Capítulo 6

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Se acostó y se encogió en la cama sintiendo el frío calarle el cuerpo. Su cuerpo tembló un poco y le costó dormirse aquella noche. Pero cuando sus ojos se estaban por cerrar, un estruendoso, demasiado estruendoso sonido se escuchó dentro de la habitación. Tobías se paró de inmediato echándole un vistazo a la habitación. Frunció el ceño al no encontrar nada, solo la puerta de entrada abierta hasta atrás.

Esteban por su parte se sentó en guardia en el suelo de madera, viendo aterrorizado a Tobías.

-Q-Que...- quiso hablar, pero Tobías lo paró con una mano. El viento no era excesivo como para abrir de aquella manera tan bruta la puerta. Tomó su machete y se acercó a la salida, terminando en la entrada del porche. Vio para todos lados. Todo era oscuro, y daba miedo, pero a Tobías aquello no le afectaba mucho.

-¿Eeh?...- la puerta repentinamente se cerró a sus espaldas, dejándolo afuera y a Esteban a dentro, que al ver como la puerta se cerraba corrió hasta ella y la trató de abrir.

-S-Se atoró.- Tobías gruñó y se acercó a la puerta. Dos intentos en vano para tratar de abrirla. No quería romper su manilla, pero era eso o morir de hipotermia. Cuando estuvo a punto de destruir el objeto metálico, una sombra oscura le rozó el cuerpo. Por el rabillo del ojo vio a la sombra moverse en zigzag hasta él. Frunció el ceño y esperó al ente con su tomajock en guardia. Cuando iba a atacar, la sombra se desvaneció. Fue en ese momento que Estaban pudo abrir la puerta, pero cuando iba a dar un paso fuera, un fuertísimo golpe lo tiró fuera del porche y a unos metro de Tobías, que al ver al menor tirado en el suelo se acercó para levantarlo y tirarlo hacia su cuerpo rodeándole le cintura con una mano fuertemente. Al menor el acto le dolió un poco, pero era aquello o estar desprotegido fuera del violento abrazo del mayor.

La sombra que vio se seguía burlando de él y corría en círculos. Tobías se preguntaba el por qué hacía aquello. Lo desesperaba.

-¡AAGH! ¡Por el amor al infierno! ¡Muéstrate de una maldita vez!.- el ruido que hacían las hojas al rozar el cuerpo en movimiento, se detuvo. Un silencio sepulcral, que desesperó a Tobías e hiso temblar de miedo a Esteban, que sin poder evitarlo, se escondió en el pecho del mayor.

Un golpe en la espalda de Tobías lo hiso caer con Esteban, pero antes que tocara el suelo. Esteban fantásticamente se encontraba a unos metros de Tobías. No vaciló o miró a su alrededor, se quiso acercar, pero una mano en su nuca no lo dejó. Gimoteó del miedo y se quedó helado.

-Si en verdad quieres al humano, demuéstralo.- al menor le tembló el cuerpo a escuchar la cavernosa voz de mujer. ¿Qué mierda estaba pasando ahí?.

Tobías gruñó al ver a un muchacho, de ojos rojos y piel blanca pintada con unas venas violáceas, su voz no coincidía con su aspecto y no mostraba expresión alguna. Era como si lo controlaran y que otra persona estuviera hablando.

La mano cada vez fue apretando más y más en la nuca del menor haciéndolo quejarse y encogerse del intenso dolor.

-¡Ya déjalo en paz maldita sea!.- se paró, pero antes de dar un paso más, sintió como sus brazos fueron fuertemente agarrados por unas manos. A su lado, una muchacha y otro muchacho miraban al frente.

-No te resistas Tobías.- el menor gemía cada vez más fuerte, mirando con ojos de súplica al mayor.

-¡Maldita sea no! ¡Lo lastimas pedazo de mierda!.- se movió fuertemente, pero sólo consiguió que le dolieran los brazos. El agarre de esas dos entes era como tener grilletes de cementos.

-A-A-yu-da.- Esteban sentía que se asfixiaba. Casi podía sentir como lentamente el ente aprieta, con intenciones de clavar sus dedos en el cuello hasta perforarlo.

LA MUERTE (YAOI/GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora