Madison.
Siempre te recordaré y una parte de mí siempre será tuya, Kol.Escribí en aquel pequeño papel mientras veía con demasiada tristeza las maletas, había terminado mi hospedaje aquí, iba a emprender viaje nuevamente hacia donde había estado los últimos años, Nueva York.
Sabía que él iba a casarse pronto y no tenía ánimos como para soportar verlo en un altar con otra mujer, con una adolescente. Suena tan estúpido e ilegal. Pero nada impedirá que él sea feliz, y eso, me hace feliz a mí.
Kol siempre será una de las personas más importantes en mi vida, porque gracias a él, conocí a sus para nada normales hermanos, quienes se convirtieron en mi única familia. Incluida Freya y Hayley, ambas se han comportado tan bien conmigo, como si me hubiesen conocido de toda la vida. Volver a verlos ha traído un millón de recuerdos, ha despertado sentimientos que pensé haber ocultado hace cientos de años atrás.
Iba a irme sin despedirme. Primera y única razón: Klaus me obligaría a quedarme y era momento de irme. Ya saben porque no puedo quedarme, pero sé que jamás entendería, o mataría a Davina y Kol. No necesito cargar con dos muertes en mi consciencia, ya tengo bastantes en una pequeña lista que hacía, lo había aprendido cuando conocí al Stefan Salvatore inhumano, él era mucho más divertido así.
Estaba por subirme a mi auto cuando una mano me detuvo, volteé para encontrarme con el rostro del amor de todas mis vidas, Kol Mikaelson. Estaba allí, con la pequeña hoja de papel entre sus dedos viéndome con sus ojos llorosos, quería besarlo, sus labios estaban llamando mis ansias por tirarme sobre él y saborear sus labios por una última vez, él examinó mi rostro, mientras que apretaba algo con su otra mano libre. Miró una vez más la hoja antes de poner sus ojos en mí nuevamente.
─No irás a ningún lado, Madison.
─Kol... ─él negó, interrumpiendo.
─No te irás a ningún lado porque no volverás a dejarme, pasé demasiado tiempo lejos de tí, no pienso estar un día más sin tenerte conmigo. ¿Comprendes? No me dejarás así porque tenemos mucho por vivir juntos, tú y yo, nadie más. ─lo veía, confundida, él sonrió y besó mis labios de forma lenta pero con necesidad, me separé de él al instante.
─Tú boda es el viernes, Kol. Y hoy es martes.
─La única boda que tengo es en un futuro y tú estás allí, siendo mi futura esposa. ─solté una pequeña risa divertida, ¿él había terminado con Davina? pareció leerme los pensamientos, ya que levantó su mano para permitirme ver el anillo de compromiso allí─ Alguna vez alguien me dijo que le diese ésto a la persona que amaría en todas mis vidas, me equivoqué al dársela a Davina, aún cuando siempre supe que a tí te amaba desde antes de conocerte y sé que pensarás que estoy loco pero es la verdad.
Sentí mis piernas temblar cuando se arrodilló frente a mí, mis ojos pudieron haberse llenado de lágrimas en ese instante pero evité a toda costa ponerme a lloriquear.
> ─ Antes de conocerte mi corazón ya te quería, te había esperado desde siempre, sin saber que te buscaba y sin creer que llegarías. Sin preguntas ni permisos te hiciste de un espacio que luego abarcaría todas mis horas, aunque con todas mis fuerzas me resistía a aceptar que eras real. ─él sonrió mientras bajaba su mirada por unos cuantos segundos para luego volver a poner sus ojos en los míos─ Y aún cuando me negaba a creer que podía llegarte a amar, lo hice, amé todo de tí, amé tu sonrisa, tus ojos, tus planes para tú futuro, tu gran corazón, la manera en que reías aún cuando decía algún chiste malo, tu manera de ver las cosas, la manera en que frunces el ceño y muerdes tu labio cuando algo no te gusta, o cómo evitas contacto visual cuando te sientes frustrada y enojada. Jamás, hubiera pensado en que conocería al amor de mi vida, Madison. Pero llegaste hace cincuenta años y jamás desapareciste, te sentía todo el tiempo, estás grabada en mi piel, tu voz se repite todo el tiempo, a cada segundo en mi cabeza, sé que te amaré toda mi vida, toda una eternidad, y si me permites, quiero hacerte sentir todo lo que tú provocas en mí. Y hoy, te pregunto a tí si me conderías el honor de convertirte en mi esposa, en la mujer que me acompañará por siempre.
