4. Artes

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Minghao y Soonyoung compartían una pasión, una pasión que movía su mundo.

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Soonyoung corrió al lado de su alto amigo de ojos finos y gatunos, fisiología que compartía el par, con un toque de hombros y una sonrisa fue lo que recibió el contrario.

- Hoy comienzo, ¿podrías decirle a Minghao que hoy no podemos irnos juntos? - El castaño frunció sus labios.

- ¿Me viste cara de mensajero? Para eso existen las piernas y la boca para hablar.

Soonyoung hizo un puchero e imitó el maullido de un gato. - ¡Wonwoo, yo que t-!

- Ya, ya. Lo haré pero no grites. - Soonyoung sonrió y acomodó su mochila, no pasaron segundos cuando ya se encontraba corriendo a la salida. - Ten cuidado. - le dijo antes que estuviera demasiado lejos y el peli-negro solo le mostró el pulgar como respuesta.

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Pasó su antebrazo sobre su frente limpiando rastros de aquel líquido salado, que después de nuevamente minutos volvió aparecer. El piso y los zapatos eran los protagonistas en aquellas tres paredes; la cuarta era un espejo en su totalidad, la música era más que eso, música, era el corazón y alma de las chicas y chicos del lugar.

Cuando la música sonaba nada a su alrededor existía, sus preocupaciones, problemas y lo relacionado a pensamientos fuera del baile desaparecen, y se sumergían en el placer que les brindaba el baile. No era solo un hobby, no, era una forma de vida. El baile era una forma de olvidar cualquier dolor o problema, una forma de reflexionar o perderte en ti mismo; lo era todo.

En una melodía podías navegar y seguir la marea sin tener miedo a ahogarte, era como tocar el cielo y no tenerle miedo a caer.

- Buen trabajo, veo que durante las vacaciones practicaron. - El profesor sonrió orgulloso de sus chicos. - Pueden estirarse y luego prepararse para irse.

Soonyoung tomó un poco de agua cuando su estiramiento terminó, durante aquellos cinco minutos había vuelto un poco a su realidad. Trabajo, Wonwoo, matemáticas, Minghao. ¿Estaría preocupado por él? Sonrió ante la idea.

Después de haber tomado una ducha y haber pasado por una incómoda charla en los vestidores, se dedicó a salir de aquel edificio. No era muy tarde, hasta ahora el sol comenzaba a ocultarse con el inocente pensamiento de poder estar un segundo con su amada luna, o tal vez solo se escondía por cobardía, o bueno, solo lo hacía por la rotación de la tierra pero detalles como esos son inútiles en esta historia.

Soonyoung recorrió las calles que se sabía de memoria y que recorría hace ocho años, o diez, no lo sabe cuando se trata de tu pasión lo que menos importa es el tiempo. Tomó el metro y saludó Changkyu, un chico que siempre tomaba aquel metro. Pasaron cinco paradas y en la sexta paró, bajó y caminó nuevamente hasta llegar a aquella casa. No se molestó en tocar y abrió la puerta como si él fuera el dueño y es que lo era igualmente.

- ¡Llegó por quien llorabas! - Exclamó el peli negro.

- ¿Perdón? Ni que fueras tan indispensable para mí.. - Soonyoung hizo un puchero y se abalanzó sobre el chico.

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Minghao sonrió mientras observaba la foto de su mayor. No había algo que moviera más el corazón del chino que aquel sentimiento que se producía al agarrar su cámara y capturar paisajes y su entorno. La satisfacción de poder atrapar y guardar cosas por medio de su fiel compañero era tan gratificante, porque es que simplemente con ver fotos puedes viajar al momento de ella, poder volver a vivir aquel recuerdo y sonreír, o llorar.

Y es que, había más razones pero la favorita de Minghao era esa. Las fotografías guardaban recuerdos y sentimientos, y es que el chino soñaba ser quien ayude a los demás a almacenarlos en un pequeño pedazo de papel aunque eso suene insignificante, para Minghao era lo más hermoso que podía existir.

- ¿Qué tiene de importante esa foto? - Preguntó Mingyu durante el receso.

Minghao no lo sabía, pero el sentimiento que le transmitía era tan cálido.

Photograph » H8shiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora