Madison observó a Rebekah, ella traía sin parar distintos vestuarios para que la morena pudiera usar aquella noche; la primera razón era por su cita con Kol, la segunda es porque ella parecía estar convencida de que podría ser una reconciliación.
Pero Madison simplemente planeaba decirle toda la verdad. No sabía cómo podía tomárselo, quizás e incluso se enoje; pero ya no importaba. No podía guardarlo mucho más.
Una camiseta azul que se dobla a la altura de los codos, era lisa y larga, podría llegar hasta arriba de su trasero. Un jean blanco y por último unos zapatos abiertos dorados, los adoraba. Klaus la había llevado a comprarse ropa y le gastó casi todo el dinero.
Se cambió para luego dejar que Rebekah diera su veredicto, ella se acercó para acomodar su cabello que caía lacio por sus hombros, aquella camisa resaltaba sus ojos y pintó sus labios con un color rosa pálido, estaba hermosa.
─¡No puedes ser tan hermosa, Madi!
─Gracias, Bekah. ─la mencionada sonrió y le dió un pequeño abrazo, eran las siete con cuarenta minutos por lo que tomó su bolso blanco con pequeñas flores y suspiró─. Es hora de irme.
─Vete, lo harán genial.
Salió de la mansión, no había nadie o al menos no estaban rondando por la casa. Una pequeña brisa movió su cabello y le dió un escalofrío, aún así, continuó con su camino hasta Rosseau's, al llegar, se situó en una de las mesas vacías y pocos segundos después, ya tenía un vaso de agua frente a ella. Miró el reloj en su muñeca y eran las siete con cincuenta.
La puerta se abrió y ella giró a ver quién era, se encontró con la brujita que estaba con su novio y él, Madison arqueó una ceja antes de ponerse de pie. No hablaría con él si ella estaba con ellos.
─Madison. ─la llamó, la nombrada se colocó la cartera en su hombro y miró a aquellos dos que tenían sus manos entrelazadas─. Espero que no te moleste que Davina nos acompañe.
─Diría que no, pero sí.
─Madison..
─Lo haré rápido, ¿bien? ¿Quieres saber porque me fui? Mikael me amenazó, dijo que si continuaba al lado de ustedes, iba a hacer más que clavarle una estaca de roble blanco. Dijo que no los intentaría matar, pero a mí sí, así que me siguió por veinte años pero jamás consiguió dañarme. Me aseguré de mantenerlo lejos de ustedes. ─él se quedó en silencio viéndola, Madison les dió una última mirada y salió de allí sin mirar hacia atrás.
Y se alejó de ambos, yendo hacia la puerta, al salir chocó contra un moreno pero ni se volteó a mirarlo, comenzó a caminar sin rumbo alguno hasta que llegó hacia una plaza y se situó en un banco pequeño. Se limitó a observar el cielo, las estrellas se encontraban tan hermosas.
─Miras las estrellas y tus ojos resaltan. ─ella giró a observar el dueño de la voz, se encontró con un moreno de ojos celestes, era increíblemente guapo y pudo reconocerlo fácilmente.
─Damon Salvatore.
─Madison Devenport.
─La última vez que nos vimos fue...
─En tú casa, habíamos tenido sexo.
Ella se rió por la sutileza que usó para decir aquello, lo observó fijamente por un segundo y él también la miró.
─¿Aún estás huyendo de tú pasado?
─En el momento en el que puse un pie aquí, mi pasado volvió.
─Sí, olvidaba que tienes una relación bastante rara con los Mikaelson. Aún no comprendo porque los protegiste tanto.
─Nunca lo dices en voz alta Damon, pero sé que si te dijeran que si no te alejas de Stefan le arrancan el corazón, correrías con tal de salvarlo. ─permaneció en silencio por unos segundos y asintió─. Él es tú familia, harías lo mismo por él o... Elena.
─Así que sabes sobre ella.
─Me puse muy celosa cuando me enteré de que me estabas cambiando.
─Sabes que eso jamás pasará.
─Fue lindo volverte a ver, Damon. Pero ya debo irme. ─dijo ella poniéndose de pie y él asintió haciendo una media sonrisa─. Mañana habrá una fiesta de los Mikaelson en mi honor, así que, espero verte ahí.
─Está bien, iré.
Ella besó su mejilla y se alejó de él, caminó lentamente por la plaza hasta que divisó el barrio francés, sabía que el ir hasta la casa Mikaelson se toparía con Kol, y a decir verdad, no quería verlo.
Su pequeña ilusión de recuperar un momento todo lo que perdió junto a él, había desvanecido cuando decidió que llevar a su novia sería una opción.
Debía admitir que le dolía más de lo que se imaginaba.
Comenzó a caminar hacia aquella casa, pero un brazo la detuvo haciéndola girar rápidamente. Se encontró con el rostro de Kol a centímetros del suyo.
─¿Qué quieres? ─preguntó alejándose del castaño, giró nuevamente, para poder caminar pero éste volvió a tomarla del brazo─. Kol, ya te dije lo que querías oír.
─Lo lamento, Madison. ─sus ojos se pusieron sobre los de ella, la morena podía sentir como las ganas de llorar la consumían─. Sí me decías, pude haberte protegido.
─Claro que no. ─dijo ella rodando sus ojos mientras volvía a verlo─. Sí él te hacía daño me moría, Kol. No podía permitir vivir con la idea de perderte para siempre. Prefería que me odies a verte muerto.
─Me condenaste a una eternidad sin tí.
─Y fue de lo más doloroso. Pero cuando hablé con unas brujas, ella me aseguraron que estaban bien, que Mikael solamente se concentraba en tratar de matarme a mí. No me importaba dar mi vida por tus hermanos o por tí.
─Tenías que decírmelo. Pasé noches enteras sufriendo pensando en que no me amabas.
─¿Cómo puedes decir eso? ─preguntó ella con sus ojos cristalizados, él la miraba sin querer romperse frente a ella─. Te amé con cada pedazo de mi corazón. Te amé tanto que no podía aceptar la idea de no volver a besarte, me pasé noches y días enteros, pensando en el día que volviera a verte. Evité cualquier tipo de problema que pudiera causar tú muerte. ¡Hice hasta lo imposible por no perderte, Kol!
─Nunca dejé de amarte.
─Yo tampoco. ─murmuró ella mientras llevaba una mano hacia su mejilla, él cerró sus ojos disfrutando de su caricia─. Pero ahora tienes quién te hace feliz, Kol. Eso, por más doloroso sea, me hace feliz a mi también.
Se alejó de él.
Y ambos sintieron como sus corazones volvían a romperse.
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OLD LOVE ▬▬▬ kol mikaelson.
Fiksi PenggemarY de repente te había olvidado. Ya no recordaba tu aroma. Ya no recordaba tus besos. Ya no recordaba el sonido de tu voz. Ya no me dolías. Ya no me desvelabas. Ya no me atormentabas. Ya eras pasado: ya te había olvidado. Hasta que un día como cualqu...