No esperé un segundo y me tiré a sus brazos, haciendo que por poco caigamos al suelo, lo besé con toda la intensidad y fuerza del mundo, me aferré a su cuello para poder mis labios al compás de los suyos, me aferré a ese momento, que estaría grabado en mi mente junto con aquellas palabras tan hermosas porque hoy daba inicio a una historia mucho mejor que la que habíamos compartido y vivido juntos.
No podia creerlo, había esperado y ansiado este momento por tanto tiempo que ahora se me hacía tan imposible de creer que fuese real. Kol era la única persona que conseguía hacerme poner así, nerviosa, feliz y tan pero tan enamorada que no podía reaccionar ante tantas emociones que me habían invadido. Nos pusimos de pie para volver a abrazarnos y él colocó el anillo en mi anular asumiendo que mi respuesta era un sí, la verdad era que, no podía articular palabra alguna porque temía que fuese un estúpido sueño de nuevo, por esa misma razón, fui en busca de una estaca y la clavé en mi pierna soltando un fuerte chillido que alertó a Kol. Me miró como si estuviese loca.
─Quería comprobar que no fuese un sueño. ─él rió acercándose y colocó sus manos en mis mejillas, acariciándolas con suavidad.
─No es un sueño amor, esto es real.
Le sonreí, volviendo a besarlo para luego sentir como nos separaban. Eran Rebekah y Hayley, ambas chillaron al ver el anillo en mi dedo para ponerse a bailar de forma exagerada, hicieron que ambos comenzamos a reírnos por lo payasas que eran. Klaus entró con el resto de la familia para empezar a felicitarnos, Nik amenazó a Kol con que si me hería iba a matarlo nuevamente, Bekah solamente nos dijo que se encargaría de la boda, Elijah nos deseó toda la felicidad del mundo y Hayley fantaseó con nuestra luna de miel. Freya aseguró que se emborracharía en nuestra boda.
No quería estar en ningún otro lado que no fuese allí, entre los brazos de Kol, escuchando las acnédotas que Elijah y Nik nos contaba, haciéndonos reír mientras bebíamos vino blanco y festejábamos que al final, el amor siempre gana.
Kol y yo estábamos destinados a ser juntos.
Porque él era mi más grande amor, y aunque fuese un amor viejo, siempre se sentirá como nuevo. Porque con él, mi amor siempre renace, siempre florece. Nada puede pasar que me impida amarlo como lo hago porque estoy segura de que, mi corazón siempre le pertenecerá a Kol Mikaelson.
Siempre y para siempre, Kol.
-
Tengo que decir que lloré escribiendo este capítulo, me dió mucha emoción.
Se terminó la novela y como las quiero mucho, voy a hacer otra con Kol. Pero más adelante porque ahora estoy trabajando con la de Klaus y si no han ido a leerla, las obligo de forma inmediata a ir :).
GRACIAS POR TANTO APOYO. Siempre es bueno contar con lectorxs tan fieles e increíbles como ustedes, así que, muchísimas gracias. Les mando un millón de besos y nos vemos en la próxima historia.
ESTÁS LEYENDO
OLD LOVE ▬▬▬ kol mikaelson.
Fiksi PenggemarY de repente te había olvidado. Ya no recordaba tu aroma. Ya no recordaba tus besos. Ya no recordaba el sonido de tu voz. Ya no me dolías. Ya no me desvelabas. Ya no me atormentabas. Ya eras pasado: ya te había olvidado. Hasta que un día como cualqu...