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El sentimiento de tristeza que sintió cuando se dio cuenta de que su vida estaba prácticamente arruinada, no se comparaba para nada con el sentimiento de enojo que en esos momentos estaba sintiendo. Además de, por supuesto, sentirse bastante humillado.

Tuvo la esperanza de no tener que acercarse nunca más al padre de NamJoon, pero cada día se decía que no debía esperar mucho porque sin duda la suerte no estaba de su lado y la vida jamás le daría el brazo a torcer. Últimamente sentía muchas cosas, pero lejos estaba la felicidad. Nada lo satisfacía, y algo le decía que luego de esa noche peores cosas sucederían. ¿La peor? Estaba cerca de su celo y podía decir que incluso oía una voz que le susurraba constantemente "peligro" como una especie de advertencia.

La semana no había sido del todo mala, pero podría jurar que tuvo mejores incluso en su adolescencia cuando vivía con su madre hablando y criticando cada una de las cosas que hacía. NamJoon y él se la pasaron yendo de un lado a otro, pero por separado. Excepto el viernes. El viernes fue el peor día porque tuvo que ir a comprar ropa, pero no cualquier tipo de ropa, sino ropa elegante y que fuese presentable como para ir al evento. Obligadamente tuvo que ir, claro está.

Y odió todo, incluso hasta antes de llegar al lugar. Porque sí, la ropa que tanto NamJoon como él estaban usando era bonita, costosa y elegante, pero no le agradaba el ambiente en lo absoluto. Se sentía un títere más, como cada una de las personas que se encontraban en el lugar fingiendo sonrisas, halagando para quedar bien y usando la misma ropa costosa sólo para dar buena imagen.

Era como JiMin veía a la mismísima sociedad: llena de apariencias, halagos innecesarios; la falsedad desbordando de todo aquel que se encontraba en el lugar. La sociedad en su estado más real en una sola habitación. Casi parecía arte de lo tan real y descriptivo que era.

El lugar en el que estaban era la casa de uno de los socios de Jong Woon. Varias personas caminaban con vasos de champagne en sus manos. Alfas imponentes desfilando con bonitas Omegas a su costado con vestidos ceñidos, y casi que se sentía de tal manera, aunque la diferencia era que él no se colgaba del brazo de NamJoon forzadamente como las Omegas parecían hacerlo, no porque ellas no querían sino porque los Alfas parecían irritados. Él se encontraba al lado de NamJoon mientras que éste lo tenía sostenido de la mano suavemente pero con firmeza a la vez, dando leves caricias de modo de apoyo sabiendo lo mal que le hacía estar en tal situación.

NamJoon mantenía una expresión seria como cada uno de los Alfas que estaban en el lugar, como si de alguna manera estuviese pensando lo peor de cada uno. Pero estaba seguro de que NamJoon, al igual que él, sólo aparentaba. La única diferencia era que él debía aparentar sonrisas por estar junto a NamJoon, feliz de tener un Alfa como lo era el suyo, tal cual las Omegas en el lugar hacían, pero no podía. No lo lograba. NamJoon de seguro se había acostumbrado al acompañar por tanto tiempo a su padre a ese tipo de lugares, pero simplemente él no podía lograrlo. No le salía y agradecía que NamJoon no le dijera nada ni le exigiera, pero sí había visto las miradas que Jong Woon le daba desde una buena distancia, mientras hablaba con distintos Alfas.

Habían muchos Alfas, y admitía que lograba ponerlo nervioso, por lo que no le importaba tener a NamJoon tan cerca, como si de alguna manera fuese protegerlo de algo que probablemente no le harían, pues el apellido Kim era muy conocido en todo Corea del Sur, el poder era mucho y nadie se creía aquello de que Kim Jong Woon hacía sólo trabajos limpios. Sin embargo, nadie hablaba de ello ya que era mejor mantener el cofre de Pandora bien cerrado porque más de uno saldría perjudicado.

❀Mordida Equivocada ❀ ɴᴀᴍᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora