Una punzada feroz hiso despertar a Tobías. Se sentó en la cama y gruñó, vio por todas partes y después inspeccionó su cuerpo cuando el frío le hiso temblar, su clavícula estaba vendada con una mancha roja. Vio su pierna, la que estaba igual. Vio al muchacho a un lado de él. Vio su rostro con su ceño fruncido, como si estuviera soñando algo. Se sentó en la cama y trató e mover su brazo. Lo último que recuerda de ayer era él cayendo al suelo. ¿En verdad él lo curó? Sabiendo que era un asesino en serie, que sin dudar lo mataría. Lo miró y supo lo buena persona que era. No tenía pensado en qué hacer con él. Por más que lo haya curado, no podía confiar, si lo llegaran a descubrir.
Cojeando se puso al lado del menor y acercó su mano a su rostro pálido. Su mano acarició su mejilla hasta sus cabellos, acariciando hasta que el rostro tenso se relajó. Se giró a la puerta y vio el charco de sangre seca en el suelo. Con esfuerzo limpió todo.
Suspiró y se fue a la cocina. Buscó en su refrigerador algo de comida, solo tenía carne del día anterior, pero podía hacer algo, vivía solo, sabía cocinar carne y algo de arroz.
(...)
El menor despertó y un olor a carne invadió sus fosas nasales. Tan rápido como llegó el olor a él, su estómago rugió de hambre. Vio a un lado y en una mesita de noche había un plato con un pedazo de carne y arroz. Lo miró con desconfianza y se paró de la cama en busca de Tobías. El cual estaba vestido con más ropa que abrigaba sentado en la mesa.
-H-Hola.- bajó la mirada no viendo la mirada que le lanzó Tobías. No se movió de su sitio esperando una respuesta. Sólo vio la libreta ya conocida caer a sus pies. Y en él decía en grande un "Hola". Tobías quería preguntarle si comería, pero no quería verse preocupado. El chico asintió y se devolvió.
Tobías se impresionó cuando vio otro plato en la mesa y al chico en frente.
-¿E-Estás bien?.- se notó la preocupación en sus palabras. Tobías lo quedó viendo y asintió. El menor asintió con lentitud comenzó a comer. El muchacho se preguntaba el por qué no hablaba. Cepilló su labio inferior con su diente y miró hacia Tobías.- ¿P-Por qué n-no hablas?.- como si de un niño se tratara, su mirada se formó de alguna manera más inocente de lo que era. Tobías lo quedó viendo, aquellos ojos azules, casi sin brillo y su cabello castaño alborotado.- ¿E-Eres m-mudo?.- negó.- P-Perdón p-por las preguntas.- bajó la cabeza para seguir comiendo.
-No, no soy mudo.- su voz gutural hiso que un temblor recorriera el cuerpo del chico y su corazón latiera a mil. Se congeló y asintió.- Tu nombre.- ordenó serio.
-E-Estefan.- ahora el que tembló fue Tobías. ¿Qué mierda significaba eso? ¿Por qué después de tantos años volvió a escuchar aquel nombre. No dijo nada más. Se paró de la mesa con rapidez y tomó el plato y se dirigió a la cocina.
Esteban se extrañó por la actitud, pero, qué podía decir él, era un loco y un asesino, los locos son prácticamente impredecibles. Siguió comiendo en silencio con algo de culpa, pensó que tal vez dijo algo mal.
En el resto del día Esteban se sentó en la misma esquina en la que estaba en primer lugar y se sentó a reflexionar. Tobías por su parte, cuando llegó la noche, se fue a la calle a despejar su mente a su manera.
Cuando llegó su ropa estaba ensangrentada, pero la rabia que sentía no lograba que su mente se despejara. El grandísimo hijo puta se atrevió a herirlo con una navaja. Por la rabia y la adrenalina, mató a las dos personas. Sí, no quería hacerlo, pero dejarlo más lastimado de lo que está. Y no se pudo controlar bien con un pensamiento tan pesado como aquel.
Esteban se sobresaltó cuando Tobías azotó la puerta de la casa. Lo vio con preocupación cuando vio su brazo sangrando. Lo veía muy furioso, no quería acercarse, pero el hecho de que su brazo sangrara.
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LA MUERTE (YAOI/GAY)
FantastikTobías empezó siendo un pequeño niño que apenas sabía como era el mundo en realidad, hasta que empieza a ver claramente de como jugar sus pocas cartas cuando la muerte empieza a quitarle de a poco a la gente que más ama en el mundo. Cuando llega el...