Capítulo XXIII

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POV ROI

- Ya chicos, tampoco hace falta que nos enseñéis como os coméis la boca -soltó Amaia haciendo que todos explotaramos a reír

- Voy a buscar más hielo -dijo Miriam mientras se levantaba

- Voy contigo -y la seguí hasta la cocina

Cuando llegué ella estaba abriendo el congelador para sacar lo bolsa de hielo, me fui acercando poco a poco, cuando cogió la bolsa y la dejo encima de la mesa, hice que se girara y no al momento la besé, al principio no me siguió pero después se relajo y me agarró del cuello haciendo que nuestras bocas no se separaran hasta que nos quedamos sin respiración.

- ¿Que ha sido eso? -preguntó una vez que nos separamos

- Tenía ganas de besarte -dije apoyando mi frente en la suya- estoy cansado de esconderme

- Roi por favor ya lo hablamos tú y yo solamente somos amigos con beneficios -dijo mientras se separaba

- Miriam yo ya no quiero ser solamente tu amigo -dije mientras le acariciaba el brazo

- Roi -se volvió a separar de mí- ¿Qué te dije cuando empezamos con todo esto?

- Que no nos podíamos enamorar -dije agachando la cabeza, sin ser capaz de mirarle a los ojos

- Pues eso -cogió la bolsa y se acercó hacia la puerta para irse- Roi nuestra relación se basa en ser amigos sin sentimientos confusos por en medio. Lo tomas o lo dejas -y dicho esto salió por la puerta

Mi cabeza me decía que tenía que aguantar, que hicimos una promesa que solamente nos acostaríamos, pero me he enamorado locamente y he roto nuestro acuerdo. Al cabo de unos minutos pensando decidí salir para seguir con la cena y dejar de pensar.

POV AMAIA 

Miriam y Roi desde que volvieron de la cocina estaban un poco distantes, en cambio Aitana y Cepeda se podía decir que estaban juntos de una vez por todas. Seguimos jugando a verdad o reto.

- ¿Alfred verdad o reto? -le preguntó Aitana

- Atrévete a tocar la guitarra delante de nosotros -propuse sin pensar queriendo que tocara delante de sus mejores amigos

- Amaia -dijo flojo Cepeda

- Alfred no hace falta si -dijo Miriam

Entonces Alfred se giró y me miró, sus ojos se volvieron muy oscuros, se podía notar que estaba incómodo, se le estaba marcando mucho la mandíbula y también sus brazos estaban como rocas, sin decir nada se levantó y cogió la guitarra de Roi, se sentó en una silla estando al frente de todos, respiró hondo un par de veces  me miró por ultima vez antes de tocar. Nadie hacia ni un solo ruido Aitana, Miriam, Cepeda y Roi estaban con los ojos como platos por la sorpresa al ver que  Alfred había decidido tocar después de tantos años. 

Empezó a tocar la guitarra a penas se oía parecía que tenía miedo de tocar, volvió a levantar los ojos conectándolos con los míos. Pude descifrar la canción y empezó a cantar "Maldita dulzura".

Hablemos de ruina y espina

hablemos de polvo y herida

de mi miedo a las alturas

lo que quieras pero hablemos

de todo menos del tiempo

que se escurre entre los dedos

Al principio no me miraba, pero poco a poco hizo que sintiera como si solamente existiéramos nosotros dos.

Hablemos para no oirnos

bebamos para no vernos

hablando pasan los dias

que nos quedan para irnos

yo al bucle de tu olvido

tu al redil de mis instintos

Pude notar su dolor, entendía perfectamente lo que me quería decir, lo que él sentía yo también lo estaba sintiendo

Maldita dulzura la tuya

maldita dulzura la tuya

maldita dulzura la tuya

me hablas de ruina y espina

te clavas el polvo en la herida

me culpas de las alturas

que ves desde tus zapatos

no quieres hablar del tiempo

aunque este de nuestro lado

y hablas para no oirme

y bebes para no verme

yo callo y rio y bebo

no doy tregua ni consuelo

y no es por maldad lo juro

es que me divierte el juego

maldita dulzura la mia

maldita dulzura la mia

maldita dulzura la mia

maldita dulzura la nuestra

En toda la canción no me dejo de mirar, hizo que estuviera tan pendiente de él de su mensaje de su voz, de sus ojos, de su boca, que no me di cuenta de cuando terminó de cantar. 

- Alfred -dijo Aitana con miedo de romper el ambiente que se había creado

- Él otro día canté Georgia en el restaurante de Berta -miraba hacia un punto fijo- y toque el trombón -una sonrisa de nostalgia apareció en su rostro- fui capaz, he decidido que es hora de cambiar y de volver a ser el chico que fui un día -me miró y mis ojos estaban con lágrimas- ese que cuando entraba en su habitación y no salía de ahí durante horas ya que estaba absorto en mi música.

- Estoy feliz de que quieras volver a ser mi compañero de música -soltó Roi

- Creo que necesitaba volver a sentir un instrumento 

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Holaaa,

No sabía muy bien como seguir este capítulo, tengo las ideas claras pero me esta costando plasmarlas en los capítulos. Contadme vuestras opiniones y si Alfred está haciendo bien en volver a ser ese chico al que todo el mundo quería. 

Os leo siempre y estoy muy feliz de que os guste.

Un saludo el/la escritor/a

El verano de nuestras vidas -ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora