéndolo sonreír aún más. El sonido de su risa era tranquilo, le daba paz escucharla.

─No recuerdo que me hayas pedido que nos casemos, Kol. ─él hizo una mueca que Madison no supo decifrar.

─¿Quieres casarte conmigo? ─preguntó arqueando una ceja mientras su sonrisa crecía sin más.

─¿Y el anillo?

─Le cortaré el dedo a Davina. ¿Quieres?





Madison sabía que bromeaba con solo ver sus ojos juguetones, aunque también sabía que en sus palabras había cierta verdad. Él la amaba lo suficiente como para tirar todo su compromiso por la borda y quedarse a su lado.





─Necesito decirte algo.

─¿Qué cosa, Kol? ─él tomó bastante aire para cuando quiso decir algo, un Niklaus enfurecido apareció.

─Necesito que me ayudes en algo, Madison.

─¿Qué pasa, Nik? ─él iba a decir algo pero se quedó en silencio cuando observó el atuendo que vestía, sonrió y observó a su hermano.

─Lo que te perderás por idiota. ─dijo viendo a la morena nuevamente, una sonrisa apareció en el rostro de Madison cuando Kol rodó sus ojos─ Necesito que ayudes a que la loca de las brujas dejen de conspirar en mi contra y que Marcel deje de creer que podrá sacarme mi reino.

─Bien, puedo hacer eso. ─asintió ella con una sonrisa y luego observó a Kol─ ¿Qué ibas a decirme?

─Te lo diré luego.

─Está bien. ─dijo ella y volteó a ver a Klaus, quién simplemente sonrió sin mostrar sus dientes.

─Te espero abajo. ─dijo para luego salir de allí sin más, Madison entró en la habitación y Kol se quedó allí parado, quizás pensando en decirle todo a la morena.

─Te amo, Madison. ─soltó sin más haciendo que se sorprenda demasiado, Madison giró a verlo pero no permitió que diga algo, él siguió─ Y quizás pasen siglos para que pueda olvidarte. ¿Entiendes? Pero también la amo a Davina, ella era con quién veía un futuro precioso antes de que llegues aquí. Y ahora no sé qué hacer porque no sales de mi cabeza.

─Yo... Lo siento, creo. ─hizo una mueca y él suspiró negando, ella no tenía la culpa, era de él.

─No, está bien. Solamente quería decirlo y hacerte saber que necesito tiempo, porque sé que no puedo comprometerme y casarme cuando tengo otra mujer en mi cabeza.

─¿Eso qué significa, Kol?

─Voy a alejarme de tí por un tiempo, Madison. Necesito un tiempo para pensar en qué quiero. Y tener cerca simplemente hace que sea difícil.

─Está bien.

─Lo siento.








Ella no dijo nada, frunció sus labios y asintió para luego verlo salir de su habitación. Un suspiro salió de sus labios, mientras sentía que su corazón muerto se rompía haciéndole que respirar sea más difícil.





Era un enorme nudo en su garganta impidiendo que el aire entre, Kol pensaba que ella podría herir a la bruja que conquistó su corazón.







Pero Madison jamás lo haría porque ella quería que él fuera feliz, sin importar con quién.





























¡!

Pasen por mi novela nueva sobre Los Originales.

Se titula: my immortal.

OLD LOVE  ▬▬▬ kol mikaelson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora