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Era el primer día de clases. Uno típico en mi escuela. En cuanto llegara a casa, respondería a la pregunta de mamá: Igual a todos los demás. ¿Igual a todos los demás qué? Pues igual a todos los demás días de la año. Mi vida era predecible, casi parecía una rutina. Por eso les quiero contar la historia, de como mi vida se volvió impredecible y propia. Algo que por más años pasen, no olvidaré:

Todos los años llegaban nuevos compañeros. Ese año, fueron dos;  Silvia, e Iván.
Como la primera parecía ya haber hecho nuevas amistades, me enfoqué en el segundo.
"No le interesa conquistar chicas, y no se esfuerza en lo más mínimo para hacer amigos. Parece el tipo de persona que prefiere estar solo... "

Sonó el timbre y me di cuenta de que todo ese rato había estado observándolo y haciendo teorías sobre él.
Me acerque al lugar donde estaba guardando algunas cosas en su mochila y le hablé.

- Hola. - Guau, que gran comienzo, ¿no? Por lo menos seguía consciente. Soy pésima para hablar con chicos.

- Hola.

Hubo un momento de silencio. No sabía que decir, y parecía que a él no le interesaba.

- Me llamo Emma ¿y tú?

- Iván, ¿no escuchaste cuando pasé al frente?

Pues claro que escuché cuando pasó al frente. Qué tonta.

- Lo siento. - Respondí avergonzada.

"¿Por que se ríe?"

- No me molesta, supongo que no es tu don dar buenas primeras impresiones.- Sonrió, y sonreí yo también.

Hablamos un poco sobre cómo había sido su primer día.

- ¿Sabes? Se me acaba de ocurrir una idea. -Dije al rato.

- ¿Sí? ¿Y me la vas a decir? - Se sentó en la mesa a la espera de que hablara.

- Si. - Lo imité, y seguí.- ¿Qué tal si te invito a estudiar?

- No lo sé... -Puso una cara dudativa, pero después se puso a reír divertido. - Sí, es una buena idea.

- ¿Estás seguro?- Si él jugaba yo también.- Te veías un poco inseguro al principio...

- ¡Solo te estaba haciendo una broma! No pensé que fuera tan convincente, quizá debería ser actor.- Dijo en una sonrisa pícara.

Era un chico simpático.
"Y lindo" pensé.

- Entonces...

- ¿Tocas algún instrumento? - Me relajé un poco al darme cuenta de que él también quería seguir la conversación.

- Canto un poco, pero nada más, ¿Y tú?

- De momento solo un poco la guitarra... - Silencio.- Canta.

-¿Qué?- Por un momento pensé haber escuchado mal.

-Que cantes. Vamos, de seguro cantas bien. Te prometo que no me pondre a reír.

- Y yo te prometo que me verás cantar algún día. Pero no ahora; Debo irme.- Solo era una excusa, claro. Pero cantar era algo intimo para mí, y no me sentía cómoda compartiéndolo con un chico al que acababa de conocer.

- Está bien. -Se había dado por rendido.- A la próxima será.

-Gracias - Suspiré aliviada.- Por lo general los chicos del curso son unos idiotas. -Me arrepentí de haber dicho eso al instante, pero ya era muy tarde.- Digo.. no todos... -Vaya, que intento tan fallido de arreglar las cosas.

- Lo tomaré como un cumplido.-Soltó una carcajada, como si fuera el mejor chiste del mundo.
Lo mire algo perpleja, pero no tardó en contagiarme, y nos empezamos a reír los dos juntos. Estuvimos un buen rato así. Hubiésemos estado aún más tiempo charlando y riendo, de no ser porque se nos hacía tarde. Era hora de la despedida.

- Bueno... Supongo que mañana nos vemos... - Tomé mis cosas y me disponía a irme cuando me llamó.

- ¡Espera! - Dudó un momento y dijo.- ¿Te puedo acompañar?

Imposiblemente Perfecto. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora